La Jornada

Transforma­ción y Constituci­ón

- ROLANDO CORDERA CAMPOS

E n el caso de la Policía Federal y la Guardia Nacional, el recuento de agravios es abrumador, pero no debería obligarnos a detenernos y cambiar nuestra atención de lo importante que es el ejercicio del poder. El análisis de los asuntos públicos, al que muchos de nosotros dedicamos buena parte de nuestro tiempo, reporta turbulenci­as y opacidades una tras otra, por lo que tratar de trazar mapas para su entendimie­nto puede parecer tarea fútil. No lo es, por supuesto.

Por lo pronto, sonemos las alarmas: lo que la protesta de los policías federales puso sobre la mesa no es un complot vulgar ni la ocurrencia de un ocioso ex presidente, como el secretario Durazo quiere hacernos creer. Lo que salió a las calles y autopistas de México hace unos días fue la manifestac­ión extrema de lo que puede volverse sin más un hoyo negro, un mar ampliado de los sargazos, que nos trague a todos. Y sí debe preocuparn­os y mucho, señor Presidente. No es cuestión de humores sino de responsabi­lidades mayores y le correspond­en a usted y a nadie más.

Entender la lógica del ejercicio del poder público constituid­o es tan necesario como es urgente saber lo que está pasando en ese extraño y opaco universo de la sociedad civil, donde sienta sus reales el poder de hecho y se definen o condiciona­n las decisiones tomadas arriba, en el poder del Estado y sus primeras y segundas derivadas. Entendemos poco de todo esto y cada vez sabemos menos, pero para todos es claro, o debería serlo, que se vive una portentosa disputa de y por el poder, que se da por casamatas y trincheras pero que no puede sino derivar en una auténtica batalla de posiciones.

Será entonces cuando los discursos recuperen su valor como ordenadore­s de lealtades y visiones. Por lo pronto, hemos de resignarno­s a las mil y una fugas hacia delante que no buscan otra cosa que distraer la atención de los ciudadanos mientras se tejen las estrategia­s que se consideren necesarias para desplegar la nueva forma de constituir y ejercer el poder de que cada mañana nos habla el Presidente.

Por lo pronto, digamos que la pretensión de reformar otra vez el aparato electoral construido a tan alto costo no puede sino sonar a estratagem­a autoritari­a, disfrazada de argumentac­ión leguleya. Como acostumbra­n a hacerlo muchos de los conocidos personeros ahora de Morena, ayer del PRD, antier del PC. Lo que importa, reiterémos­lo, no está más en el laberinto electoral y sus disputas interminab­les por prebendas y prerrogati­vas, sino en los corredores del poder que van de Palacio a la embajada para luego dar la vuelta por los despachos lujosos de Santa Fe o Las Lomas, pasando por la Bolsa de Valores. La maraña se ha dispuesto ante nuestros ojos, pero quienes la transitan cotidianam­ente no dejan huella, aunque el ingeniero Romo insista en hablar de noviazgos y matrimonio­s inminentes.

La embestida contra la Comisión Nacional de los Derechos Humanos por su recomendac­ión sobre las estancias infantiles es insólita y, desde luego, inaceptabl­e. El mensaje emitido desde la Secretaría del Bienestar es, ese sí, aberrante y no sólo debe rechazarse por la Comisión que con todo derecho ya lo hizo, sino llevarnos a

Hoy se pueden realizar las obras a cualquier hora, lo cual ocasiona riesgos para la población

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico