La Jornada

Pequeños músicos morelenses ofrecieron un concierto lleno de frescura en Los Pinos

La orquesta Sonemos se presentó en el complejo cultural como parte del programa Semilleros Creativos, del Sistema Nacional de Fomento Musical

- ÁNGEL VARGAS

Frescura y poderío sonoro, pero sobre todo alegría, honestidad y pundonor fueron las virtudes que prodigó este sábado la Orquesta Sinfónica Comunitari­a Sonemos, de Morelos, en su actuación en el Complejo Cultural Los Pinos.

A la novel agrupación infantil y juvenil, integrada por 87 elementos de entre 10 y 17 años, le correspond­ió inaugurar el ciclo musical Sonemos en Los Pinos, en el cual se presentará­n en la otrora residencia presidenci­al durante lo que resta del año algunas de las 100 orquestas del programa Semilleros Creativos, que coordina el Sistema Nacional de Fomento Musical.

Esta iniciativa, explicaron sus promotores de la Secretaría de Cultura federal, tiene el objetivo de “desvelar al público cómo a través de los principios de inclusión y no discrimina­ción, niños, niñas y adolescent­es de comunidade­s vulnerable­s pueden acercarse al arte y a la cultura de manera activa”.

Realizado en la cancha de tenis del complejo cultural, fue un concierto emotivo que después de 80 minutos culminó de manera festiva, con gran parte del público de pie, bailando y, de forma literal, dando chistosos saltitos al compás de las alegres notas de Los chinelos, pieza propia de las tradiciona­les festividad­es en la entidad morelense.

Esperanza e identidad

Bajo la dirección del músico tlaxcaltec­a Alberto Torres Xocolotzi, la Orquesta Sinfónica Comunitari­a Sonemos interpretó un variopinto programa que a decir de la coordinado­ra general del Sistema de Agrupacion­es Musicales Comunitari­as Sonemos, Laura Calderón, tuvo como temas centrales la esperanza, la diversidad cultural, la identidad y los movimiento­s sociales que han provocado cambios en el mundo.

Las obra fueron la Obertura de la ópera El barbero de Sevilla, de Gioachino Rossini; Poeta y campesino, de Franz von Suppé; la Obertura 1812, de Piotr Ilich Tchaikovsk­y; el Vals número 2, de Dmitri Schostakoc­hiv, y Cortés en Cuahnáhuac, de Guillermo Nápoles, así como Queen on Stage, arreglo musical de Paul Murtha a piezas del grupo de Queen.

El factor común de todas ellas fue la sinceridad y la garra con la que fueron interpreta­das por los 87 pequeños músicos procedente­s de los municipios de Tepoztlán, Cuernavaca, Emiliano Zapata, Huitzilac, Temixco, Xochitepec y Yautepec, Morelos. Una gran fiesta musical para las más de 200 personas que conformaro­n el público.

Para el director artístico y líder moral del sistema Sonemos, el compositor Arturo Márquez, está presentaci­ón resultó muy de su agrado y satisfacto­ria, más aún porque los integrante­s de la orquesta no son propiament­e estudiante­s de música.

“La realidad es que la música que están haciendo es maravillos­a. Conforme los niños han ido creciendo, han avanzado en complejida­d técnica y de repertorio. Estamos en un nivel medio avanzado y sé que en unos años más esta orquesta será maravillos­a, a un nivel elevado. Pero hoy está sonando muy bien.”

El reconocido creador sonorense, autor del Danzón número 2, recordó que el sistema Sonemos tiene ya seis años de trabajo en Morelos y que a la fecha cuenta con una banda, una orquesta sinfónica y un coro.

En total se atienden a más de 200 niños, con una plantilla de 18 profesores, además de un proyecto de educación musical instrument­ado desde el año pasado en primarias y secundaria­s morelenses, a partir de la creación de ensambles de diferentes instrument­os.

El de las agrupacion­es musicales comunitari­as “es un proyecto federal; tratamos de que crezca, porque la única manera de que nuestro país lo haga es abrazando a nuestros niños por medio de la educación, y la educación musical es una de las mejores maneras en la que podemos abrazar a nuestros niños para un futuro mejor”, destacó Arturo Márquez en entrevista con La Jornada.

“Es un proyecto que aparenteme­nte tiene como línea sólo a la música, pero ésta es un principio para llegar a lo verdadero: los valores, la disciplina, y a lograr que los niños encuentren su dignidad.”

El compositor recordó que Morelos es una entidad con problemas de insegurida­d y violencia, y que una forma de contrarres­tar e incluso prevenir ese panorama es invertir en la infancia y la juventud.

“Si hubiera la manera de que se les diera más cuidado a estos progrmas, no sería tan difícil pensar en que los niños y los jóvenes puedan tener otras alternativ­as y un desarrollo sano a través de la educación artística, el deporte y la ciencia, sin que ello signifique dejar de lado su educación primaria o secundaria.”

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 ??  ?? El director Arturo Márquez acompañó a los 87 niños en un repertorio cuyo eje fue la diversidad cultural y la identidad. Fotos Guillermo Sologuren
El director Arturo Márquez acompañó a los 87 niños en un repertorio cuyo eje fue la diversidad cultural y la identidad. Fotos Guillermo Sologuren

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