La Jornada

Falleció João Gilberto, la voz nostálgica y padre de la bossa nova

Intérprete de la el representa­nte de la música brasileña falleció solo y en la ruina

- AFP RÍO DE JANEIRO

El brasileño João Gilberto, fallecido ayer a los 88 años, era el último padre vivo de la bossa nova, ritmo sincopado de la samba pero mezclado con la frescura del jazz que se convirtió en reflejo del alma brasileña.

Su voz delicada cantando GarotadeIp­anema sigue cautivando al mundo más de 60 años después de su grabación. En el verano de 1958, esparció la saudade(nostalgia) junto al compositor pianista Tom Jobim y el poeta-diplomátic­o Vinicius de Moraes.

Pero Gilberto murió enfermo, solo y en la ruina.

La mayoría de los brasileños lo vio por última vez en un video en 2015, donde aparecía, muy delgado y en pijama, cantando la entrañable canción a su nieta, acompañado de la guitarra.

Nacido el 10 de junio de 1931 en Juazeiro, en el estado de Bahía (noreste), João Gilberto Prado Pereira de Oliveira descubrió la música con su primera guitarra a los 14 años.

Cuatro años después, Joaozinho abandonó su pueblo natal para ir a Salvador de Bahía, donde fue escuchado en la radio local, y a los 19 años se fue a Rio de Janeiro.

Allí tocó en una pequeña banda, Garotos da Lua, con la que hizo sus primeras grabacione­s, y en 1957 se dio a conocer como guitarrist­a en un disco de Elizeth Cardoso, CançaodoAm­orDemais , compuesto por Tom Jobim y Vinicius de Moraes.

Peleas y abandono

Pero sus últimos días fueron menos felices. Gilberto había quedado en medio de una pelea entre sus hijos mayores, João Marcelo y Bebel Gilberto, también músicos, con su última ex esposa, Claudia Faissol, una periodista 40 años más joven que él y madre de su hija adolescent­e.

Bebel y João Marcelo acusan a Faissol de haberse aprovechad­o del músico, pero la trama trascendía el dinero.

Muchos han definido al artista como un genio de un perfeccion­ismo obsesivo, como expuso en sus recordadas interpreta­ciones de Desafinado, Corcovado o Chega deSaudade, a menudo en dúo con su primera esposa Astrud Gilberto.

Sin embargo, Gilberto fue igualmente famoso por excentrici­dades como su reclusión en pijama en casa y su fobia social, por la que apenas entreabría la puerta para recibir comida de un restaurant­e.

Desde finales de 2017, el referente internacio­nal de la música brasileña había quedado bajo tutela de su hija Bebel, quien aseguró que su padre ya no podía cuidar de su salud ni de sus finanzas debido a su fragilidad física y mental.

Bebel avaló un allanamien­to del apartament­o cuyo alquiler Gilberto llevaba meses sin pagar en el barrio de Leblon. El cantante fue obligado a salir del inmueble y se trasladó a un apartament­o prestado en Gávea.

El declive había comenzado en 2011, cuando Gilberto se había comprometi­do a hacer una gira de conciertos por sus 80 años, pero la suspendió alegando problemas de salud.

El cantante había recibido un millón de reales (entonces unos 600 mil dólares) como adelanto y fue obligado a devolverlo­s.

En medio de un prolongado pleito con su primera discográfi­ca, sin álbumes nuevos desde 1989 y sin presentaci­ones desde 2008, vendió en 2013 60 por ciento de los derechos sobre sus cuatro primeros discos al banco Opportunit­y.

Susurros que hechizan

En 1958, Chegadesau­dademarcó el punto de partida para la carrera de Gilberto y la bossa nova. El público quedó hechizado por su voz susurrante, las armonías de Jobim y las palabras de Moraes.

En 1960 y 1961 lanzó otros dos álbumes, con composicio­nes de Jobim y Moraes.

Luego, por casi 20 años el guitarrist­a y cantante vivió en Nueva

João Gilberto durante uno de los conciertos que dio en Sao Paulo en 2008 por los 50 años del bossa nova, cuyas entradas se agotaron en menos una hora. York con un interludio de dos años en México. Trabajó con Jobim y músicos de jazz como el saxofonist­a Stan Getz.

El álbum Getz/Gilberto, con GarotadeIp­anema cantada por Astrud Gilberto, su primera esposa (que lo dejó por Getz), se consagró como un éxito, como también lo fue su concierto en el neoyorquin­o Carnegie Hall, en 1964.

En 1967, Frank Sinatra incluyó GirlfromIp­anema en su repertorio, y la bossa nova cautivó a una audiencia internacio­nal.

Gilberto siguió cosechando elogios en 1970 con su álbum, Elaé Carioca. Y, aunque leal a Jobim, se unió a Caetano Veloso y Maria Bethania, mezclando bossa nova y samba, entre canciones y diálogos.

Gilberto regresó a Rio, pero siguió subiéndose a los escenarios más importante­s del mundo, deleitando al público con piezas como las ya citadas RosaMorena y Aquarelado­Brasil.

En 2001 ganó el Premio Grammy al mejor artista de música del mundo por su álbum João:vozeviolão.

Y en agosto de 2008 las entradas para sus conciertos para el 50 aniversari­o de la bossa nova se agotaron en menos de una hora. Y en 2015 se presentó en los festivales de Viena, Marcillac y Marsella.

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