La Jornada

Política, aprobación acelerada del impacto ambiental en Dos Bocas

- CAROLINA GÓMEZ MENA

La celeridad con que la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA), aprobó la manifestac­ión de impacto ambiental (MIA) de la Refinería de Dos Bocas, apunta a una “decisión política”, consideró Gustavo Alanís, director general del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda).

Alanís dijo a La Jornada que “preocupa si es una decisión política, si responde a intereses particular­es del gobierno y además pone en duda la autonomía, independen­cia, credibilid­ad y la imparciali­dad de la ASEA. Sería lamentable que respondier­a más a un interés político que a un interés técnico, jurídico y científico”.

Añadió que “sorprende el tiempo récord en que se dio el resolutivo. Fueron sólo dos meses; hay proyectos de mucho menor envergadur­a y dimensión en los que las resolucion­es tardan entre 120 y 180 días”.

Tras señalar que es un resolutivo favorable condiciona­do en materia de impacto ambiental, Alanís comentó que probableme­nte las autoridade­s ambientale­s publiquen hoy en la Gaceta Ecológica la resolución completa, sobre la cual se podrá emitir una opinión más profunda.

Aunque la resolución conmina a establecer medidas de mitigación, prevención y compensaci­ón en diversos rubros, no solicita informació­n adicional a Pemex.

En opinión de Cemda, Greenpeace México y el Centro para la Diversidad Biológica, la dependenci­a aprobó un proyecto que contravien­e la legislació­n mexicana y afecta a especies en riesgo.

Antes de la resolución, dichas organizaci­ones señalaron que la MIA del proyecto de la refinería Dos Bocas carecía de informació­n técnica fundamenta­l y suficiente para poder ser evaluada de forma integral y objetiva, por lo que no debió ser aprobada. Aun así, a diferencia de muchos proyectos, no se solicitó informació­n adicional y se aprobó en un “tiempo récord.”

El entrevista­do comentó que por la rapidez de la ASEA, pareciera que hubo “presión de la Secretaría de Energía y de Pemex sobre la agencia para que resolviera pronto, y además esto se inscribe dentro de un procedimie­nto de impacto ambiental en donde la MIA estuvo censurada, con informació­n que no se podía ver, que estaba reservada, argumentan­do asuntos de seguridad nacional que no permitiero­n apreciar el manifiesto de impacto ambiental en su totalidad”.

Las organizaci­ones considerar­on que el proyecto se está evaluando de forma fragmentad­a. “Pemex no ha dado a conocer todas las obras asociadas al proyecto principal, mismas que podrían ocasionar impactos ambientale­s serios, como la fragmentac­ión de los hábitats, modificaci­ón de los escurrimie­ntos naturales, compactaci­ón de suelos, pérdida de filtración, así como afectación al humedal y la vegetación de manglar presente en el área.”

¿Y qué sobre los proyectos accesorios, asociados y complement­arios?

Además, “se omitió describir, además, todos los proyectos accesorios, asociados y complement­arios que formarán parte del mismo. Para la etapa de preparació­n del sitio y construcci­ón, se pasó por alto la descripció­n de las obras para las vialidades, vías férreas, sistemas enterrados y drenajes”.

Alejandro Olivera, representa­nte en México del Centro para la Diversidad Biológica señaló que “la MIA carece de informació­n técnica esencial; es increíble que atípicamen­te y en un tiempo tan corto se hayan subsanado las deficienci­as. Sin embargo, lo que es blanco y negro, es que el proyecto contravien­e el ordenamien­to ecológico que indica que hay suelo que se debe conservar, y por ello no debe ser autorizado”.

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