La Jornada

AMLO olvidó a los productore­s de café, acusan en Atoyac de Álvarez

Exigen una política de Estado para el sector y créditos

- SERGIO OCAMPO ARISTA CORRESPONS­AL ATOYAC DE ÁLVAREZ, GRO.

Productore­s de café de este municipio de la Costa Grande de Guerrero pidieron al presidente Andrés Manuel López Obrador que cumpla con lo prometido en su Proyecto Alternativ­o de Nación: impulsar una política de Estado “para que valga el grano”; crear un instituto del ramo y un sistema de financiami­ento y crédito.

Lamentaron que apoye a la trasnacion­al Nestlé y que haya entregado 100 millones de dólares a los caficultor­es de Honduras y El Salvador, pues “se olvidó de los mexicanos”.

La semana pasada en Acapulco, productore­s de las regiones de la Costa Grande y la Montaña acordaron realizar una movilizaci­ón nacional para exigir al gobierno federal que apoye a los productore­s de café.

En entrevista, los cafetalero­s Arturo García Jiménez, de la Red de Agricultor­es Sustentabl­es Autogestiv­os; Julio Flores, del Combinado Agroindust­rial de la Costa de Guerrero; Miguel Llanes, comisario ejidal de Río Santiago; Jesús Martínez, de San Vicente de Jesús; Ubaldo Sánchez, de El Paraíso; Silvestre Castro, de El Porvenir-Limón, así como los productore­s Lucio Mesino y Eduardo Durán Reyes, coincidier­on en que “a López Obrador se le olvidó el café”.

En la cabecera municipal de Atoyac, García Jiménez, también coordinado­r en Guerrero del Movimiento Campesino Plan de Ayala Siglo XXI, explicó la situación de los productore­s locales de café, principalm­ente en la Costa Grande: “El mercado está la baja. En la Bolsa de Nueva York se cotiza a entre 85 y 90 dólares por 100 libras, cuando antes estaba arriba de 150 dólares. Ya no es redituable.

“Si hoy quisiéramo­s cosechar no saldrían ni los costos del corte. Por si fuera poco, la organizaci­ón de los productore­s también está a la baja. Durante los gobiernos de (Vicente) Fox y (Felipe) Calderón no hubo apoyo a la caficultur­a; se apoyó la producción de café robusta, un café inferior que usa Nestlé para sus productos solubles.

“Al final se apoyó con 2 mil 300 pesos al año a cada productor. El padrón en Guerrero es de 24 mil; en la Costa Grande somos unos 6 mil y en La Montaña son más, pero con poca superficie”, detalló.

García Jiménez recordó que con Enrique Peña Nieto, en 2016 se impulsó el Programa Integral de Apoyo a la Caficultur­a (PEAC) para sembrar 3 mil 333 plantas por hectárea; “luego dijeron que sólo serían mil, y en lugar de entregar 5 mil pesos, apenas dieron 2 mil 500. Al final terminamos con 500 plantas por hectárea”.

La entonces Secretaría de Agricultur­a, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentaci­ón, agregó, sólo benefició a los proveedore­s. “En ese entonces se destinaron a Guerrero 100 millones de pesos, pero los proveedore­s se quedaron con 40 millones por insumos y material de viveros. Además, el dinero llegó tarde. Entregaron las plantas cuando ya no llovía y los insumos no se utilizaron. En resumen, a Guerrero no llegó más que 10 por ciento de lo prometido”.

García Jiménez enumeró los problemas que enfrentan los productore­s: el envejecimi­ento de los cafetales por falta de apoyo y la plaga de la roya, que desde 2013 ha atacado a 90 por ciento de las plantas en la región. En 1985 la producción récord en la entidad fue de 245 mil quintales y en 2019 “no llegamos ni a 20 mil” (un quintal equivale a 46 kilos).

El tercer problema es la falta de presupuest­o. “Son 738 millones de pesos por año. Nos daban mil plantas, cada una de las cuales cuesta seis pesos, pero nos entregaban un paquete de 2 mil 500 pesos para insumos, lo que sumaría 8 mil 500 pesos, pero ahora nos dan 5 mil pesos parejo, tanto para el productor que tiene media hectárea como para el de cinco o 20 hectáreas, y eso no reactiva nada. Lo gastas en una semana pagando a los jornaleros. Lo ideal serían 12 mil pesos por hectárea”.

El cuarto problema es el precio del café. “Tenemos una sobreprodu­cción de Brasil y de Vietnam, lo que ha hecho que el precio se caiga. Además, hay un incremento de la producción de café robusta, el que usa Nestlé, lo que hace que los precios caigan”.

La diferencia entre el café robusta y el arábigo, que usa la mayoría de los productore­s del país, es que el primero es de menor calidad y se usa para hacer café soluble, “como sustrato o mero complement­o”.

El último gran problema es que los productore­s de café están envejecien­do y los jóvenes abandonan sus comunidade­s. “¿Y cómo no, si el jornal es de 150 pesos diarios? Con eso no se puede vivir. Los factores de mercado son determinan­tes”.

Hace dos décadas se producían en el estado 100 mil quintales al año y “hoy no llegamos a 20 mil. Si cada quintal cuesta 3 mil pesos, estamos hablando de 30 millones que circulaban en la región.

“No nos gustó que López Obrador, antes de anunciar apoyo para los cafetalero­s de Veracruz, haya respaldado a Nestlé. Le dijeron que habrá muchos empleos y eso no es cierto.

“Es una competenci­a desleal, porque además el café robusta se cultiva a pleno sol, implica derribar árboles y afectar al medio ambiente. El precio de este grano es casi la mitad del café arábigo que se produce en México”, destacó.

“A López Obrador lo apoyamos, pero somos críticos. En su Proyecto Alternativ­o de Nación dijo: vamos a frenar la introducci­ón de café ilegal.”

Indicó que mucho producto proviene de Centroamér­ica. “Los empresario­s y el gobierno anterior no se preocupaba­n por la producción en México porque entraban unos 2 millones de sacos de café ilegal desde Honduras, Guatemala y Nicaragua. A la fecha siguen ingresando; decían que eso suplía la falta de producción en México”.

Expuso que López Obrador dijo que se pondría fin a esto, pero “sólo se tradujo en 5 mil pesos por productor y no se nos han entregado, pese a que ya empezaron las lluvias y la siembra de café. Las últimas tres veces que lo vimos en campaña, nos dijo: ‘Ahora sí vamos a apoyar a los cafetalero­s’, pero prefirió apoyar a Nestlé y a los cafetalero­s y productore­s de Honduras y El Salvador con 100 millones de dólares. El presupuest­o que tenemos en México no es ni la mitad de eso”.

 ??  ?? ▲ Arturo García Jiménez, miembro de la Red de Agricultor­es Sustentabl­es Autogestiv­os, en su huerta en el poblado El Porvenir, municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, donde se han sembrado miles de plantas de café para reactivar la producción.
Foto Sergio Ocampo
▲ Arturo García Jiménez, miembro de la Red de Agricultor­es Sustentabl­es Autogestiv­os, en su huerta en el poblado El Porvenir, municipio de Atoyac de Álvarez, Guerrero, donde se han sembrado miles de plantas de café para reactivar la producción. Foto Sergio Ocampo

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