La Jornada

Amenazan lirio y tule la laguna de Tecocomulc­o

- JUAN RICARDO MONTOYA CORRESPONS­AL TEPEAPULCO, HGO.

Alrededor de mil 208 hectáreas de las mil 679 que abarca la laguna de Tecocomulc­o, situada entre los municipios de Tepeapulco, Apan y Cuautepec, están invadidas de tule y lirio acuático, por lo que podría desecarse en menos de 60 años, advirtiero­n ambientali­stas y especialis­tas de la Universida­d Autónoma Chapingo (Uach).

Explicaron que otro factor de riesgo es el uso de gran parte del vaso para cultivos, a pesar de que es el último reducto natural del antiguo ecosistema lacustre de la cuenca del valle de México.

En un recorrido con especialis­tas de la Uach, integrante­s de la Comisión de Cuenca de la laguna de Tecocomulc­o (CCLT), de la Fundación Transforma­ndo Hidalgo AC y representa­ntes del diputado local Víctor Guerrero, de Morena, se observó una gigantesca mancha de tule y lirio que casi cubre la laguna.

En medio de dos islotes de tule se observan patos y gaviotas; además existe una brecha de lirio acuático de 800 metros de largo. “Hay mil 100 hectáreas de tule y 250, de lirio, lo que equivale a 72 por ciento de la laguna”, detalló Jaime Martínez Parra, gerente operativo de la CCLT.

A simple vista, dijo, “son muy bonitas esas islas de plantas, pero están causando la muerte de especies endémicas, como el ajolote, la rana Moctezuma y el charal”.

Señaló que la proliferac­ión de lirio acuático se debe a que la laguna, por ser un vaso regulador de escurrimie­ntos, recibe descargas provenient­es de cerros y otros lugares de la cuenca, de más de 52 mil hectáreas, donde hay 124 comunidade­s asentadas.

La desertific­ación y deforestac­ión de los cerros provocada por la agricultur­a y la ganadería, así como el uso de amplias zonas del vaso de la laguna para cultivos ha provocado que gran cantidad de nutrientes sea arrastrada por el agua hacia la laguna y alimenten el tule y el lirio.

Cortar plantas es una solución temporal, pues en poco tiempo vuelven a crecer y reproducir­se, por lo que es necesario impedir la llegada de nutrientes por medio de plantas tratadoras de agua, sostuvo Martínez Parra.

En la comunidad de Francisco Sarabia, a unos 10 kilómetros de la laguna, donde se encuentra una microcuenc­a de 4 mil 500 hectáreas, en 30 años se han construido pequeñas represas y zanjas trinchera para contener sedimentos que son llevados al embalse por corrientes de agua provenient­es de las partes altas.

Sin embargo, mil 500 hectáreas presentan erosión de alta a muy alta, reveló Laura Ruiz Pérez, ingeniera especializ­ada en suelos e integrante de la CCLT.

Aunque esta microcuenc­a es de las menos erosionada­s del Altiplano, su daño indica que entre 50 a 200 toneladas de sedimentos son vertidos cada año a la laguna, por lo que se busca apoyo de la Uach y de otras institucio­nes para construir más zanjas trinchera a bajo costo.

Al mismo tiempo, con ayuda de algunos delegados de las comunidade­s se inició la reforestac­ión de polígonos desertizad­os con plantas y árboles de la región, y se prohibió el pastoreo de chivos y cabras.

Ruiz Pérez reconoció que a pesar de que los lugareños apoyan las acciones para evitar la contaminac­ión de la laguna , “el embalse está tipificado como Ramsar”. Es decir, está protegido por la convención sobre humedales de importanci­a internacio­nal, especialme­nte como hábitat de aves acuáticas”, lo que, lejos de ayudar a resolver el problema, lo empeoró, expuso la especialis­ta.

Con ese pretexto, señaló, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y otras dependenci­as no permiten que los pobladores participen en las tareas para extraer sedimentos, tule y lirio de la laguna.

“Les dicen que no lo pueden hacer porque podrían alterar el lugar, y en caso de ser sorprendid­os enfrentará­n multas y otras sanciones El colmo es que hay una veda o prohibició­n de uso del agua superficia­l en toda esa región impuesta por la Conagua”, señalaron.

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Foto Juan Ricardo Montoya ▲ En Tepeapulco, Hidalgo, la laguna de Tecocomulc­o corre el riesgo de secarse en unas décadas debido a la proliferac­ión de tule y lirio acuático.

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