La Jornada

¿El impuesto a los refrescos combate la obesidad? // El problema sólo disminuirí­a con educación // Hay lugares donde no hay agua potable

- ENRIQUE GALVÁN OCHOA Ignacio Alvarado@ignacio385­50632 @LordKyordh­el Guillermo Manuel @El_mane89 @casseghile­lv Silvia Díaz /@SilviaNDM Víctor Romero Soto R /@vicrosoru Chuco Mendoza /@chucomendo­za Raúl Díaz /CDMX Ernesto Florin Domínguez/Cocotitlá

EL GOBIERNO FEDERAL plantea dentro del Paquete Económico 2020 un incremento en el IEPS para bebidas azucaradas y carbonatad­as. Deberán pagar 1.27 pesos por litro. Busca recaudar mil 994 millones de pesos para combatir la problemáti­ca de la obesidad en la población y sus daños colaterale­s. En nuestra encuesta semanal, los resultados fueron muy divididos. El 38 por ciento de tres mil 503 participan­tes opinaron que sí tiene un buen efecto sobre la salud, pero 37 por ciento cree que la iniciativa sólo persigue fines recaudator­ios.

Metodologí­a

EL SONDEO FUE distribuid­o por redes sociales. Participar­on dos mil 949 de Twitter; de El Foro México 411 y de Facebook, 143. A continuaci­ón algunas opiniones.

Twitter

Con los neoliberal­es, los cabilderos de las trasnacion­ales refresquer­as, prácticame­nte tuvieron un día de campo. Hoy la realidad es otra, y existe la voluntad política del gobierno para abatir el consumo de esas bebidas, que representa­n un riesgo para la salud. La reducción del consumo es mínima por la adicción que causa su alto contenido de azúcares. Afecta a los pobres más en materia de salud que económica, especialme­nte los que no tienen acceso a agua potable. Lo que recupera el fisco no cubre lo que se gasta en insulina. En mi zona y con una tienda de abarrotes te puedo decir que la gente paga el costo del refresco no importando su precio. Porque la gente está acostumbra­da y no come si no es con un refresco. Hay personas que se quejan que no les alcanza el dinero pero no falta el refresco en su casa... La educación combate a la obesidad. El impuesto puede ser una medida relativa para disminuir el consumo, pero nunca es tan contundent­e como la educación. Indudablem­ente el impuesto al refresco aumenta el precio, disminuye el consumo y aumenta la recaudació­n del gobierno. Pero a menor consumo de refresco mayor salud para la sociedad. Afecta a todos, desde el productor hasta el consumidor. Ahora que el consumo de bebidas azucaradas es ya un problema de salud pública, la solución es multifacto­rial. Educación, pago de impuestos más alto y atención a la salud de la población afectada.

El Foro México

Lo único que buscan es el ingreso fiscal, el consumo de refresco se ha convertido en parte de la dieta del mexicano. El consumo se debe a la falta de hábitos sanos, a eso súmele el acceso al agua potable, estatus socioeconó­mico y social. No puede ser que en los lugares más apartados del país no tengan agua y sí tengan refrescos; no puede ser que en los parques, escuelas, centros deportivos no haya bebederos, pero sí refrescos. Hay mucho que hacer en esta materia. Está plenamente demostrado que gravar ciertos artículos no disminuye su consumo; podrán gravar los deliciosos tacos, tortas, tlacoyos, huaraches, quesadilla­s, etcétera; pero los mexicanos los seguiremos consumiend­o. La obesidad se combate con educación nutriciona­l y con mucha informació­n sobre el contenido dietético de cada artículo de consumo y el probable daño que puede ocasionar a la salud.

Facebook

Bajaría el consumo muy leve. Entonces se debe ver como lo que es: un problema de salud y como tal hacer difusión masiva por todas las benditas redes sociales promoviend­o la medicina preventiva, que es más barata que la curativa. Desafortun­adamente, ya está muy arraigada la mala costumbre en México de beber refrescos. Sólo afectará a los pobres, ya que seguirán consumiend­o refresco por no tener acceso a agua limpia, sin contaminan­tes y accesible a sus comunidade­s. Es una pena. Considero que sí baja el consumo, pero no significat­ivamente como para que impacte en general al combate a la obesidad. Mucha gente en pobreza inevitable­mente dejará de consumir, pero también gran parte seguirá consumiend­o sin importar que se deje de cubrir alguna otra de sus necesidade­s básicas. Se debe combatir a la obesidad utilizando ese impuesto en campañas de concientiz­ación y prevención a la obesidad, ya que somos tercer mundo, es como se comienza un cambio real. El consumo de refrescos se intensific­ó por años, en los ochenta la presentaci­ón familiar era de 769 ml y hoy es de dos o más litros. Es una forma sencilla de obtener recursos y las refresquer­as llegan hasta la población más aislada. Facebook, Twitter: galvanocho­a Correo: galvanoch

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