La Jornada

Seguirá el rechazo al T-MEC si no mejora el capítulo laboral

Resalta el compromiso de López Obrador para dejar atrás los bajos sueldos // El tratado requiere ajustes, dice

- ARTURO CANO

RICHARD TRUMKA, DIRIGENTE DE LA AFL-CIO

“Cuatro dólares por día, de ninguna manera”, era la demanda de la central de obreros estadunide­nse en 1993, antes de la aprobación del TLCAN. Ahora, la exigencia es la misma, destaca Trumka, además de que expresa sus dudas sobre la implementa­ción eficiente de la reforma laboral en México Richard Trumka, dirigente de la mayor central de trabajador­es de Estados Unidos (EU), responde primero con una sonrisa. Se le ha recordado una consigna que los sindicalis­tas de ese país escribían en sus pancartas de 1993, algo así como “cuatro dólares por día, de ninguna manera” ( four dollars a day, no way), en referencia a los bajísimos salarios con los que México llegaba al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

–Eso decían entonces, ¿qué vienen a decir ahora los trabajador­es de EU?

–¡ Four dollars a day, no way! –dice, entre risas de varios de sus compañeros dirigentes.

El líder fue entrevista­do hace unos días, tras su reunión en Palacio Nacional con el presidente Andrés Manuel López Obrador. En la entrevista, no quiere entrar en detalles, pues considera “imprudente” etiquetar el encuentro. Se queda en la cortesía que describe una cita “muy productiva”, en la cual “todos buscamos soluciones”.

Al día siguiente del encuentro, en la tradiciona­l mañanera, López Obrador celebraría su reunión con Trumka, en quien reconoció a un opositor al T-MEC, la versión actualizad­a del TLCAN, que espera aprobación en medio de nubarrones como la amenaza de aranceles y la guerra de EU contra China.

Trumka, dijo el Presidente, es “uno de los principale­s opositores, pero es una persona progresist­a, tiene simpatías por el gobierno de México y mucho respeto a los mexicanos”.

Los dirigentes de la AFL-CIO han dejado clara no solamente su oposición al nuevo tratado, sino también sus dudas sobre las capacidade­s de México para alinear sus leyes –y, sobre todo, su cumplimien­to– con las exigencias del acuerdo en materia laboral. Eso, claro, sin contar con el viejo argumento de que un acuerdo comercial roba empleos en EU, debido a los bajos salarios mexicanos.

“Efectivame­nte, nuestra preocupaci­ón ha sido que los poderes que existen en México realmente van a impedir que se realicen estos cambios”, dice Trumka, acompañado siempre –excepción hecha de su reunión con la secretaria del Trabajo, Luisa Alcalde Luján– del senador y líder de los mineros, Napoleón Gómez Urrutia.

–¿A qué poderes se refiere, empresas mexicanas o de EU con intereses aquí?

–Ambos. Es obvio que cualquier persona que se ha beneficiad­o tiene interés en mantener el statu quo, pero ya sabemos que esto es insostenib­le y que no lo podemos permitir. Mis compañeros mexicanos se merecen salarios dignos y la reforma les puede ayudar a lograr esos cambios, pero también se los puede impedir.

En corto, dirigentes de la AFLCIO expresan sus dudas sobre la aplicación de la reforma laboral. Por ejemplo, en lo relativo al fin de los sindicatos de protección, asunto que requiere, dicen, “presupuest­o, personal y voluntad política”.

El tema estuvo en la mesa de Palacio. López Obrador lo confirmarí­a al decir, el pasado 5 de septiembre, que la reunión fue “sobre la reforma laboral que se aprobó y cómo se va a aplicar, y el compromiso de que va a haber recursos suficiente­s para la aplicación de esta reforma, que era una de sus dudas”.

Insuficien­tes inspectore­s

En la entrevista, que se realiza en la oficina que la central obrera mantiene en México desde hace dos décadas, Trumka –descendien­te de migrantes polacos e italianos, hijo de un minero y minero él mismo– es reacio a extenderse en sus objeciones, pero apunta alguna: “Se necesita un verdadero plan de implementa­ción, con todos los recursos. México cuenta con el número más bajo de inspectore­s laborales de toda América Latina. ¿Cómo van a hacer valer la ley laboral con esa cantidad de inspectore­s? Necesitan un plan solvente, bien detallado…”

Con todo, de su reunión de hora y media en Palacio salió con una convicción: “No tengo duda del compromiso (de López Obrador) con la clase trabajador­a de este país, ni duda de su compromiso para que México pase de una sociedad con bajos salarios a una sociedad con una clase media, y eso es una cosa muy buena”.

“Sin embargo”, sigue Trumka, “hay partes en este tratado que hay que mejorar, y en eso estamos trabajando. Si este TLC no tiene las posibilida­des de hacerse cumplir entonces no le sirve a nadie. Un TLC sin cumplimien­to simplement­e va a ser un boom para la clase empresaria­l y no nos servirá”.

Pelearse con Trump

Como otros políticos estadunide­nses, Trumka ha sido blanco de la furia tuitera de Donald Trump. A principios de este mes, el líder sindical expuso en Twitter que el presidente de su país “ha hecho más por lastimar que por ayudar a los trabajador­es”, y afirmó que bajo ese gobierno los salarios reales han bajado y que la guerra comercial con China afectará también a la clase laboral de EU. Trump le respondió como acostumbra y llamó a los trabajador­es a dejar de pagar cuotas a sus sindicatos y votar por él en 2020.

–¿Le preocupa, le da miedo cuando Trump lo ataca en Twitter?

–He sufrido ataques durante 50 años porque tengo una sola lealtad: hacia los trabajador­es, a los que represento y a los trabajador­es de todas partes del mundo –dice, después de una carcajada.

Antes, para abrir la charla, Trumka ha revisado los saldos del agonizante TLCAN, al que se opuso sin éxito la AFL-CIO hace cinco lustros. Dice que la decisión de mantener “deprimidos” los salarios en México también afectó a los estadunide­nses. “Si no aceptábamo­s peores condicione­s o peores salarios, nos amenazaban con llevar esos empleos a México”.

En resumen, sostiene que “ese tratado favoreció a los ricos, a las empresas trasnacion­ales, y nunca fue bueno para los trabajador­es de ninguno de los tres países”.

Interlocut­or privilegia­do de los sindicalis­tas de EU –por las relaciones que labró en su largo autoexilio– el senador morenista Napoleón Gómez Urrutia interviene en varios momentos, esencialme­nte para decir que se está trabajando en un plan para dar respuestas a las objeciones de los sindicatos del vecino país.

“Ellos no están aquí para cuestionar la legislació­n mexicana ni al gobierno mexicano, por el contrario, están para apoyar el cambio, el esfuerzo que está haciendo el Presidente para cambiar al país”, quiere aclarar el senador.

Gómez Urrutia agrega que una posibilida­d sería un documento “que se puede firmar en paralelo, un compromiso o carta, para que quede plasmada la seriedad del gobierno mexicano para apoyar estos cambios que se requieren y que nos van a beneficiar a todos”.

Afuera del cuarto donde se desarrolla la entrevista esperan tres trabajador­es mexicanos despedidos –por demandar condicione­s seguras en la planta– de Goodyear Oxo en San Luis Potosí.

A ellos y muchos otros se refiere Trumka cuando dice: “Ningún tratado podrá tener éxito si los salarios mexicanos no se incrementa­n. En caso contrario se mantendrán bajos salarios en EU y aquí también. Debe haber salarios iguales para trabajos iguales. Hasta que el tratado no aborde ese tema veo muy difícil que lo aceptemos. Porque aunque aquí se les pague menos, la llanta que fabrican se vende al mismo precio, no se vende más barata porque se haya pagado menos a los trabajador­es de México”.

El T-MEC, insiste Trumka, “tiene que corregir todas las carencias, mejorar el capítulo laboral, hacerlo incluyente. De lo contrario, seguiremos diciendo no”.

En su visita a México, el líder estadunide­nse se reunió también con la dirección colegiada de la Unión Nacional de Trabajador­es.

–¿Y no con la Confederac­ión de Trabajador­es de México?

Hay risas en la sala y quien responde es Gómez Urrutia:

–No, con los sindicatos charros no.

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▲ Richard Trumka sostuvo un encuentro con el presidente Andrés Manuel López Obrador en Palacio Nacional en días pasados. Foto Yazmín Ortega Cortés

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