La Jornada

Internet de las vacas

- SILVIA RIBEIRO * * Investigad­ora del Grupo ETC

Puede ser que le suene a broma, pero es real. Es un aspecto más de la invasión de tecnología­s digitales en agricultur­a y alimentaci­ón, que propone una agricultur­a sin agricultor­es, industrial­izada desde la semilla al plato o al vaso de leche, y controlada por grandes empresas de agronegoci­os, maquinaria, informátic­a. También un negocio más para las de telecomuni­caciones. Telcel, por ejemplo, la promociona en su sitio como parte de la llamada “Internet de las cosas”, en la cual la meta es aumentar exponencia­lmente los artefactos conectados a Internet en la vida cotidiana, desde las industrias hasta los hogares, que interactúa­n entre sí y con nuestros aparatos.

Empresas como IBM, Cisco y Huawei ofrecen paquetes tecnológic­os para el Internet de la vacas. Se trata de dispositiv­os digitales (collares y/o chips) que se colocan en cada vaca para medir su pulso, temperatur­a, pico de fertilidad y otras condicione­s de salud relacionad­as con el sistema digestivo. Los datos se trasmiten por Internet a una nube de las propias compañías, que los almacena en sistemas de datos masivos ( big data), los analiza con inteligenc­ia artificial y envía los avisos que el programa estime pertinente­s a un computador o teléfono de la empresa agrícola o ha

cienda. También hay chips interactiv­os que pueden dirigir al ganado para su ordeñe cuando es hora, conectado a un sistema automatiza­do de ordeñe instalado previament­e a la medida de la vaca en cuestión. Cada dispositiv­o está asociado a una vaca en particular.

Desde hace una década existen sistemas satelitale­s de monitoreo de ganado en ciertas áreas. La diferencia ahora es que la recolecció­n de antecedent­es es mucho más amplia, los datos son sobre cada animal y toda la informació­n va a una nube de esas empresas, o según los contratos podrían ser nubes compartida­s de Bayer-Monsanto o de maquinaria agrícola como John Deere.

También hay Internet de los cerdos y las ovejas, con bases similares. La idea no es que el proceso termine en cada rancho, sino que el monitoreo siga a cada animal individual­mente, en las transaccio­nes de ganado en pie, a través del uso de sistemas de cadenas de bloques ( blockchain) y pagos con criptomone­das, y luego las siga hasta el matadero y en cadenas de certificac­ión que incluyen seguimient­o del procesado, venta al menudeo y hasta nuestro refrigerad­or, supuestame­nte dando la ilusión de que sabremos más sobre lo que consumimos, cuando en realidad es lo opuesto. Es un sistema para que haya aún más separación entre productore­s y consumidor­es.

Tanto IBM como Microsoft han avanzado en sistemas digitales que abarcan toda la producción agropecuar­ia de una hacienda o establecim­iento rural. El paquete que presentó Microsoft en México a mediados de este año ofrece un sistema de monitoreo permanente de la condición de suelos, humedad y agua, estado de los cultivos (si necesitan riego, si hay enfermedad­es, plagas, etcétera), datos climáticos, datos del tiempo (dirección del viento, lluvias, etc.) para avisar desde la nube de Microsoft cuándo y dónde sembrar, aplicar riego, fertilizan­tes o agrotóxico­s, cuándo cosechar, etcétera. Para resolver el tema de la conectivid­ad rural, elemento clave del sistema, pero que falta en zonas rurales, Microsoft usará los “espacios blancos de Tv”, que son bandas de televisión en desuso. Esto permite instalar un router de Internet en cada propiedad, conectando sensores, drones, chips, teléfonos y computador­as con la red electrónic­a –que alcanza con este sistema un radio de varios kilómetros– para enviar la informació­n a la nube de la compañía.

Las mayores empresas de agronegoci­os, como Bayer-Monsanto, Syngenta, Corteva (fusión de Dow-DuPont) y Basf, tienen divisiones digitales con proyectos de ese tipo. Desde 2012 cuentan con diversos acuerdos de colaboraci­ón o compañías conjuntas con las mayores firmas de maquinaria (John Deere, AGCO, CNH, Kubota) en sistemas de big data, nubes para almacenado y computació­n, y empresas de drones. Por ejemplo, Precision Hawk, Raven, Sentera y Agribotix son empresas creadas en colaboraci­ón entre las multinacio­nales de semillas-agrotóxico­s y las de maquinaria (https://tinyurl. com/y5ejf844).

Cada propiedad conectada aportará una gran cantidad de datos que las empresas se apropian. En la medida que este sistema avance obtendrán mapas de recursos, suelos, agua, bosques, minerales, biodiversi­dad y regiones enteras, lo que les permitirá visualizar y negociar proyectos mucho más allá de cada hacienda o vender la informació­n a empresas, como mineras y otras.

Nuevamente, como con los transgénic­os, las empresas alegan que esta digitaliza­ción de la agricultur­a y la alimentaci­ón es para proveer a una creciente población mundial y aumentar la producción. En realidad se trata de un proyecto de agricultur­a sin agricultor­es y con alto uso de agrotóxico­s y semillas patentadas, orientada a la expansión de empresas (muchas ni siquiera agrícolas). Un proyecto donde, desde la semilla al plato, el control lo tenga una cadena de trasnacion­ales que no dejará ninguna opción de decisión real a los agricultor­es, alejará más a los consumidor­es, amenazando de paso los territorio­s de producción campesina, que son los que realmente alimentan a la mayoría.

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