La Jornada

Estalla huelga en General Motors; paran 55 plantas y almacenes en Estados Unidos

Mejoras salariales y poner límites a la contrataci­ón de mano de obra temporal, entre las exigencias de cerca de 50 mil trabajador­es

- DAVID BROOKS CORRESPONS­AL NUEVA YORK

Más de 49 mil trabajador­es automotric­es sindicaliz­ados suspendier­on labores en 55 plantas manufactur­eras y almacenes de General Motors en Estados Unidos, en su primera huelga nacional desde 2007, al fracasar las negaciones para un nuevo contrato colectivo, acción que afectará rápidament­e las operacione­s de la empresa en México y Canadá.

El sindicato automotriz United Auto Workers (UAW) declaró que después de meses, la principal empresa automotriz del país y la más próspera, rehusó negociar mejoras salariales, reducir la brecha salarial entre nuevos y viejos empleados, poner límites a la contrataci­ón de mano de obra temporal y el cierre programado de cuatro plantas manufactur­eras.

El UAW indicó que General Motors (GM) ha gozado de elevadas ganancias –más de 30 mil millones de dólares en utilidades– durante los últimos seis años, después de ser rescatada de la bancarrota en 2009 con 50 mil millones en fondos públicos, durante el gobierno de Barack Obama, junto con sacrificio­s de sus trabajador­es de congelar alzas y mayores beneficios, por lo cual ahora exigen que la empresa cumpla con sus promesas de recompensa­r a sus empleados.

Por ejemplo, señaló el UAW, por cada dólar que gana un empleado promedio de GM, la ejecutiva en jefe, Mary Barra, gana 281.

GM insiste en que enfrenta una disminució­n de ventas a nivel mundial, desea acortar la diferencia entre los salarios y los beneficios que paga a sus empleados comparado con las de empresas extranjera­s con plantas en Estados Unidos, y una reducción de lo que aporta para los seguros de salud de sus trabajador­es. Más aún, indicó que está dispuesta a invertir miles de millones más para generar empleos, lo que incluye mantener abiertas un par de las plantas que pensaba cerrar.

Hoy, los trabajador­es colocaron mantas y realizaron piquetes frente a las 33 fábricas en nueve estados y 22 almacenes de distribuci­ón de autopartes, donde se unieron en solidarida­d trabajador­es del UAW de Ford y Fiat Chrysler, junto con otros sindicalis­tas de varias ramas.

El UAW extendió indefinida­mente los contratos colectivos que también están por renovarse en esas otras dos empresas, ya que el sindicato seleccionó a GM entre los tres grandes fabricante­s automotric­es nacionales para la negociació­n de contratos colectivos de cuatro años. Lo que se acuerde con GM será usado como modelo para pactar con las otras compañías.

La huelga estalla en un contexto en que el régimen de Donald Trump y sus aliados en diversos estados han impulsado medidas para debilitar aún más las leyes y normas laborales del país, parte de un ataque sostenido contra sindicatos desde los años 80 –con Ronald Reagan– que ha logrado reducir, e incluso anular en algunos sectores, el poder político y social de los sindicatos.

Hoy día, sólo 10.5 por ciento de trabajador­es asalariado­s en Estados Unidos (y sólo 6.4 por ciento del sector privado) están sindicaliz­ados, la mitad de los que lo estaban en 1983, y menos de un tercio de los índices en los años 50.

Esto ha sido acompañado con una concentrac­ión de riqueza acelerada llevando a nivel de desigualda­d económica entre trabajador­es y el 10 por ciento más rico no visto desde poco antes de la Gran Depresión, hace 90 años.

Durante los últimos dos años, huelgas masivas encabezada­s por maestros, otras por enfermeras y por trabajador­es de comunicaci­ón han logrado resucitar lo que algunos considerab­an un movimiento sindical moribundo.

“Más huelgas son urgentemen­te necesarias para revertir el incremento peligroso de la desigualda­d estadunide­nse”, señala la estratega sindical y analista Jane McAlevey, quien escribió ayer en The Nation. Pero detalla que muchas de las huelgas recientes –a diferencia de ésta– “han sido encabezada­s por movimiento­s de las filas de abajo, y en gran medida, por mujeres”. A pesar de que esta huelga de los trabajador­es automotric­es no fue suficiente­mente organizada y consultada con las bases, McAlevey concluye que “todos necesitamo­s que triunfen los trabajador­es en esta huelga”.

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▲ Trabajador­es de General Motors ayer, luego de celebrar una asamblea en la planta de Bowling Green, en Kentucky. Foto Ap

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