La Jornada

Casi un año de enderezar el barco

- MIGUEL ÁNGEL VELÁZQUEZ

TAL VEZ NO se explique en el Informe que hoy rendirá la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, pero la tarea principal en este primer año de su administra­ción ha sido desmontar todo lo que nos han venido explicando: daño a la Ciudad de México.

Y ESA LABOR ha golpeado, sin duda, a ciertos agentes del gobierno pasado que de ninguna manera piensan declararse vencidos así nada más. Para ellos hoy hubiera sido el día de la venganza, pero no todo salió como previeron; es más, fueron derrotados antes de iniciar la batalla.

LA ESTRATEGIA TUVO que ver con el apoyo, sólo supuesto, que tendrían quienes organizaba­n el asunto (el ex líder de los trabajador­es Juan Ayala y Miguel Ángel Vásquez, quien entiende que la mejor defensa es el ataque), pero el sindicato de trabajador­es del gobierno decidió no comprar el plan y se manifestó contrario a una posible manifestac­ión pública en contra de la jefa de Gobierno.

NO OBSTANTE, ESO no quiere decir que dentro del sindicato las cosas estén muy tranquilas, por el contrario, en muchas de las secciones aún no se asimila que en el gobierno que cumple un año las cosas ya no pueden seguir siendo las mismas, pero por lo pronto los inconforme­s se han plegado a la decisión de la mayoría que apoya la gestión de Sheinbaum.

EL ASUNTO NO es laboral, como ya lo explicamos aquí. Para ciertos personajes como Ricardo Monreal la campaña para convertirs­e en jefe de Gobierno al final del lustro que corre desde hoy debía iniciar con urgencia para lograr algún apoyo de la población, pero todo indica que volvió a fallar.

EN SU CAMPAÑA la principal motivación es golpear a la jefa de Gobierno; el rumor corre como certeza por todos lados y nadie ha tratado de desmentirl­o, lo que explica que los golpes continuará­n, aunque como ya es sabido también, cuando los planes empiezan a desabarran­car busca a su contrario para advertir, en conferenci­a de prensa, que nunca lo

atacó y que son los mejores correligio­narios.

PERO HAY UN plan B y este tiene su base en los empleados del gobierno que han sido despedidos, y que bien podrían alimentar alguna manifestac­ión callejera con la que se buscará desvirtuar el discurso de la jefa de Gobierno. Esta opción aún no se ha concretado y tiene oposicione­s, pero hay quien asegura que se sigue insistiend­o en que hay que ir a la calle a inconforma­rse con el gobierno actual, y si hoy todo transcurre en calma, la derrota de quienes buscan protegerse atacando tal vez sea el último capítulo de esa larga labor de la jefa de Gobierno por enderezar los renglones torcidos con los que topó hace ya un año.

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