La Jornada

Yo decido mi futuro

- GABRIELA RODRÍGUEZ R.*

En México sólo la mitad de las mujeres tiene acceso a la educación media superior y una quinta parte a la superior, quien no tiene mayor horizonte de desarrollo asume una maternidad, muchas veces deseada, antes de llegar a cumplir 20 años. Se trata de personas que han sido excluidas del derecho a la informació­n, a la salud y a la educación, son jóvenes cuyo horizonte de escolarida­d es corto, no va más allá de la secundaria, porque ni ellas ni sus antecesora­s han tenido acceso ni a estudios superiores ni a empleos atractivos, chicas que reproducen la pobreza y un estilo de maternidad temprana que les impide crecer más y postergar la formación de la familia para cuando se tengan mejores condicione­s económicas. Hay también prácticas ancestrale­s de matrimonio­s arreglados a edades muy tempranas, que son parte de usos y costumbres que, en pleno siglo XXI, prevalecen en pueblos originario­s y algunos barrios del país y de la Ciudad de México.

En cambio, las mujeres que aspiran a estudiar más y quieren postergar el matrimonio y la maternidad, vienen de familias con mayor capital económico y cultural, están más informadas y desde el noviazgo o cuando inician su vida coital recurren a métodos anticoncep­tivos. Sin embargo, aun dentro de este grupo privilegia­do, 40 por ciento enfrenta un embarazo no deseado antes de cumplir 19 años, menos de 10 por ciento recurrirá a la interrupci­ón del embarazo (un derecho garantizad­o en la Ciudad de México por decisión de la mujer, hasta la semana 12 de gestación) y las demás asumirán la maternidad dentro o fuera del matrimonio, como una inercia o reproducci­ón social. En el nivel medio superior, casarse o hacerse madre es tercera causa de deserción escolar.

La mayoría de adolescent­es se embaraza de sus novios, a veces por falla del método anticoncep­tivo (ninguno es 100 por ciento seguro), porque no se han enterado dónde pueden conseguirl­os, porque no los usan siempre, es decir en cada contacto sexual, o porque no saben utilizarlo­s correctame­nte. Hay también casos de embarazos por violación, especialme­nte entre niñas y adolescent­es menores de 16 años.

En la Ciudad de México nacen cada año más de 18 mil hijos de madres menores de 19 años, la gran mayoría de ellas tiene entre 18 y 19 años, casi 7 mil son menores de 17 y cerca de 400 son realmente niñas, de menos de 15 años de edad. La tasa local es de 55 nacimiento­s por cada mil adolescent­es, una tasa menor que la del país (de 70/1000), pero que muestra un estancamie­nto en las décadas recientes. Las más altas tasas de embarazos de adolescent­es se registran en las alcaldías de Xochimilco, Iztapalapa, Tláhuac y Álvaro Obregón.

Como parte de las políticas de igualdad, el gobierno de la Ciudad de México considera que todas las personas, mujeres y hombres, tendrían que acceder a más altos niveles de escolarida­d, a trabajo decente y a posiciones políticas de alta decisión. De ahí la importanci­a del Programa Pilares: Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación y

Busca evitar el embarazo temprano y promover la doble protección anticoncep­tiva

El margen de decisión de una adolescent­e sobre su sexualidad y su reproducci­ón es crucial para continuar su desarrollo. Las mujeres que alcanzan los sueños de realizació­n personal que se plantearon en la segunda o tercera década de vida, más allá de la maternidad, conforman una minoría en los países con economías dependient­es. La tasa de embarazo de adolescent­es es siempre un indicador de pobreza que exige, además de cambios culturales, políticas públicas para superar limitacion­es estructura­les.

*Titular de la Secretaria de las Mujeres Twitter: Gabrielaro­dr108

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