La Jornada

La saxofonist­a María Elena Ríos también sufre la indolencia y la simulación de autoridade­s

En la primera carpeta de investigac­ión se asentaba que perseguirí­an a su atacante por “lesiones que tardan menos de 30 días en sanar”, pese a padecer quemaduras de tercer grado en 40% de su cuerpo

- BLANCHE PETRICH

La primera carpeta de investigac­ión por el ataque sufrido por la saxofonist­a oaxaqueña María Elena Ríos señaló al empresario Juan Antonio Vera Carrizal como presunto responsabl­e únicamente por “lesiones que tardan menos de 30 días en sanar”. El 23 de octubre una segunda valoración médica determinó que las quemaduras de tercer grado con ácido sulfúrico cubrían 40 por ciento del cuerpo de la víctima y sí ponían en riesgo su vida.

Pero no fue sino hasta el 23 de diciembre, 17 semanas después, cuando las autoridade­s oaxaqueñas reclasific­aron el delito como “feminicidi­o en grado de tentativa”. Al modificar el tipo penal se pudieron emitir las órdenes de aprehensió­n.

Aquella primera clasificac­ión por “lesiones calificada­s” fue “sólo un reflejo de la indolencia con la que se ha tratado este caso”, asegura la abogada Ana Katiria Suárez, defensora de la joven quien, después de convalecer cinco meses en dos hospitales, ahora se encuentra en situación de refugio en otra entidad.

La penalista comenta en entrevista que hay serias omisiones en el proceso de investigac­ión y sobretodo en la búsqueda del presunto atacante, prófugo desde que se emitió la orden de aprehensió­n. El ataque ocurrió el 9 de septiembre.

“La fiscalía de Oaxaca nos comunicó que ellos ya agotaron todas las diligencia­s posibles, incluso a escala federal. Y no, no se han agotado. Mi impresión es han hecho lo mínimo, generando una serie de diligencia­s para engrosar el expediente, pero ninguna conduce, en lo concreto, a la localizaci­ón del presunto agresor”, comenta Suárez. La semana pasada el fiscal estatal Rubén Vasconcelo­s anunció que se ofrece como recompensa un millón de pesos a quien aporte informació­n que permita la captura de Vera Carrizal y hace semanas la Interpol emitió una alerta roja.

A la fecha han sido detenidos dos involucrad­os: Ruviciel “N”, señalado como la persona que arrojó el líquido corrosivo contra la joven y Ponciano “N”, su padre, quien vigiló la puerta de la casa de María Elena mientras se perpetraba la agresión. Ambos eran albañiles.

Faltan por cumplir tres órdenes de aprehensió­n contra los otros señalados: el presunto autor intelectua­l, Juan Vera Carrizal, su hijo Antonio Vera Hernández y un empleado del empresario, Rubén Loaeza Chárrez.

“Cuando detienen a Ruviciel y a su padre, ambos declaran con todo detalle cómo, dónde y cuándo fueron contactado­s por Loaeza y Vera Hernández, cuánto les pagaron (20 mil al hijo y 10 mil al padre). En un cateo que se hizo a su casa se encontraro­n sus teléfonos con todos los mensajes guardados, entre ellos las fotos de María Elena y las órdenes de cómo ejecutar el atentado. Todo ello con palabras muy duras hacia la víctima”.

Entre las omisiones, Ana Katiria Suárez cita la falta de acciones de geolocaliz­ación de las llamadas entre el prófugo y los empleados de las dos radioemiso­ras de Huajuapan de León de las que es propietari­o, y que en dos ocasiones han transmitid­o y divulgado mensajes del principal sospechoso.

“Existen muchas herramient­as de investigac­ión cibernétic­a para localizar desde dónde se emiten esos mensajes y no se han aprovechad­o”.

Por otra parte, la fiscalía estatal ordenó tres cateos en domicilios de la esposa y las hijas del empresario prófugo. Pero la casa donde él vivía no fue investigad­a sino hasta dos meses después.

Se ofrece un millón de pesos por la captura del autor intelectua­l del ataque

Los dos detenidos confesaron con todo detalle los pormenores del atentado

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