La Jornada

Celebran que Adolfo Gilly rescate del olvido al general Felipe Ángeles

Presentaro­n en el Congreso de Hidalgo obra del historiado­r publicada por Ediciones Era

- JUAN RICARDO MONTOYA CORRESPONS­AL PACHUCA, HGO.

‘‘El abuelo vivió y murió por la patria. A su familia la exilió durante la Revolución’’, sostuvo María Eugenia Ángeles Sánchez, nieta del general Felipe Ángeles, fusilado el 26 de noviembre de 1919 por órdenes del presidente Venustiano Carranza.

Esa referencia se hizo al término de la presentaci­ón del libro Felipe Ángeles, el estratega, de 783 páginas, del historiado­r Adolfo Gilly, publicado por Ediciones Era, acto efectuado en el vestíbulo de la sala de Plenos del Congreso del Estado de Hidalgo con la asistencia de legislador­es locales y familiares del destacado militar y revolucion­ario.

En entrevista para La Jornada, María Eugenia Ángeles reveló que no conoció a sus abuelos, pues Clara Krause Sánchez, esposa de Felipe Ángeles, falleció en Nueva York, de donde era originaria, a los 43 años de edad, tan sólo 12 días después del fusilamien­to en México de Felipe Ángeles.

‘‘Mi padre, Alberto Ángeles Krause, hijo mayor de mi abuelo y sus hermanos se quedaron huérfanos desde muy jóvenes en Estados Unidos, ya que llegaron a ese país exiliados entre 1912 o 1913.’’

Tampoco, refirió, conoció a su padre Alberto Ángeles, pues falleció siendo ella muy niña; su madre se separó por razones que desconoce de la familia del militar, hecho por el cual ella, hasta pasados los 20 años de edad, no supo la importanci­a histórica de su abuelo en la Revolución Mexicana.

Añadió que gracias a que posteriorm­ente conoció a descendien­tes de uno de los hermanos del general Ángeles, se enteró de muchas historias y anécdotas del militar, y tomó conciencia de su relevancia y más por ser uno de los personajes más admirados por el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien propuso su nombre para el Aeropuerto Internacio­nal de Santa Lucía.

María Eugenia Ángeles, tras agradecer a Gilly por haber escrito esa obra en la que describe las facetas humanistas del revolucion­ario, apuntó que ‘‘viene a llenar un vacío bibliográf­ico en México acerca de la vida de mi abuelo”.

Expresó que a causa del olvido oficial que prevaleció por muchos años en torno a Felipe Ángeles y por la escasez de obras bibliográf­icas, las generacion­es contemporá­neas conocían muy poco sobre él.

‘‘Me siento muy orgullosa porque se le está dando el lugar que merece. Al final no estuvo con quienes ganaron la Revolución y los que triunfaron son los que ponen a los personajes, aunque coincidió con sus ideales, salvo con Victoriano Huerta, quien fue un traidor y un tirano’’, acotó.

Personaje ausente en la historia oficial

Héctor Alfredo Calderón Ángeles, sobrino bisnieto de Felipe Ángeles, apuntó que el libro de Adolfo Gilly ‘‘significa un rescate de la figura, porque la historia oficial lo había ignorado a pesar de que sacrificó a su familia por su patria’’.

Añadió que ‘‘durante cien años hemos vivido gobiernos que han ignorado al pueblo y a las luchas populares; que el presidente Andrés Manuel López Obrador haya mencionado al general como uno de los personajes más importante­s de la historia ha dado muestra de que coincide con él: que México tenga un cambio hacia una vida mejor’’.

En la presentaci­ón de su libro, a la que por razones de salud no acudió Adolfo Gilly, Aurora Vázquez y Francisco Colmenares, quien a finales de los años 60 fue preso político junto con Gilly en Lecumberri, y quienes colaboraro­n con el autor en la recopilaci­ón de datos y documentos para enriquecer esa obra, coincidier­on en que se plasma de manera veraz la vida e ideales de uno de los forjadores del México moderno.

Víctor Osmind Guerrero Trejo, diputado local de Morena, quien fungió de anfitrión, anunció que en los próximos días presentará ante el pleno del Congreso de Hidalgo una iniciativa para remodelar la Casa Museo del General Felipe Ángeles localizada en Zacualtipa­n, Hidalgo.

Al final se proyectó un video donde Adolfo Gilly relató cómo inició su vida de escritor en las oscuras sombras de la celda en que, como preso político, fue recluido en el Palacio Negro de Lecumberri durante la represión estudianti­l de 1968.

Allí, en la cárcel, ‘‘comencé a estudiar y escribir una historia de la Revolución Mexicana, que por ese entonces era un mito en toda América Latina y sobre todo en Bolivia, de donde yo había venido a México.

‘‘Compañeros, compañeras y amigos me fueron trayendo libros y otros materiales, como una máquina de escribir Olivetti portátil, por ejemplo, que trajo el profesor César Nicolás Molina Flores, quien fue a parar también a Lecumberri en 1968.”

El escritor y periodista, después señalar que a raíz de que arreció la represión estudianti­l fueron recluidos muchos presos políticos, los que tras organizars­e integraron una ‘‘pequeña y selecta’’ biblioteca circulante.

‘‘Los directivos de la cárcel, que tontos no eran, entendiero­n que la tranquilid­ad entre los presos políticos era también tranquilid­ad para ellos, y no puso obstáculo grande a que libros y revistas llegaran a los presos.’’

Así fue como los volúmenes de Historia moderna de México, de Daniel Cosío Villegas, y las obras de Octavio Paz, Gabriel García Márquez y otros llegaron a sus manos.

No obstante, reconoció que fue la obra de Cosío Villegas la que influyó de modo determinan­te para que se interesara en la historia de México y en ser escritor.

‘‘Tiene esa escritura de Daniel Cosío Villegas; es una galanura, una solidez y un estilo narrativo que son ejemplo y escuela para quienes en este país nos dedicamos a este oficio y tratamos de encontrar nuestro camino.”

En un video Gilly relató que en Lecumberri se inició como escritor

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Foto Juan Ricardo Montoya Héctor Alfredo Calderón Ángeles, y María Eugenia Ángeles Sánchez, sobrino bisnieto y nieta del general Felipe Ángeles, ayer, en la presentaci­ón del libro de Adolfo Gilly.
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