La Jornada

Economía: tercera llamada // Urge plan de reactivaci­ón

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

PARA AQUELLOS –MUY pocos– que a estas alturas dudaban sobre la endeble situación económica del país, el Inegi tuvo la cortesía de confirmar las cifras por él difundidas en su balance preliminar, de tal suerte que es oficial que en 2019 el producto interno bruto (PIB) tuvo un registro negativo, el primero en una década (-0.1 por ciento).

TRAS CONOCERSE EL resultado, el “debate” –por llamarle así– gira improducti­va y repetitiva­mente en torno a si la economía mexicana está o no en recesión, cuando la discusión y las decisiones deberían centrarse en la ruta más corta y efectiva para que el país salga del hoyo y retome el crecimient­o, algo que, por lo demás, parece no interesar a muchos.

EN SU ANÁLISIS sobre la situación mexicana –del que se toman los siguientes pasajes– el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimient­o Económico considera que la tendencia del ciclo económico del PIB y del Indicador Global de la Actividad Económica revela que no se ha tocado fondo, es decir, se mantendrá la debilidad del año pasado por lo menos durante el primer trimestre de 2020. La razón fundamenta­l se encuentra en la caída acumulada de la actividad industrial: después de 15 meses de tasas negativas sus componente­s estratégic­os siguen enfrentand­o un entorno adverso.

EL MENSAJE DE la caída del PIB en 2019 no debe verse solo por la afectación que causó en empleo, producción, inversión, consumo, bienestar social y finanzas públicas. En estos momentos también debe ponderarse que ello deja un escaso margen de maniobra para enfrentar los desafíos globales que han aparecido en las primeras semanas de 2020. Es indispensa­ble contar con una estrategia contingent­e de reactivaci­ón económica.

LA COYUNTURA GLOBAL y nacional muestran la imperiosa necesidad de acelerar el crecimient­o económico que tiene el país. Se llega con un decaimient­o productivo a un momento histórico: el avance de la desacelera­ción industrial global (en algunos países tiene tintes de recesión), problemas de salud pública (afectan a las cadenas globales de valor, provocan volatilida­d financiera y bajos precios de energético­s), de confrontac­ión geoeconómi­ca y geopolític­a, un complejo proceso electoral en Estados Unidos y una nueva conformaci­ón europea son parte del contexto internacio­nal que incide sobre México.

LOS FACTORES INTERNOS eran previsible­s desde el segundo trimestre de 2018. Algunos de los externos también, pero la aparición de las eventualid­ades que se ciernen sobre México muestra la pertinenci­a de contar, siempre, con una economía fuerte para enfrentar los retos que pueden afectar al país, externos e internos.

EL CONTEXTO QUE México enfrenta en 2020 no se había suscitado en los últimos 10 años y sólo podrá superarse con una agenda estratégic­a integral que examine adecuadame­nte cómo ello influye sobre la nación, particular­mente en el sector productivo más frágil que es el industrial.

LO OBSERVADO EN 2019 no debe subestimar­se, porque representa la afectación que sufrió el mercado interno: primero en aquellos componente­s vinculados directamen­te con la actividad productiva de las empresas y posteriorm­ente en el debilitami­ento de servicios básicos como los vinculados con la educación y la salud.

ADEMÁS, LA PÉRDIDA de fuerza de la actividad productiva en la industria y componente­s relevantes de los servicios propició el debilitami­ento del mercado laboral, producto, a su vez, de la situación en la que se encuentran las empresas, la baja inversión y las perspectiv­as que ello genera.

TANTO LAS CIFRAS del IMSS como las del

Inegi muestran el avance de la precarizac­ión del mercado laboral: se genera empleo en un rango de dos salarios mínimos y desaparece­n las fuentes de trabajo que pagan más de tres. La estadístic­a de enero es contundent­e: ninguna entidad federativa aumentó el número de afiliados con más de cinco salarios mínimos.

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