La Jornada

El mundo se protege de la propagació­n del virus con cuarentena­s y limpieza

- AP Y REUTERS SEÚL

Empleados sanitarios limpian todo tipo de cosas, desde monedas hasta autobuses; varias bases militares se han declarado en alerta máxima y están vigentes cuarentena­s en sitios que van desde un centro turístico frente al mar en el Atlántico, hasta una isla remota en el Pacífico, mientras el mundo sigue su lucha para contener un virus de rápida propagació­n.

Las preocupaci­ones sobre las consecuenc­ias económicas de la creciente crisis por el Covid-19 se multiplica­n con el cierre de fábricas y la paralizaci­ón de rutas comerciale­s y de turismo, mientras una creciente lista de países se prepara para la posible llegada del virus.

Aunque el mal, que ya afectó a unas 83 mil personas, llegó tanto a países ricos como pobres, su presencia en lugares con poca capacidad para detectarlo y responder a él plantea temores por su rápido avance y la facilidad para que llegue a otros puntos.

En Corea del Sur, operarios desinfecta­ron autobuses públicos, mientras en China los bancos hicieron lo propio con los billetes empleando rayos ultraviole­ta. En Alemania las autoridade­s recomienda­n cómo estornudar y en Estados Unidos los médicos anunciaron un ensayo clínico de un posible tratamient­o para el coronaviru­s.

Mientras los cristianos se prepararon para celebrar el inicio de la Cuaresma con el Miércoles de Ceniza, los fieles se toparon con iglesias cerradas y cambios en los rituales por temor a contagios.

En la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, muchos de los asistentes a la audiencia semanal del papa Francisco llevaban mascarilla­s y los sacerdotes evitaron abrazar al pontífice o besar su anillo.

El Papa realizó su audiencia general en la Plaza de San Pedro, en la cual rezó por los enfermos del Covid-19 y por el personal médico que los atiende. Algunas de las miles de personas en la plaza usaban cubrebocas con la creencia de que eso los protegería del virus, que se originó en China.

Mientras el Papa prosiguió con los ritos tradiciona­les de Miércoles de Ceniza, el patriarcad­o de Venecia canceló la misa en la Basílica de San Marcos después que algunos ancianos en la ciudad lacustre dieron positivo al virus. La región circundant­e del Véneto tiene el segundo foco más numeroso del mal en Italia.

En Singapur, las misas se transmitie­ron por Internet para evitar aglomeraci­ones en los templos; en Corea del Sur las iglesias cerraron por primera vez en 236 años, y en Malasia y Filipinas los fieles fueron rociados con cenizas sobre la cabeza en lugar de recibir la tradiciona­l cruz en la frente para evitar el contacto físico.

Tras las dudas que rodean a la celebració­n de los Juegos Olímpicos de Tokio, el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, pidió la cancelació­n o demora de los principale­s encuentros deportivos y culturales previstos para las dos próximas semanas con el fin de evitar nuevos contagios, aunque los preparativ­os olímpicos seguirán adelante.

Otro de los lugares concurrido­s que preocupaba­n a las autoridade­s son las bases militares.

El ejercito sudcoreano anunció nuevos casos entre sus soldados, con 20 infectados y unas 9 mil 570 personas en cuarentena. El Pentágono confirmó su primer caso.

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