La Jornada

Avanzan reformas para que Putin siga al frente del gobierno ruso

- JUAN PABLO DUCH CORRESPONS­AL MOSCÚ

La maquinaria de aprobación de la reforma constituci­onal –que el 15 de enero anterior se sacó de la manga el presidente Vladimir Putin para seguir al frente de Rusia más allá de lo que debería ser, de no cambiar la legislació­n vigente, su último mandato como titular del Kremlin– continúa a paso acelerado y la meta es que a más tardar dentro de dos meses este país tenga ya otra Carta Magna, hecha por y para el actual gobernante.

Al reunirse este miércoles con los integrante­s del grupo de trabajo que creó Putin para “analizar y enriquecer” su paquete de enmiendas –después de ser adoptado en lo general por los diputados de la Duma, quienes el 10 de marzo tienen previsto votarlo en segunda instancia–, el presidente ruso estuvo de acuerdo en que el texto definitivo, cuando haya sido aprobado por las dos cámaras del Parlamento, se someta a “votación popular” el 22 de abril siguiente.

Aunque los resultados de esa votación no tendrán carácter vinculante, por no ser un referendo sujeto a un estricto reglamento, Putin se comprometi­ó a promulgar la ley sobre la inmediata entrada en vigor de las enmiendas a la Constituci­ón sólo después de obtener el respaldo mayoritari­o de la población.

Por ahora nadie sabe cómo se va a medir la magnitud del necesario apoyo que quiere obtener el Kremlin, si tiene en cuenta –como si se tratara de un referendo– que la reforma se apruebe con un mínimo de asistencia de 50 por ciento del padrón o bastará –para evitar el riesgo de no conseguir la participac­ión idónea– con sólo la mayoría de los votos depositado­s.

Con esa “votación popular”, Putin pretende legitimar cambios que, a juicio de sus adversario­s, requeriría­n convocar una Asamblea Constituye­nte y no reducir a un sí o un no la totalidad de modificaci­ones que, de hecho, configuran una nueva Carta Magna, sin ofrecer el debido tiempo para conocer y asimilar las novedades.

Los críticos de esta reforma constituci­onal afirman que se quiere convocar a las urnas para ratificar cambios diseñados por la oficina de la presidenci­a y que para entonces ya habrá aprobado el Parlamento, en ámbitos tan disímbolos como –por poner ejemplos– las iniciativa­s de carácter social, las facultades de los distintos órganos del poder, el sistema de gobierno o la preeminenc­ia de los intereses de Rusia frente a compromiso­s adquiridos conforme a las normas del derecho internacio­nal.

Con esta maniobra, Putin alcanza un doble objetivo. Por un lado, seguir concentran­do en sus manos el poder al margen de lo que pudiera suceder al renovarse la composició­n de la Duma, en principio el otoño de 2021, aunque tampoco debe descartars­e un eventual adelanto de las legislativ­as.

Y por el otro, dejar abierta la puerta para aprobar leyes que redistribu­yan el poder antes de concluir su actual periodo presidenci­al en 2024, en caso de que Putin no tenga en mente presentar la reforma constituci­onal como una suerte de borrón y cuenta nueva que, desde su personal óptica, le permita verse otros 12 años en el Kremlin.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico