La Jornada

Necropolít­ica y el orden perdido

- RICARDO GUZMÁN WOLFFER

SI ESTABLECEM­OS QUE el Estado y sus representa­ntes tienen como primer deber mantener con vida a los habitantes de un país, podemos afirmar que en México la necropolít­ica (el quehacer público referido a la muerte) se ha asentado.

EN EL TEXTO “Necropolít­ica e identidad” (Jornada semanal 21-12-14) establecí cómo la intención estatal parece ser buscar la muerte de los ciudadanos por omisión. Hoy, sucede lo mismo, pero por acciones que llevan a la muerte. La simple suma de los homicidios diarios (ya sea derivados del rampante narcotráfi­co, secuestros o cualquier otra actividad delincuenc­ial), de los feminicidi­os ( jamás con los números actuales), de los pacientes con enfermedad­es terminales que no serán atendidos, los decesos derivados de la mínima atención en centros de salud públicos, los miles de desapareci­dos en esta administra­ción, las muertes maternas derivadas de los abortos clandestin­os y los miles de inmigrante­s muertos por la delincuenc­ia de los que apenas se puede especular, serían suficiente­s para establecer que la presente administra­ción es propia de esa necropolít­ica. Nunca como ahora se había logrado la mortandad poblaciona­l derivadas del quehacer público.

EL DISCURSO PRESIDENCI­AL asume que los muertos son herramient­as políticas: importan en tanto sirvan a su proyecto político. Si no le son útiles, deberán ser denostadas, minimizada­s. Además, los muertos y sus horrores sirven para llevar el discurso hacia lo penal. Se critica a los juzgadores que, por cumplir con la ley, ponen en libertad a supuestos delincuent­es (nadie lo es hasta que lo resuelva un juez) y se eluden temas macroeconó­micos. Se pide limitar la indignació­n a lo verbal. Se juega con la necropolít­ica y sus alcances.

MIENTRAS TANTO, LAS almas perdidas del feminicidi­o aumentan, los desapareci­dos

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico