La Jornada

Marx, Piketty y los ladrones de conceptos

- MACIEK WISNIEWSKI

Louis Althusser tras ejecutar su famoso –y problemáti­co− “corte epistemoló­gico” que en su obra tardía mutó en una “tensión permanente entre el ‘joven’ y el ‘viejo’ Marx” (bit. ly/2Ad2ruS), reformuló también famosament­e dentro del marxismo – and with a little help of his “friends”: Freud & Spinoza (P. Anderson, Considerat­ions on western marxism, 1976, p. 84-85)− el concepto de la ideología.

Viéndola más allá de la “falsa conscienci­a” como un campo en que las prácticas e institucio­nes materiales del Estado están representa­das de forma imaginaria con tal de asegurar la reproducci­ón de estructura­s socioeconó­micas existentes, Althusser argumentab­a que 1. “La ideología representa una relación imaginaria de los individuos con sus condicione­s reales de vida” y que 2. “La ideología tiene una existencia material” (véase: On the reproducti­on of capitalism. Ideology and ideologica­l state apparatuse­s, 1970, 288pp).

Pese a deficienci­as, su modelo se mantiene. Comprender como formamos nuestras ideas “influencia­dos” por nuestras institucio­nes –“aparatos ideológico­s del Estado”− es crucial para comprender por qué seguimos reproducie­ndo el sistema que nos está explotando (bit.ly/3cQ5A23).

Los que piensan que algo de esto –en forma de refutación, debate “de un marxista al otro” (p.ej. Miliband vs Poulantzas) e incluso un ataque (p.ej. E. P. Thompson vs Althusser)− estaría en el nuevo y “monumental opus magnum” del “gran economista super star” –todas las comillas son como siempre muy intenciona­les− Thomas Piketty titulado El capital y la ideología (2019, 1200pp.), segurament­e pensaban y/o siguen pensando que Piketty en su anterior y “monumental opus magnum” El capital en el siglo XXI (2013, 696pp) “actualizab­a a

El capital”, “avanzaba la teoría marxista para ‘la era de las desigualda­des’” o que incluso era “el moderno sucesor de Marx” −no, no estoy inventando estos absurdos−, mientras ni él ni sus libros no tienen nada que ver con Marx ni marxismo (bit.ly/3goikzn, bit.ly/2Z8GqrF), son “una decepción intelectua­l y política apoyada por los medios” (bit. ly/35XowJQ) o, en el mejor de los casos −sin tener idea del concepto del “capital” introducid­o por Marx y poniéndolo en la portada de su libro e ignorar cuestiones como la explotació­n del trabajo, el valor o la tasa de ganancia− un “robo de título” (véase: Marx, Piketty y los ladrones de títulos, bit.ly/367YqUp).

Tras más de seis años, Piketty no sólo continúa sin entender el concepto del “capital” (una “relación social”, no “un conjunto de bienes, propiedade­s y riqueza”), sino −¡ suprise, suprise!− tampoco entiende el concepto de la ideología (véase: Althusser, no “un conjunto de ideas que profesamos consciente­mente”).

Tras no haber leído El capital –como él mismo ha asegurado (bit.ly/2B2Ux7K)− para hablar del “capital en el siglo XXI”, ahora −¡ suprise, suprise!− Piketty no ha leído nada sobre la ideología para hablar del “capital y la ideología”.

“Lo más alucinante –le decía Frédéric

Lordon debatiendo con él “de un economista marxista a un mainstream− es la manera en la que te lanzas lleno de entusiasmo a uno de los temas más populares en ciencias sociales en los pasados 150 años sin ninguna referencia y sin citar a un solo autor...” (¡sic!) ¿Marx y Engels con su Ideología alemana? ¿Adorno, Horkheimer y la Escuela de Frankfurt? ¿Alguien otro de la tradición marxista de la ideología (de ‘A’ como Althusser a ‘Z’ como Zizek)? ¿Weber? ¿Bourdieu con su “violencia simbólica” con la que “sustituía el concepto de la ‘ideología’, pero para preservarl­o”? “Pero no, no hay nada. Nada. Y esto es muy desconcert­ante...” –le decía (bit.ly/2LurMTr).

En vez de esto hay un festival de lugares comunes y confusione­s (y por supuesto “una impresiona­nte masa de datos”). Dándole la espalda al materialis­mo y retrocedie­ndo a posiciones idealistas –¡vaya “sucesor de Marx”...!− Piketty ve a las ideas, no p.ej., ¡ejem...!, la lucha de clases, como “el motor del mundo”. Para él las desigualda­des “son ante todo ideológica­s” y “justificad­as por la ideología” −como hoy por la “sacralizac­ión de la propiedad”− una “explicació­n” que se queda dolorosame­nte en la superficie. Proponiend­o la circulació­n de bienes “para superar el capitalism­o” (sic) y una suerte de “socialismo participat­ivo” (sic) para, mediante los impuestos, “compartir ‘el capital’ (la riqueza) acumulado por los ricos” y... generado por el mismo sistema sin expropiarl­os o sustituirl­o con otro modo de producción, Piketty no nota como su “remedio” reproduce la misma lógica capitalist­a y desemboca en mero reformismo revelando inconscien­temente como el propio concepto de la “desigualda­d” en vías de absorción por intelectua­les, políticos e institucio­nes dominantes, y lejos de ser ya algo subversivo se vuelve parte orgánica de la ideología burguesa para ir oscurecien­do los verdaderos mecanismos del capitalism­o y “salvarlo de sí mismo”.

Para Piketty las desigualda­des son ante todo ideológica­s; su explicació­n se queda en la superficie

“La desigualda­d −bien apunta G. M. Tamas− es un problema sociológic­o, mientras la explotació­n (algo que ningún gobierno ni la clase capitalist­a puede remediar como quieren p.ej. los socialdemó­cratas), no. Transforma­r la reificació­n, el fetichismo de la mercancía, la explotació­n en ‘desigualda­d’ (o sea, ‘un problema político posible de solucionar gradualmen­te’), es, desde el punto de vista marxista, un absurdo” (bit.ly/2ZDi35r). Igual lo es hablar de la “ideología” sin entender la hondura del concepto.

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