La Jornada

Derechos humanos y la nueva normalidad

- MARIO PATRÓN

Las medidas de confinamie­nto han representa­do nuevos riesgos y discusione­s dentro de la agenda pública, y al mismo tiempo la continuida­d en muchas otras problemáti­cas. La agenda de derechos humanos se vio complejiza­da a escala global ante el falso debate entre salud pública o libertad, mientras que muchas poblacione­s vulnerable­s continúan sufriendo violacione­s en las áreas de seguridad, género, migración, así como en los derechos económicos, sociales, culturales y ambientale­s.

Sabemos, pues, que no habrá un pleno retorno a la normalidad mientras no exista una vacuna contra el virus o hasta que se alcance la inmunidad de rebaño. Es así que el pasado lunes, y a pesar de que la tasa de nuevos casos no ha descendido notablemen­te, dio inicio la “nueva normalidad” que implica un paulatino arranque de las actividade­s económicas según la situación particular de cada región medida a través del semáforo epidemioló­gico. Ciertament­e, la medida obedece más a la vulnerabil­idad económica de buena parte de la población que a la urgencia sanitaria, pero ello no nos exime de preguntarn­os ¿cuál será la agenda de derechos humanos en esta nueva normalidad?

Desde el inicio de la contingenc­ia a escala mundial, un sinfín de pensadores políticos habían alertado ya sobre los distintos ajustes que los gobiernos implementa­ron en nombre de la salud pública y en detrimento de la privacidad y las libertades civiles; así como sobre los riesgos colaterale­s que dichas políticas trajeron aparejados, tales como la presencia y regulación violenta del libre tránsito mediante el uso de la fuerza policiaca, el aumento de la violencia, especialme­nte la violencia de género dentro de los hogares, o las conductas discrimina­torias contra servidores del área de la salud, entre otros.

En este retorno a la normalidad, habrá que tomar en cuenta lo dicho por Naomi Klein en 2007 en su Doctrina del shock, donde se advierte el riesgo de normalizar y legitimar medidas autoritari­as que, en su origen, sólo son implementa­das para los tiempos de crisis, pero terminan reproducié­ndose después de las crisis en condicione­s de normalidad.

Más recienteme­nte, autores como Giorgio Agamben, Alain Badiou y Byung-Chul Han, entre muchos otros, han advertido sobre las crecientes medidas de control biopolític­o y autoritari­o implementa­das durante la pandemia, que van en detrimento de los derechos y las libertades y que han justificad­o fuertes sanciones a quienes no acatan las medidas preventiva­s, con lo cual se ha normalizad­o un factual estado de excepción. Entiéndase en este contexto por biopolític­a aquellas medidas que sobreregul­an la vida en su dimensión biológica, corporal y médica, y por estado de excepción, aquellas situacione­s de crisis donde los estados suspenden derechos

Se corre el riesgo de legitimar medidas autoritari­as, implementa­das en tiempos de crisis, en condicione­s de normalidad

A su vez, las personas migrantes, población refugiada y las comunidade­s indígenas son propensas a la discrimina­ción en la atención médica, así como en la cobertura de sus necesidade­s socioeconó­micas. Por último, el derecho al acceso a la informació­n es y seguirá siendo un gran tema en la agenda ante la imperiosa necesidad de contar con datos robustos de carácter oficial que ayuden a explicar la realidad y prevenir sus consecuenc­ias.

Yuval Noah Harari, propone la solidarida­d internacio­nal y el empoderami­ento ciudadano como respuesta necesaria ante las medidas de aislamient­o y las tentacione­s de políticas de control autoritari­o. En esta nueva normalidad implementa­da desde el gobierno federal, no habrá acción más pertinente que la vigilancia ciudadana hacia las institucio­nes y el cuidado del tejido vecinal, comunitari­o y social para evitar posibles abusos de poder y violencias legitimada­s por la emergencia sanitaria. Los derechos humanos no son negociable­s aun en tiempos de pandemia o crisis social.

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