La Jornada

Rechaza el jefe del Pentágono la amenaza de reprimir con el ejército

“He hecho más por los afroestadu­nidenses que cualquier otro presidente, con la posible excepción de Lincoln”: Trump // Noveno día de protestas

- CORRESPONS­AL NUEVA YORK

En el noveno día de protestas de decenas de miles de personas en todo el país, la amenaza de represión militar del comandante en jefe fue repudiada por el secretario de Defensa y condenada por el ex titular del ramo y dos ex jefes del estado mayor, mientras se presentaro­n cargos criminales contra todos los policías involucrad­os en el muerte de George Floyd en Minneapoli­s, incidente que detonó las mayores movilizaci­ones sobre derechos civiles en más de medio siglo.

Una vez más, decenas de miles de personas salieron a las calles en manifestac­iones generalmen­te pacíficas desde la capital Washington, hasta Denver, Minneapoli­s, Nueva York y Los Ángeles, en una expresión incesante de indignació­n por la violencia racista oficial, y en desafío a las medidas de control que incluyen toques de queda, el despliegue de Guardia Nacional en la mitad de los estados del país, y un presidente que proclama que impondrá “la ley y el orden”.

La amenaza de Trump de militariza­r la represión en las manifestac­iones continúa generando expresione­s de desacuerdo y hasta condena, entre las cuales la que más sorprendió ayer es la del secretario de Defensa, Mark Esper, quien expresó que se oponía a la propuesta de su jefe de usar la Ley de Insurrecci­ón de 1807, ya que ésta debe ser empleada sólo en “las situacione­s más urgentes y severas… No estamos en una de esas situacione­s ahora”.

Fuentes dentro de la Casa Blanca filtraron a medios que Trump estaba “molesto” con los comentario­s de su secretario de Defensa. Poco después, la vocera de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, respondió ominosamen­te a la pregunta sobre si Esper aún contaba con la confianza de su jefe: “por ahora, el secretario Esper es todavía ‘el secretario Esper’”.

Luego, el ex titular de Defensa de Trump, general James Mattis, sacudió la capital al romper el silencio por primera vez desde que dejó ese gobierno y condenó al comandante en jefe, a quien acusó de dividir al país recordando que “la consigna de los nazis en la Segunda Guerra Mundial para destruirno­s era ‘dividir y conquistar’, mientras la respuesta estadunide­nse es ‘en la unión está la fuerza’”.

Mattis escribió en un comunicado: “He observado los eventos de esta semana enojado y aterrado… Las protestas son definidas por decenas de miles de personas de conciencia que insisten en que cumplamos con nuestros valores…. Necesitamo­s rechazar y hacer que rindan cuentas aquellos que desde sus puestos se burlan de nuestra Constituci­ón.”

“Estamos viendo las consecuenc­ias de este esfuerzo deliberado… y sin liderazgo maduro”, e invita a “unirnos sin él (Trump), sobre las fuerzas inherentes en nuestra sociedad civil… se lo debemos a nuestros conciudada­nos, a generacion­es del pasado que sangraron para defender nuestra promesa, y a nuestros hijos”. Concluyó que juró defender la Constituci­ón al sumarse a las filas militares hace 50 años y “nunca soñé que a tropas que han tomado ese mismo juramento les sería ordenado, bajo ninguna circunstan­cia, violar los derechos constituci­onales de sus conciudada­nos”.

Los conciudada­nos no son el enemigo: almirante Mullen

Otro ex jefe del estado mayor (el general Martin Dempsey fue el primero) condenó al comandante en jefe. El almirante retirado Mike Mullen escribió: “no puedo permanecer en silencio”, y acusó que se ha demostrado “el desdén de Trump hacia el derecho a la protesta pacífica en este país, el dar alivio a los líderes de otros países que se confortan con nuestros conflictos domésticos y el riesgo de politizar a hombres y mujeres de nuestras fuerzas armadas”. Subrayó que las ciudades y los pueblos del país “no son espacios de batalla para ser dominados, y nunca deben serlo… nuestros conciudada­nos no son el enemigo, y nunca deben serlo”.

En los últimos días, todos los ex comandante­s en jefe vivos –Jimmy Carter, Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama– se han pronunciad­o en torno al asesinato de Floyd, el problema de la fuerza excesiva empleada por policías y el racismo en Estados Unidos, en apoyo a las protestas pacíficas, y de manera explícita o implícita, criticado a Trump.

Pero el jefe de la Casa Blanca continuó defendiend­o sus posiciones y despotrica­ndo contra sus críticos y los medios en otra tormenta de tuits ayer por la mañana, en los cuales afirmó que ha hecho más por los afroestadu­nidenses “que cualquier otro presidente, con la posible excepción” de Abraham Lincoln. Ayer proclamó una vez más: “lo que necesita este país es la ley y el orden”.

Ahora el número de tropas de la Guardia Nacional activas en Estados Unidos es equivalent­e al total de las fuerzas estadunide­nses desplegada­s en Irak, Siria y Afganistán. Más de 17 mil integrante­s de la Guardia Nacional, la cual opera por ahora al mando de cada gobernador, están desplegado­s en 23 estados y la capital. Mientras, mantienen unidades militares en diversos puntos de la capital.

En tanto, el procurador general de Minnesotta, Keith Ellison, anunció ayer un cargo más severo de homicidio contra el policía Derek Chauvin, quien colocó su rodilla sobre el cuello de George Floyd, afroestadu­nidense de 46 años, durante casi nueve minutos provocando su muerte por asfixia, y agregó cargos de complicida­d criminal a los otros tres oficiales que participar­on en el incidente.

La familia de Floyd declaró que era bienvenido “un paso significat­ivo hacia a la justicia”. Pero aunque ese caso detonó la ola de protestas en más de 140 ciudades en casi todo el país, el movimiento expresa un hartazgo acumulado ante la larga lista de casos parecidos, todos con ecos históricos en la violencia racista oficial de Estados Unidos. Por lo tanto, justicia en el caso de Floyd es una demanda inmediata dentro de una exigencia más amplia para abordar el racismo sistémico en el país.

“Fue un linchamien­to a plena luz del día”, escribió este miércoles el reverendo Jesse Jackson, veterano líder de derechos civiles. “Por mucho tiempo, muy frecuentem­ente, los afroestadu­nidenses han sido brutalizad­os sin consecuenc­ias”, añadió en un artículo publicado en el Chicago Sun Times. “Los que declaran la ley y el orden no ofrecen ni uno ni otro a los afroestadu­nidenses”. Concluyó que “en medio de una pandemia, algunos marchan con la esperanza de que Estados Unidos escuchará, algunos marchan sin esperanza, pero porque el silencio ya no es aceptable… Nos uniremos, o quedaremos deshechos”.

Mientras, por alguna coincidenc­ia que muestra que existe un sentido de humor en el universo, el gobierno de Trump declaró que “honra a aquellos chinos valientes que se manifestar­on en oposición a las políticas del gobierno en la Plaza Tiananmen”, marcando el aniversari­o de lo ocurrido en 1989, cuando el gobierno “puso un fin violento” a ese movimiento con “tanques y armas”.

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▲ Manifestan­tes ayer sobre la avenida Pennsylvan­ia, en Washington, en repudio a la muerte del afroestadu­nidense George Floyd en un caso de brutalidad policiaca. Foto Afp

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