La Jornada

Calificado­ras tienen “influencia excesiva”: experta de la ONU

- DORA VILLANUEVA

Las tres grandes agencias de calificaci­ón crediticia –Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch Ratings– tienen una “influencia excesiva” sobre las decisiones de préstamos, condicione­s e intereses de la deuda soberana de los países, estableció Yuefen Li, experta independie­nte sobre deuda externa y derechos humanos de la Organizaci­ón de Naciones Unidas (ONU).

Lejos de ayudar a la solución de las crisis, estas agencias, que controlan la evaluación sobre 92 de cada 100 dólares de deuda global, han contribuid­o a agravarlas. Por ello es necesario reformar “urgentemen­te” la arquitectu­ra internacio­nal de deuda, suspender la emisión de calificaci­ones de crédito durante crisis –como la de Covid-19– y revisar los criterios y operación de las calificado­ras de riesgo crediticio, planteó.

Incorporar un enfoque en derechos humanos

“La reforma es crucial de cara a la profunda recesión y a una inminente crisis de deuda en 2021 en varios países en desarrollo”, advirtió la investigad­ora, quien apuntó la necesidad de que las agencias de calificaci­ón incorporen un enfoque de derechos humanos a su trabajo, dado que sus acciones repercuten en la capacidad fiscal de los países para invertir en protección social, alimentaci­ón, salud, educación o en políticas contra la pobreza y la desigualda­d.

Yuefen Li expuso que además de la “influencia excesiva” que ostentan las calificado­ras de riesgo, tienen responsabi­lidad en crisis previas –como la de 2008, con las hipotecas subprime– en las que mostraron problemas estructura­les de operación, como el conflicto de intereses, y fracasaron en su razón de ser: prevenir riesgos crediticio­s.

“En lugar de sonar la alarma sobre posibles crisis de deuda, lo que significar­ía cumplir con su papel preventivo, estas agencias han actuado para exacerbar las crisis”, señaló la experta independie­nte. Además de que entre sus problemas de origen se cuenta la falta de rendición de cuentas y transparen­cia en sus evaluacion­es, así como “decisiones viciadas” y oligopolio.

Y es que S&P, Moody’s y Fitch Ratings controlan más de 92 por ciento del mercado global. “La falta de competenci­a perpetúa conductas inadecuada­s y suprime los incentivos para mejorar la calidad de las calificaci­ones crediticia­s. La supresión del oligopolio podría lograrse estimuland­o la entrada de nuevos actores en el mercado, incluyendo agencias de calificaci­ón crediticia de propiedad pública”, considera el informe de Li.

Como contexto, iniciada la crisis de Covid-19, las empresas de evaluación crediticia redujeron la calificaci­ón en decenas de países. Con ello encarecier­on el costo del financiami­ento para economías que intentaban buscar recursos en los mercados internacio­nales para atender la emergencia sanitaria. “El impacto de rebajas de calificaci­ón de países en desarrollo puede ser enorme”, recalcó Yuefen Li.

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