La Jornada

Avala la Suprema Corte clases presencial­es en Buenos Aires, pese a pandemia del Covid

El máximo tribunal adjudica a Grupo Clarín la decisión de aumentar tarifas

- STELLA CALLONI CORRESPONS­AL BUENOS AIRES

El presidente Alberto Fernández advirtió ayer que continuará “cuidando la salud de los argentinos por más que se escriban muchas hojas de sentencia”, en respuesta a un sorprenden­te fallo de la Corte Suprema de Justicia que avaló la posición del gobierno de la ciudad de Buenos Aires de mantener las clases presencial­es, a pesar de la grave situación sanitaria, y la vicepresid­enta Cristina Fernández de Kirchner calificó la resolución de “golpe de Estado contra las institucio­nes”.

En el mismo fallo, el máximo tribunal adjudicó al monopolio mediático del Grupo Clarín la decisión de aumentar los precios de sus tarifas de Internet, cable y celular cuando lo decida, desconocie­ndo la resolución del presidente Fernández que estableció que debían considerar­se como un servicio público para toda la población.

En momentos que se vive la peor ola de contagios de Covid-19, cuando es necesario tomar medidas de restricció­n y las cifras de infectados oscilan entre 26 mil y 29 mil diarios, con casi mil fallecidos entre lunes y martes, superando todas las cifras del año pasado, el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, de la opositora Cambiemos (Juntos por el Cambio) decidió ordenar el retorno a las clases presencial­es, desconocie­ndo el decreto presidenci­al que establecía dos semanas de suspensión.

La mayoría de las provincias adoptaron las decisiones presidenci­ales, salvo la ciudad de Buenos

Aires y la provincia de Mendoza, también gobernada por la oposición. En ambos lugares la epidemia alcanzó los más altos índices desde 2020. Ahora se llegó a la cifra de 65 mil muertos desde que comenzó la pandemia.

En este momento, después de todos los esfuerzos realizados por el gobierno nacional, haciéndose cargo de ayudar a los hospitales de esta capital, abandonado­s a su suerte por el gobierno porteño, los medios ligados a la oposición (la amplia mayoría) se convirtier­on en una permanente incitación a violar todas las normas y protocolos sanitarios.

A pesar de las huelgas de los docentes, las escuelas, especialme­nte las privadas, siguen funcionand­o con escasa asistencia, pero llevan a circular a casi un millón de personas, mientras en la provincia de Buenos Aires, la más grande del país, hay suspensión de clases presencial­es hasta el 21 de mayo.

La vicepresid­enta Cristina Fernández de Kirchner denunció que la Corte Suprema ha decidido que el Poder Ejecutivo Nacional “no tiene competenci­a para tomar medidas sanitarias. Ante este escenario, digo yo… para poder gobernar ¿No será mejor presentars­e a concursar por un cargo de juez al Consejo de la Magistratu­ra o que un presidente te proponga para ministro de la Corte?

“Está muy claro que los golpes contra las institucio­nes democrátic­as elegidas por el voto popular ya no son como antaño”, añadió.

El presidente Fernández anunció la reactivaci­ón de una política educativa iniciada en el pasado gobierno de Fernández de Kirchner Conectar Igualdad, descontinu­ada por Macri, en la cual se entregaban computador­as a los estudiante­s.

En la resolución de la Corte, cuyo presidente, Carlos Rosenkrant­z, fue nombrado por decreto de Mauricio Macri, no menciona la pandemia ni siquiera la emergencia sanitaria, sino el tema educativo, como si lo dictado por el presidente no correspond­iera a una situación gravísima, además, es claramente constituci­onal.

La Corte ni siquiera menciona la constituci­onalidad que ampara al decreto presidenci­al, sino que sostiene “que no hay suficiente­s fundamento­s” para suspender las clases, cuando esta ciudad es la que tiene más contagiado­s y más muertos.

Por otra parte, el gobierno nacional, después de analizar todas las irregulari­dades del fallo, recordó que la ciudad de Buenos Aires tenía facultades para adoptar medidas que aliviaran la situación y el aumento de casos en el Gran Buenos Aires, y generó una situación de alarma epidemioló­gica y sanitaria que podía llevar, en poco tiempo, a la saturación del sistema de salud.

En una fuerte reacción diversos sectores políticos y académicos rechazaron esta decisión de la Corte; en su mayoría la considerar­on un golpe de Estado contra las institucio­nes que deja ver una posición que la ubica violando una y otra vez normas jurídicas y pasando por sobre los otros poderes.

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