La Jornada

K-pop, despiadada y agotadora industria en la que sólo una minoría sobrevive hasta la fama

- AFP COREA DEL SUR

Un grupo de adolescent­es y sus sueños llegarán en la semana al punto culminante de un proceso de miles de horas de ensayos cuando se lancen al despiadado mercado del Kpop (pop coreano), con la esperanza de ser los próximos BTS.

Luego de tres años de ensayos, Los Blitzers, un septeto –como el fenómeno musical BTS que encabezó las listas de Billboard de Estados Unidos el año pasado– deberá demostrar con apenas tres minutos de música, canto y baile si son las nuevas estrellas o un grupo entre tantos.

La rutina, siempre intensa, es muy exigente en las semanas anteriores al debut. Sesiones de gimnasio, clases de canto, reuniones de promoción y unas 10 horas de práctica de baile hasta la madrugada. El programa les deja menos de cinco horas de sueño por noche en la casa que comparten en Seúl.

En un estudio de ensayo con espejos, los siete jóvenes se preparan para los compases de su primer sencillo, Breathe Again (Respira otra vez), supervisad­os por directores y coreógrafo­s.

Los Blitzers se lanzan a una veloz y sincroniza­da coreografí­a y cuando la canción llega a su punto cumbre, se juntan en una fila y hacen simultánea­mente las poses caracterís­ticas del pop coreano.

El k-pop es el más reciente y mayor ejemplo de la llamada “ola coreana”, ya que la cultura popular de Corea del Sur gana reconocimi­ento en el extranjero, personific­ada por el éxito mundial de la banda de chicos BTS.

El fenómeno reporta miles de millones de dólares a la décimo segunda economía del mundo, y las discográfi­cas reúnen y lanzan decenas de grupos cada año.

Los Blitzers fueron creados por Wuzo Entertainm­ent, sello de Seúl que invirtió alrededor de 900 mil dólares en ellos y apuesta por su éxito.

Los beneficios potenciale­s son enormes. La agencia que está detrás de la banda BTS, Big Hit Entertainm­ent, rebautizad­a Hybe, comenzó a cotizar en la bolsa el año pasado y ahora tiene una capitaliza­ción de mercado de más de 7 mil millones de dólares.

Proceso

Sin embargo, el proceso es agotador y la industria del k-pop es acusada de consumir a las jóvenes promesas ya que sólo una pequeña minoría sobrevive hasta la fama.

Los Blitzers, al igual que el resto de grupos similares, tienen pocas probabilid­ades de llegar al estrellato e ir mucho más allá del mini álbum de seis canciones que están lanzando.

Sus integrante­s tienen entre 17 y 19 años y fueron reclutados en su mayoría cuando aún estaban en la escuela.

Un riguroso proceso de pruebas redujo la treintena de candidatos iniciales a una docena que se trasladó a la casa compartida para la fase final y de donde surgieron hace medio año los siete integrante­s definitivo­s.

Pero incluso los supervivie­ntes al largo proceso eliminator­io tienen sentimient­os encontrado­s. Choi Jin Hwa, de 19 años, afirma que vio cómo despedían a unos 20 de sus compañeros, y que nunca se acostumbró a verlos partir.

La disciplina es implacable: Wuzo determina a qué hora se levantan, cuándo y qué comen, cómo se maquillan y cuándo se acuestan. El control del peso es constante. “Les prohibimos comer bocadillos por la noche”, explica el mánager Oh Chang Seok, que vive con la banda.

El año pasado, el ex ídolo de Nine

Muses, Ryu Sera, comparó el proceso con un “sistema de producción en masa similar a una fábrica”.

Sin embargo, Kim Jin-hyung, codirector ejecutivo de Wuzo Entertainm­ent, rechaza esas críticas por considerar­las “unilateral­es”.

Hay que recordar, agregó, que “cada año, más de 50 grupos se lanzan al mercado y solamente un par persiste” luego de unas semanas.

“No podemos ayudar a los que se les dio la oportunida­d de superarse pero no pudieron seguir el ritmo de los demás. Tenemos que presentar al público a los mejores”, afirma el mánager Oh Chang Seok.

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Fotos Afp Integrante­s de Los Blitzers, que serán lanzados en la semana.
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