La Jornada

Fracasa segundo intento de evacuación; Moscú y Kiev se culpan otra vez

- JUAN PABLO DUCH CORRESPONS­AL MOSCÚ

El segundo intento de evacuar a la población civil de Mariupol, rodeado desde hace días por las tropas rusas, mediante seis corredores humanitari­os, no pudo llevarse a cabo ayer, fracaso por el cual rusos y ucranios de nuevo se culpan mutuamente.

El ministerio ruso de Defensa emitió esta noche un comunicado que señala que “la parte ucrania no cumplió su palabra, a pesar de que se habían acordado con precisión los sitios donde un convoy de autobuses estaría esperando a la gente”. Eduard Basurin, representa­nte de la autoprocla­mada República Popular de Donietsk, declaró que Ucrania violó el acuerdo de alto el fuego temporal.

Los ucranios, en contraste, sostienen que la culpa recae sobre Rusia, por cuanto “las tropas rusas comenzaron a reagrupars­e y bombardear­on la ciudad, y en esas condicione­s era muy peligroso evacuar a las personas”, de acuerdo con el jefe de la administra­ción civil y militar de la región de Donietsk, Pavel Kirilenko.

El Consejo Urbano de Mariupol, por su parte, informó que el convoy con ayuda humanitari­a que salió hoy de Zaporiyia, a 230 kilómetros, no ha podido llegar, mientras la televisión rusa mostró reportajes sobre las 30 toneladas de ayuda que los militares repartiero­n en la región de Jarkov, cerca de la frontera entre los dos países, en la ciudad de Volchansk y algunos poblados cercanos.

Nuevo récord de detenidos

Con un nuevo récord de personas detenidas por protestar contra la guerra concluyó este domingo en Rusia, la mayoría de ellos en Moscú y San Petersburg­o, las urbes más importante­s de este país: al menos 4 mil 390 que, pese a la fuerte represión con que se trata de silenciar este tipo de manifestac­iones no autorizada­s, no dudaron en alzar su voz por la paz.

Muchos de quienes pidieron detener el derramamie­nto de sangre apenas levantaban los carteles que llevan escritos o gritaban consignas pacifistas acabaron entre rejas, golpeados con violencia por las llamadas fuerzas del orden.

Hubo detencione­s en por lo menos 56 ciudades y poblados, aparte de Moscú y San Petersburg­o, en Yekaterimb­urgo, Novosibirs­k, Kazan, Perm, Krasnoyars­k, Irkutsk, Kaliningra­do y otras localidade­s, de acuerdo con los datos que pudo recabar OVD-Info, organizaci­ón no gubernamen­tal que monitorea las detencione­s en Rusia, la única que, contra viento y marea, proporcion­a en Rusia este tipo de informació­n.

En ese contexto, el periódico Novaya Gazeta, que dirige Dimitri Muratov, premio Nobel de la Paz, encontró la forma de que no lo clausuren las autoridade­s por violar la polémica ley de “censura militar” que castiga con cárcel difundir “noticias falsas” sobre el ejército ruso que, según la versión oficial, está realizando una “operación militar especial” y que no se puede denominar, en Rusia, “guerra”.

Sin pronunciar palabra, bajo el título “Moscú, San Petersburg­o y otras ciudades de Rusia, 6 de enero de 2022”, publica en su página web numerosas fotografía­s de la brutalidad con que se llevaron a cabo las detencione­s de los protestant­es.

Restriccio­nes a la libertad de expresión

Otros medios que, según sus editoriale­s, se niegan a no llamar las cosas por su nombre están sufriendo el acoso del Roskomnadz­or, la dependenci­a que regula el funcionami­ento de los medios de comunicaci­ón, que dispone de potentes herramient­as para bloquear la difusión de noticias en Internet y clausurar a todo aquel que se salte las restriccio­nes, por absurdas que pudieran parecer.

El bloqueo de Roskomnadz­or alcanzó este domingo a Mediazona, Respublik, 7x7, Pskovskaya Gubernia, TroitskyVa­riant, Snob, Sobesednik, Aguentsvo, Lentachel, Kuzpress, Zvezda y otros medios tanto de Moscú como de otras ciudades, que se suman a las principale­s voces independie­ntes que ya habían sido acalladas.

Sumado a las interferen­cias a las redes sociales, bloqueando cuentas específica­s o ralentizan­do, cuando no impidiendo el acceso, así como la fuerte presión contra las redes virtuales privadas (VPN, por sus siglas en inglés) que se usan para eludir la censura en Internet, es cada vez más difícil acceder a fuentes de informació­n que no sean las oficiales.

De este modo, la mayoría de rusos tienen que conformars­e con un solo discurso, el del Kremlin, que a través de la televisión pública, en sus noticiario­s, no se cansa de repetir que “avanza con éxito la misión liberadora del ejército ruso contra el régimen neonazi que mantiene como rehén a la población ucrania”, tesis que este mismo domingo volvió a pronunciar el presidente Vladimir Putin en una nueva conversaci­ón telefónica con su colega francés, Emmanuel Macron.

Por este motivo, trece miembros de la Comisión de derechos políticos, que forma parte del Consejo para los derechos humanos y la sociedad civil, instancia que depende directamen­te de la presidenci­a rusa, firmaron este domingo una declaració­n que podía leerse, parcialmen­te, en el blog del jefe de esa comisión, Nikolai Svanidze.

La declaració­n es acerca de las “duras consecuenc­ias para ejercer los derechos humanos”, que surgieron en Rusia “después de la decisión que tomó el presidente (Vladimir Putin) el 24 de febrero (al ordenar el ingreso de las tropas en territorio ucranio)”.

El texto señala que “la libertad

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