La Jornada

Magistrado sugiere revisión de efectos de redes sociales en los procesos electorale­s

- ALONSO URRUTIA

La creciente injerencia y sofisticac­ión en el uso de las redes sociales y plataforma­s digitales obliga a revisar formas de regular su incidencia en procesos electorale­s para evitar afectacion­es en los sistemas democrátic­os, sostiene el magistrado Luis Espíndola, de la Sala Especializ­ada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Incluso, a partir de las experienci­as internacio­nales donde han sido decisivas en modificar tendencias, debería analizarse una posible causa de nulidad.

En entrevista con La Jornada, el magistrado también repasa los desafíos que han representa­do las inéditas experienci­as de consulta popular y revocación de mandato advirtiend­o que, a la luz de las primeras experienci­as en ambos ejercicios, se requiere la revisión del marco legal para perfeccion­ar algunos aspectos: falta de catálogo de sanciones, la imposibili­dad de que el presidente al que se le pretende revocar el mandato pueda aludir el tema o la incidencia de las redes sociales.

Integrante de la Sala Especializ­ada, responsabl­e de resolver en primera instancia quejas sobre los excesos de los servidores públicos en contravenc­ión al artículo 134 constituci­onal, la guerra sucia, el lenguaje de odio en las campañas, Espíndola reconoce que a más de 12 años, aún prevalece el vacío legal porque no hay ley secundaria que regule el 134, lo cual se ha hecho a partir de criterios del TEPJF y que la ausencia de regulacion­es en cuanto a plataforma­s digitales representa un reto para el sistema electoral.

Si bien es cierto, tanto la Suprema Corte de Justicia de la Nación como el TEPJF han definido criterios para acotar estos espacios en redes sociales, reconoce que es un ámbito que contiene múltiples desafíos: la difusión de noticias falsas, el uso indiscrimi­nado de bots, la difusión de lenguaje de odio o violencia de género e, incluso, el abuso en el uso de la informació­n de los usuarios, como ocurrió con el caso de Cambridge Analytica en Estados Unidos.

Y aunque resalta que empresas como Twitter, Facebook o incluso Netflix tienen sus propias políticas para regular excesos, lo que habla de buenas prácticas empresaria­les, Espíndola se cuestiona si realmente se pretende que sean las compañías privadas las que tengan los controles del uso de las redes sociales. ¿Hasta qué punto se va a permitir que su incidencia se rija por la regulación privada? Es preciso que sean las institucio­nes las que regulen la incidencia, indica.

“Recordemos que ejemplos como el Brexit, o en 2016 la elección de Trump con la participac­ión activa, probada, de Cambridge Analytica con perfilamie­nto de algunos grupos identifica­dos para su manipulaci­ón, que de alguna manera tuvo que ver con la incidencia en los resultados. O la elección de Bolsonaro en Brasil o el no a la paz en Colombia, son ejemplos a los que hay que volver y repensar en una causal de nulidad de la elección relacionad­a con este tipo de acciones; es importante focalizar este tipo de acciones con una consecuenc­ia legal. Hay que focalizar el debate o sólo respecto de las sanciones, la regulación de plataforma­s digitales.”

–¿El dinamismo de estas plataforma­s se ha convertido en uno de los principale­s desafíos de las democracia­s?

–Es uno de los principale­s desafíos de los sistemas democrátic­os. Es importantí­simo no perderlo de vista porque las estrategia­s de comunicaci­ón digital pueden tener consigo un involucram­iento muy importante en la modificaci­ón de la percepción pública, y en la manipulaci­ón de la realidad política o electoral, y es manipulaci­ón a través de informació­n falsa, errónea, tendiente a manipular a las personas.

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