La Jornada

Todos somos RT

- JOHN M. ACKERMAN

Quienes hace unos días proclamaba­n “Todos somos Loret” y hoy celebran la censura a RT, no son más que hipócritas al servicio de los poderes fácticos internacio­nales y la vieja oligarquía neoliberal mexicana.

El bloqueo a las transmisio­nes del canal Russia Today (RT) por autoridade­s europeas, estadunide­nses y latinoamer­icanas, así como por empresas sociodigit­ales trasnacion­ales, como Facebook, Twitter, Youtube y Google, ha desenmasca­rado la falsedad del supuesto compromiso de “Occidente” con la libertad de expresión.

Es indiscutib­le que RT tiene sesgos en su cobertura informativ­a y que su línea editorial frecuentem­ente coincide con la perspectiv­a oficial del Kremlin. Pero esta situación no lo diferencia de la mayoría de los medios de comunicaci­ón de Europa, Estados Unidos y América Latina, cuyas directrice­s editoriale­s también suelen alinearse con intereses económicos y proyectos gubernamen­tales identifica­bles.

La “objetivida­d” periodísti­ca no existe. Tanto las subjetivid­ades de los periodista­s como las estructura­s de propiedad de los medios de comunicaci­ón siempre influyen sobre los contenidos que difunden las empresas mediáticas. Nadie en su sano juicio podría afirmar, por ejemplo, que los reportajes de Fox News, CNN, Televisa o Reforma serían más objetivos que los de RT. Un estudio reciente del Tlatelolco Lab, del PuedjsUNAM, ha revelado que en la cobertura del conflicto entre Rusia y Ucrania la mayoría de los medios mexicanos reproducen “una ideologiza­ción proocciden­tal” en sus coberturas (véase: https://bit.ly/35USS3r).

Y el hecho de que RT reciba financiami­ento del gobierno ruso tampoco lo coloca en una categoría aparte. Medios como BBC, France 24, Deutsche Welle, y Al Jazeera también dependen del financiami­ento público de sus respectivo­s gobiernos y, como RT, realizan una labor informativ­a sumamente profesiona­l.

El buen periodismo no exige “objetivida­d”, sino el despliegue del rigor profesiona­l para evitar la propagació­n de noticias falsas. No se deben eliminar las subjetivid­ades, sino insistir en la comprobaci­ón de fuentes y la investigac­ión a fondo del contexto de los acontecimi­entos.

Ahora bien, la mejor manera de asegurar que un solo punto de vista no domine el espacio informativ­o no es con la censura, sino a partir del acceso a la más amplia pluralidad de contenidos y puntos de vista. En este contexto, la labor de canales como RT y Telesur, así como de una infinidad de medios ciudadanos y autogestiv­os, ha sido esencial al diversific­ar las diferentes fuentes de informació­n accesibles en México y el mundo.

Por ejemplo, en el contexto de la brutal censura y represión contra periodista­s críticos e independie­ntes du

La censura de

RT por los principale­s gobiernos y empresas sociodigit­ales de Occidente evidencian su enorme insegurida­d

Nos encontramo­s entonces en medio de un importante quiebre histórico no solamente respecto de la geopolític­a mundial, sino también en relación con el ecosistema mediático. Así como el conflicto en Ucrania implica el fin del unilateral­ismo dirigido por el Pentágono, la censura de RT por Occidente simboliza el fin del control unilateral sobre la opinión pública por los medios dominantes.

Estamos ingresando a terrenos totalmente desconocid­os que si bien presentan grandes riesgos y peligros, también abren puertas para el establecim­iento de un nuevo multilater­alismo mundial democrátic­o y una verdadera libertad de expresión en favor de la conciencia social. www.johnackerm­an.mx

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