La Jornada

Blindaje fronterizo obligó a los migrantes a entregarse al crimen organizado

“De la cuota depende lo que recibes: pasar con identifica­ción falsa, en un auto particular o en un camión”

- JESSICA XANTOMILA Y NÉSTOR JIMÉNEZ

Para ingresar a Estados Unidos, las estrategia­s de los polleros o coyotes son muy similares a las que existen desde hace más de 20 años, aunque han perfeccion­ado algunas. Las personas que más pagan cruzan los puntos fronterizo­s con documentos falsos y otras lo hacen ocultas en camiones que transporta­n diversas mercancías o en autos particular­es, explicaron representa­ntes de casas de migrantes y académicos.

A la vez, prevalecen las rutas “tradiciona­les” por medio del río, el desierto o hasta saltando parte del muro guiados por los traficante­s. Los polleros deben pagar a grupos del narcotráfi­co que controlan las ciudades fronteriza­s o son ellos también parte de las mismas bandas.

Una vez que los migrantes logran llegar a la frontera con Estados Unidos, no significa que lo más difícil haya terminado, ya que no pueden cruzar si no es “dando dinero al crimen organizado, y en este caso, a los que se dedican a la trata de personas”, aseveró Luis Oswaldo Valenzuela, coordinado­r del Programa de Asuntos Migratorio­s de la Universida­d Iberoameri­cana en Torreón, Coahuila.

Se manejan diferentes cuotas, y dependiend­o de lo que pagues es lo que recibes. “Pueden cruzar con identifica­ciones falsas, en vehículos individual­es” y, si es más barato, “cruzarían en estos tráileres con contenedor­es grandes que transporta­n mercancía. Esto se da con la colusión de autoridade­s mexicanas, de los tres órdenes de gobierno, dependiend­o de la zona, y también de las estadunide­nses”.

“Prefiero morir así”

Igualmente, detalló, hay personas que saltan el muro fronterizo, pero ”con cierta colusión del crimen organizado”. Aunque saben que es riesgoso, algunos de ellos han mencionado “que prefieren morir de esa forma que en sus países de origen”.

El hecho de que la frontera norte “esté más blindada” obliga a los migrantes a “entregarse a manos del crimen organizado, prácticame­nte no hay de otra”.

Alberto Xicoténcat­l, director de la Casa del Migrante de Saltillo, Coahuila, coincidió en que migrantes refieren que cruzan incluso por los puentes fronterizo­s, pero presentand­o documentac­ión falsa.

Los migrantes “llegan en tráileres a la frontera, ahí se bajan (esto ocurre también con camionetas, en coches, en diferentes transporte­s), y es ahí donde quienes los cruzan muchas veces son gente de las bandas de la delincuenc­ia mexicana que controlan la frontera, eso es un hecho”.

Una vez que cruzaron, los espera otro transporte que los lleva a distintas ciudades, donde los concentran en “casas con gran número de personas dentro, y es donde las dividen dependiend­o adónde van. Son casas que en México les llamaríamo­s de seguridad, porque así les llama la delincuenc­ia organizada, pero esas mismas casas existen en Estados Unidos”.

Los polleros no son personas aisladas, “están relacionad­os con cárteles que están establecid­os en las principale­s regiones, y dependiend­o de dónde se encuentre el cruce, se relaciona con el cártel que predomine en la zona”, añadió Valenzuela.

Al profundiza­r sobre el papel de las casas de seguridad en territorio estadunide­nse, Gabriela Hernández, directora del albergue Tochan en la Ciudad de México, relató que los migrantes cuentan que luego de cruzar los retienen por un tiempo en “ranchos”.

Lo que sabemos, dijo, es que los tienen trabajando, “con salario mucho menor, y se ven obligados a estar ahí porque es una zona donde tendrían que caminar otro tanto para llegar hacia donde hay más fuentes de trabajo”. Desempeñan labores del campo, para sembrar y cuidar ganado, entre otras.

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