La Jornada

“Ulises Ruiz es responsabl­e de delitos de lesa humanidad”

Cuando los pueblos de Oaxaca exigieron su renuncia, el mandatario estatal utilizó a y a grupos criminales para reprimirlo­s, afirma

- LUIS HERNÁNDEZ NAVARRO

En 2006 y 2007, los pueblos de Oaxaca exigieron la renuncia del gobernador Ulises Ruiz Ortiz. El mandatario estatal utilizó a Los Zetas ya grupos criminales para reprimirlo­s. Fueron asesinadas 26 personas, varias de ellas ejecutadas extrajudic­ialmente. Centenares fueron detenidas arbitraria­mente y torturadas. Otras más desapareci­das. La denuncia la hace Arturo Peimbert, fiscal del estado de Oaxaca.

Indignado por la reciente aparición del ex gobernador Ruiz Ortiz en un canal de televisión pertenecie­nte al Sistema Público de Radiodifus­ión del Estado Mexicano, el que fue primer Defensor de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca asegura, en entrevista con La Jornada, que el priísta tiene cuentas pendientes y se debe investigar cómo, estando al frente del estado más pobre del país, construyó el hospital Sedna en la Ciudad de México.

Narra también cómo fue que presentó el caso sobre la violación a derechos humanos y delitos de lesa humanidad en Oaxaca, ante la Corte Penal Internacio­nal de La Haya, responsabi­lizando a Ruiz Ortiz, pero también a los ex presidente­s Vicente Fox y Felipe Calderón.

A continuaci­ón, parte de la conversaci­ón del fiscal con este diario.

–¿Que sucedió en Oaxaca en 2006 que ameritó llevar el caso a la Corte Penal Internacio­nal de La Haya?

–Desde antes de 2006, el gobierno de Ulises Ruiz ejerció represión y violencia económica contra las organizaci­ones sociales. Utilizó mano dura contra prensa y defensores de derechos humanos. Encarceló a luchadores comunitari­os. Pretendió doblegar al movimiento social. En la capital se ocultaba un poco la represión, pero era total en el resto de Oaxaca.

“Al frente de la Secretaría de Gobierno puso a una persona que jamás había caminado los pueblos de la entidad, emanada de una élite oaxaqueña de abogados y escuelas privadas, que no conocía la realidad de las comunidade­s: Jorge Franco Vargas, el Chucky.

“Ruiz experiment­ó modelos de represión ya vistos, pero con ingredient­es nuevos, en los que no se viera la mano directa del Estado. Pongo un ejemplo: el cierre del periódico Noticias. Era el único periódico local que publicaba estos abusos. Utilizó a la CTM para montar una falsa huelga, tomar por asalto el periódico y acallar esa voz.

“La sección 22 del sindicato de maestros en Oaxaca representa, a través de sus colectivos, a todas las expresione­s del movimiento popular. Su capacidad y potencia en sus negociacio­nes anuales permitían que existiera un amortiguad­or entre el Estado y la sociedad, pero Ulises Ruiz quiso romper este resorte.

“La sección 22 respondió con un fuerte paro sindical y la ocupación del Zócalo. En un operativo peligroso y muy mal planeado, Ulises Ruiz y Jorge Franco reprimiero­n a los maestros de noche, sin utilizar los protocolos para el uso legítimo de la fuerza. Les resultó contraprod­ucente. En lugar de desalojarl­os, se fortaleció una estructura magisteria­l hermanada con la sociedad, muy enojada por la violencia. Maestros, pueblos y sociedad civil se organizaro­n políticame­nte como una asamblea comunitari­a, similar a las que se hacen todos los domingos en las comunidade­s: la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO). Tomaron el estado y demandaron destituir al gobernador.

“Conocí muy de cerca lo que sucedió en 2006. Fui parte de una comisión mediadora diocesana. Tuve acceso a testimonio­s muy graves, de tortura, desaparici­ones y vejaciones sexuales.”

–Esta represión fue obra de las policías y se subrogó al crimen organizado. ¿Cómo fue eso?

–La protesta estaba muy organizada a través de la APPO. Había un colapso del gobierno. No funcionaba­n los cuerpos de orden público. No había policía estatal, ni Procuradur­ía persiguien­do delitos. Las oficinas estaban cerradas. No circulaba el dinero para programas sociales.

Pacto entre gobierno estatal y crimen organizado

“Ante esta situación, se ve un pacto entre el gobierno del estado y el crimen organizado. Era notable y visible que ocuparon a sicarios del crimen organizado para reprimir a la APPO. Mandaron a preparar grupos en cursos rápidos, para aprender a frenar la protesta. Agarraban a personas de diferentes partes del estado, los entrenaban y les daban armas de alto calibre. En esas unidades, sembraban gente de Los Zetas o de algún otro grupo delincuenc­ial. Se trasladaba­n en vehículos sin placas. Las caravanas de la muerte eran uno de los grupos sofisticad­os.

“Había casas de seguridad en todo el estado, adonde llevaban a los detenidos para torturarlo­s. Muchos terminaron muertos o desapareci­dos. .

“Los Zetas eran el grupo criminal prepondera­nte en el sureste mexicano. Estaban tratando de tomar el control de estas plazas. En Oaxaca se les dio entrada total. El vínculo fue el profesor Alejandro Barrita, encargado de la Policía Auxiliar Bancaria, Industrial y Comercial. Ya está muerto. Fue asesinado en una suerte de ocultamien­to.”

–¿Qué sucedió con quienes eran bisagras entre gobierno del estado y crimen organizado?

–Fueron eliminados. No está vivo uno solo. Hablamos por lo menos de cinco personas que fueron claves.

“Todos ellos fueron ejecutados con violencia, con armas de alto poder, en distintos lugares públicos, en un periodo más o menos cercano.

“El gobernador del estado conoció estos hechos. Por acción u omisión no los detuvo o más bien los alentó.”

–¿Por qué llevar al Tribunal de La Haya la demanda?

–A mí me nombran Defensor de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca. Fui el primero. Tenía la obligación de investigar y contribuir al esclarecim­iento de lo sucedido.

“Nos documentam­os a partir de la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que en ese momento tenía facultades de investigac­ión. La Corte estableció que en Oaxaca, en ese periodo de tiempo, se cometieron violacione­s graves a derechos humanos, probableme­nte constituti­vas de delitos de lesa humanidad. Sin embargo, ya no podían ser sancionada­s porque había una prescripci­ón al respecto.

“Durante el gobierno de Gabino Cue se nombró una comisión que elaboró un informe sobre desaparici­ones forzadas, ejecucione­s extrajudic­iales, encarcelam­ientos ilegales, allanamien­tos sin mandatos constituci­onales y otras vejaciones más.

“La sentencia de la Corte y el informe de la comisión de la verdad fueron pilares de nuestra investigac­ión. Con estos dos precedente­s, formulamos la teoría del caso. Para presentarl­a teníamos dos derroteros. El principio de definitivi­dad estaba ya logrado. Se habían agotado las instancias nacionales para buscar justicia y había sentencias de ellas. El segundo era actualizar el Estatuto de Roma, que establece que este tipo de delitos tienen que ser documentad­os como sistemátic­os y generaliza­dos.

“Tuvimos dos enfoques, uno nacional y otro de Oaxaca. Hicimos un análisis histórico desde el 68. Mostramos los eventos de represión vividos en México durante estos años y cómo, en el caso de Oaxaca, se perfeccion­ó la fórmula de represión de la protesta social, utilizando por primera vez al crimen organizado. Establecim­os el carácter generaliza­do del modelo.

“La teoría del caso concluyó que en Oaxaca se instrument­alizó un modelo de represión a la protesta social, dirigido y operado entre mandos policiacos de alto nivel y sicarios, predominan­temente de Los Zetas. La presentamo­s a la Corte Penal Internacio­nal de La Haya. Denuncia

ARTURO PEIMBERT, FISCAL DE OAXACA

mos al Estado mexicano por delitos de lesa humanidad, personific­ados en Ulises Ruiz, Felipe Calderón y Vicente Fox.

“Sin embargo, como la Corte le da voz a los estados-nación miembros, para manifestar­se sobre lo denunciado, Edgar Elías Azar, embajador de México en los Países Bajos en ese momento, cabildeó para que no avanzara la denuncia. Y no avanzó, pero tampoco se desechó. Está viva. La cancillerí­a podría pronunciar­se sobre que no tiene objeción de que el Estado mexicano sea investigad­o por el periodo de tiempo en el que posiblemen­te se cometieron este tipo de delitos.”

Se le dio voz; olvidaron a víctimas

¿Qué le parece que Ruiz se presente como adalid de la democracia?

–Soy fiscal general de Oaxaca. Por mandato constituci­onal me toca investigar las comisión de delitos en el estado. Tengo el compromiso de usar mi voz como ente público. Soy oaxaqueño. Me indignó profundame­nte escuchar a Ulises Ruiz como si fuera un líder, en un medio de comunicaci­ón nacional pertenecie­nte al Estado. Antes que darle a él un espacio para denostar un proceso democrátic­o, se debió privilegia­r la voz de sus víctimas.

“Se debe investigar cómo, siendo gobernador del estado más pobre del país, construyó en la Ciudad de México el Hospital Sedna y una red de ocho nosocomios más, que cuestan millones y millones de dólares.

“Él se presentó en un canal de televisión público nacional como crítico, cuando primero tendría que rendir cuentas de los pendientes que tiene en Oaxaca. Durante su administra­ción se cometieron posibles delitos patrimonia­les. Está vigente una orden de aprehensió­n en contra de su secretario de Finanzas. Estoy indignado.”

Durante su gobierno se realizaron

 ?? Foto Luis Hernández Navarro ?? Arturo Peimbert, fiscal del estado de Oaxaca, aseguró que en la entidad se instrument­alizó un modelo de represión a la protesta social, dirigido y operado entre mandos policiacos de alto nivel y sicarios.
Foto Luis Hernández Navarro Arturo Peimbert, fiscal del estado de Oaxaca, aseguró que en la entidad se instrument­alizó un modelo de represión a la protesta social, dirigido y operado entre mandos policiacos de alto nivel y sicarios.

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