La Jornada

“Respeten nuestros derechos, no somos delincuent­es”, suplican en la caravana

Más de 2 mil personas no han conseguido permiso para transitar por el país, reprochan

- ELIO HENRÍQUEZ CORRESPONS­AL SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIS.

“Lo que pedimos es que respeten nuestros derechos, nosotros no somos delincuent­es”, reclamó Mariana Ramírez, venezolana que viaja con su esposo y tres hijos en la caravana de extranjero­s que salió el viernes de Tapachula hacia Huixtla.

En entrevista, la mujer señaló que aunque las autoridade­s migratoria­s ya les habían entregado hasta ayer cerca de 2 mil permisos, aún “otras 2 mil personas” faltan de obtenerlos, y en el proceso, recalcó, la manera en que nos han tratado es “bastante deplorable, porque hay abusos y atropellos de las institucio­nes públicas que deberían garantizar el libre paso por el país”.

Un grupo de más de 2 mil indocument­ados de diferentes nacionalid­ades partieron el viernes de Tapachula y luego de 14 horas llegaron a las oficinas que el Instituto Nacional de Migración (INM) tiene en Cerro Gordo, a cuatro kilómetros de la cabecera municipal de Huixtla, donde debieron esperar para que comenzaran a entregarle­s los documentos para continuar hacia la frontera norte.

En el trayecto, según explicó Mariana, se fueron sumando más personas, hasta llegar a casi 4 mil. “Lo que queremos es que nos otorguen los permisos y que nos dejen avanzar, que si ven caravanas les habiliten ambulancia­s y puntos de hidratació­n”, añadió.

“La mayoría de las veces lo que conseguimo­s de ellos (autoridade­s) son insultos, groserías. De verdad que es bastante triste. En mi caso yo viajo con mi esposo y tres hijos, a quienes les han vulnerado sus derechos. Aquí hay menores que no tienen comida ni qué beber; no disponemos de baños, hay niños que están enfermos y sin atención médica”, denunció.

Ramírez refirió también que debido a las altas temperatur­as, en el camino de 14 horas bajo el intenso sol, muchas mujeres y niños se desmayaron. “Había gente que nos quería brindar apoyo, pero los policías y agentes de migración los detenían y nos decían que si nosotros queríamos marchar, que camináramo­s”.

Manifestó que varios miles de personas que permanecie­ron ayer en las instalacio­nes migratoria­s de Cerro Gordo “durmieron en el piso, algunos bajo techo y otros a la intemperie, y nos mojamos. Nos trataron como animales”.

Mariana Ramírez recalcó que lo que piden, además de los documentos, es que los respeten. “Nosotros no somos delincuent­es, somos personas que nos vimos obligadas a salir de nuestras ciudades de origen para buscarle calidad de vida para nuestras familias”, sostuvo.

En tanto, organizaci­ones defensoras de los derechos de los migrantes, como Las Vanders, la Red Regional de Familias Migrantes y la Clínica Jurídica para Personas Refugiadas Alaíde Foppa, de la Universida­d Iberoameri­cana, exigieron a las autoridade­s de los tres niveles de gobierno que se brinde protección, asistencia humanitari­a y atención médica a los integrante­s de la caravana que permanecen en Huixtla.

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Más de 2 mil personas de diferentes nacionalid­ades salieron el viernes de Tapachula hacia Huixtla, y en el camino se les unieron más indocument­ados hasta sumar 4 mil. Foto Cuartoscur­o

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