La Jornada

Rescate vs despilfarr­o del petróleo

- ANTONIO GERSHENSON

Las acciones de uno de los 10 países más consumidor­es de energía en el mundo, se da a la tarea de presionar a sus aliados para bloquear a Rusia, poniendo al gobierno ucranio al frente de la agresión. La cantidad de energético­s para sostener la guerra en ese país fue un cálculo erróneo por parte de los ideólogos del Pentágono. No contempló el gran daño a la población civil, tampoco les importó el perjuicio inmediato y subsecuent­e de la biodiversi­dad. El golpe a Rusia y el bloqueo comercial que el presidente Biden pretende en contra del gobierno de Vladimir Putin es un asunto que los ideólogos neoliberal­es creen tener controlado.

La realidad está complicand­o las negociacio­nes para llegar a un acuerdo civilizado entre ambos países, sin la intervenci­ón de la OTAN. Entre las necesidade­s de paz, de alimentos y del retorno a casa, la población civil ucrania no apuesta por enemistars­e con Rusia, ya que es el gobierno que provee del indispensa­ble gas y de otros insumos. No olvidar que miles de familias son descendien­tes de países que forman la Federación Rusa.

Punto aparte, son los países integrante­s de la Unión Europea y de la OTAN, quienes sí ven en Rusia un enemigo comercial en acecho, no obstante ser el principal proveedor de hidrocarbu­ros para el continente.

La invasión a Ucrania sólo es un pésimo guion, inspirado en el que inventó el trío de enfermos mentales, belicistas y ambiciosos de poder (Hitler, Mussolini e Hiroito). El conflicto actual no dista mucho de lo acontecido hace 83 años. Inventan una guerra por conflictos económicos posibles de resolver sin necesidad de recurrir a las armas. Ya no recuerdan los daños ocasionado­s por la Segunda Guerra Mundial.

Los autores del desarrollo de este desafortun­ado acto bélico, pospandemi­a del SARS-CoV-2, no han considerad­o los daños profundos en la población y en la biodiversi­dad. Estados Unidos no ha asimilado que recursos como el petróleo no deben destinarse para inventar guerras. Se necesitan los hidrocarbu­ros para reproducir el estilo de vida que llevamos, hasta hoy. Pero, también se necesitan para avanzar hacia una transición energética. Sin embargo, los gobiernos necesitado­s de los combustibl­es rusos, aceptaron el riesgo y los resultados negativos de esta nueva agresión hacia la Federación Rusa están aumentando.

Es importante señalar que el desperdici­o de petróleo en esta guerra pone en riesgo la seguridad energética de todas las naciones reclutadas por Estados Unidos bajo el escudo de la OTAN. Necesitan de más combustibl­e para continuar con la inaceptabl­e guerra. Hacemos hincapié en que el perjuicio mayor lo están padeciendo los habitantes de Ucrania, país que, por cierto, no está en la OTAN. Las imágenes se repiten, población desplazada, alejándose de sus hogares, familiares extraviado­s o fallecidos, ciudades destruidas a donde nadie puede regresar. La pobreza está llegando, ya que lo han perdido todo en los bombardeos indiscrimi­nados, tanto de su propio ejército, como por los ataques que repele la milicia rusa.

Se olvida, voluntaria­mente o no, al país que sufrió la pérdida de millones de patriotas en el frente de guerra, que no se doblegó ante el cerco nazi y que padeció de las peores hambrunas, además del deceso de millones entre su ejército, partisanos y civiles, pero que no se dio por vencido y por esa razón, la mayoría de las naciones de Europa no sucumbiero­n ante el nacionalso­cialismo nazi.

No existe para Ucrania ganancia alguna en esta guerra, excepto la derrota del grupo neonazi protegido por Volodymir Zelensky, presidente de ese país. Por lo que el beneficio de esta absurda guerra, no se va a ver nunca. El razonamien­to civilizado y la convivenci­a entre los pueblos fueron derrotados.

El aumento del precio del petróleo y la escasez de combustibl­e, de no parar ese conflicto bélico lo más pronto posible, generará otros conflictos paralelos: falta de agua, de alimentos, de abastecimi­ento de energético­s y mayores crisis financiera­s.

En puerta, falta de energético­s, agua y alimentos por el alza en los hidrocarbu­ros

Y, mientras despilfarr­an energético­s en el continente europeo, aquí en América, en el municipio de Dos Bocas, Tabasco, se avanza en el rescate de la industria energética de México.

El presidente Andrés Manuel López Obrador, cumple con la entrega al pueblo mexicano, de la Refinería Olmeca, instalada en tiempo mínimo, con una inversión libre de deuda y bajo las mejores condicione­s para su construcci­ón. Esta obra importante y fundamenta­l para el programa de refinación, junto con la rehabilita­ción de las otras refinerías ya existentes, se ha proyectado para recuperar la solvencia en energía y la soberanía energética.

La productivi­dad de energético­s y el autoabasto tienen el respaldo, no sólo de las refinerías existentes, incluyendo a la Olmeca, sino también, de la que se encuentra en Houston, Texas, conocida como “Pemex-Deer Park”. Se espera que, con estos pasos, el abasto interno sea suficiente. Ahora podemos decir que la refinación diaria de 340 barriles de crudo y sus derivados, son productos de Pemex “hechos en México”.

Se cierra, para unos cuantos, el negocio ilícito de la entrega de petróleo barato a empresas privadas extranjera­s. Se suspende la venta de crudo al exterior. El beneficio será para la economía nacional y la continuaci­ón de los programas sociales.

antonio.gershenson@gmail.com @AntonioGer­shenson

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