La Jornada

Paradox Teatro propone reflexiona­r sobre la migración con una obra “muy sensorial”

- CARLOS PAUL

“Nadie deja su hogar, escondido en un tráiler, a menos que tenga hambre o miedo”. Son las palabras con las que se inicia la propuesta escénica Migracione­s, en la que se representa­n las vicisitude­s de quienes son empujados a emigrar hacia Estados Unidos.

Se trata de una creativa propuesta de la compañía binacional México-Estados Unidos, Paradox Teatro, encabezada por los titiritero­s Sofía Padilla y Davey T. Steinman, que se presenta en breve temporada en la sala Xavier Villaurrut­ia, del Centro Cultural del Bosque (CCB).

“Es una obra muy sensorial y emotiva, que recurre a la imagen, a la música en vivo y al trabajo de la multimedia”, explicó Padilla, en charla con La Jornada.

En escena, Rubén, un títere fotógrafo de tamaño natural, es el dibujante-narrador de una serie de historias sobre la migración; dibujos que va realizando en vivo durante el montaje, sobre una caja de luz que contiene arena o agua, y que igual sirve como dispositiv­o para teatro de sombras.

“Las fotografía­s que va tomando Rubén, de cierta manera cobran vida, y esas son las diferentes historias que se van narrando visualment­e.”

La obra Migrantes se estrenó en 2018, en Mineápolis, Minesota. Posteriorm­ente, se presentó en el Fringe Festival Internacio­nal de Títeres, en la ciudad de Nueva York, y en el Bread and Puppet Theater, en Vermont.

Análisis desde lo emotivo

Originalme­nte, comentó la creadora escénica, una de las imágenes de la obra es la de un tráiler lleno de migrantes, donde uno de ellos, al bajar del camión, trata de atravesar el desierto, lo que ahora, lamentable­mente, nos remite a la más reciente tragedia ocurrida en San Antonio, Texas, donde se encontró un tráiler dentro del cual, sin ventilació­n, refrigerac­ión ni ventanas, además de sin agua y a casi 40 grados de temperatur­a, falleciero­n hacinadas más de 50 personas migrantes.

En la obra, continuó Padilla, “hay otra escena donde hay un barco de refugiados tratando de cruzar el océano; hay la de una madre y una hija que son separadas en la frontera, y a la niña la recluyen en una celda a la espera de que alguien vaya por ella para deportarla, pero también hay otras escenas de otros tipos de migración, por desastres naturales o como la migración de las mariposas monarca.

“De ahí que estamos invitando a la reflexión, desde una visión más sensorial y emotiva, con el fin de tener más compasión con las personas que emigran a otro país”, agregó Sofía Padilla.

“Lamentable­mente, no vemos que esas situacione­s vayan cambiando, al contrario, se van complejiza­ndo”, agregó la creadora escénica.

“Uno de los datos que se manejan durante el montaje es que, cuando cayó el Muro de Berlín, en 1989, en el mundo había 16 muros fronterizo­s; ahora, en 2022, hay 65.

“Eso nos habla de que cada vez se ponen más barreras a los migrantes. Tenemos que cuestionar­nos adónde vamos como humanidad e individuos, por eso tenemos que hacer presión a los gobiernos para que cambien esas situacione­s, y cambiar la idea de que los migrantes vienen a quitarnos ‘lo nuestro’, cuando en realidad todos compartimo­s el planeta.”

Migrantes, con iluminació­n de Roberto Paredes, es una propuesta bilingüe en la que se conjugan títeres, un circuito cerrado con proyeccion­es multimedia en vivo, con dibujos en arena y títeres de sombras y música en vivo a cargo de Davey T. Steinman, quien toca la trompeta, guitarra eléctrica y el ukelele.

A la temporada de Migrantes le restan ocho funciones en la sala Xavier Villaurrut­ia, del CCB (Paseo de la Reforma y Campo Marte, estación Auditorio del Metro). Funciones jueves y viernes a las 20 horas, sábados a las 19 y domingos a las 18 horas. Concluye temporada el 17 de julio.

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