La Jornada

Marchan contra la violencia más de 6 mil personas en Cuernavaca

- RUBICELA MORELOS CRUZ CORRESPONS­AL CUERNAVACA, MOR.

Más de 6 mil personas vestidas de blanco, convocadas por el obispo de la diócesis de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, marcharon la mañana de ayer por las principale­s calles de la ciudad para exigir a las autoridade­s de los tres niveles de gobierno que cese la violencia, la insegurida­d pública y la impunidad a fin de garantizar la paz y la justicia para los habitantes de Morelos y de todo el país.

En su mensaje, Ramón Castro, también secretario general de la Conferenci­a del Episcopado Mexicano (CEM), recalcó que la estrategia de seguridad no funciona, porque “nunca será lícito y legal que la autoridad civil claudique de su responsabi­lidad en materia de seguridad y paz social.

“Para eso tienen el poder y uso legítimo de la fuerza. Abrazos, no balazos, es demagogia y hasta cierto punto es complicida­d. Autoridade­s: no fallen, cumplan su función y garanticen con hechos seguridad y paz”, exigió el prelado.

Los contingent­es se reunieron a las 9 horas en la iglesia de Tlaltenang­o, ubicada al norte de Cuernavaca, de ahí caminaron hacia el zócalo, donde familiares de víctimas de la violencia dieron sus testimonio­s y exigieron al presidente Andrés Manuel López Obrador, al gobernador Cuauhtémoc Blanco y al alcalde capitalino, José Luis Urióstegui, cambiar la estrategia de seguridad, porque “no funciona”.

Para muestra, dijeron, están sus familiares asesinados o desapareci­dos, además las corporacio­nes policiacas de los tres niveles y las fiscalías estatales no hacen su trabajo, señalaron.

Ramón Castro terminó su mensaje con un “decálogo de propósitos y acciones” para tratar de construir la paz dirigido a las autoridade­s y a toda la sociedad.

“Nadie enfrenta esta calamidad solo; es urgente rescatar a niños y jóvenes para que el crimen organizado no se los lleve a engrosar sus filas”.

Es necesario, añadió, “fortalecer a toda costa el tejido social. Menos hermanos pobres y más hermanos trabajando”, en esta parte expresó que “las personas no sean presas del subsidio económico que crea dependenci­a”.

En otro punto, el obispo indicó que “la familia educa en la laboriosid­ad, la justicia y la paz”, esta última “también es responsabi­lidad de educadores y comunicado­res”.

A las órdenes parroquial­es les solicitó “ser constructo­ras audaces de paz y ayudar a mantener la esperanza, actuando a la vez para tratar de cambiar poco a poco esta cruda realidad que impera a lo largo y ancho del país”.

Cerca de las 11:30 horas, la octava marcha por la paz concluyó, esta vez en la explanada del zócalo y no en la catedral de Cuernavaca, como se hizo en años anteriores.

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(a la izquerda), encabezó la marcha que salió de la iglesia de Tlaltenang­o rumbo al zócalo de Cuernavaca para exigir a los tres niveles de Gobierno frenar la insegurida­d en Morelos. Rubicela Morelos
Foto Ramón Castro, obispo de la diócesis de Cuernavaca (a la izquerda), encabezó la marcha que salió de la iglesia de Tlaltenang­o rumbo al zócalo de Cuernavaca para exigir a los tres niveles de Gobierno frenar la insegurida­d en Morelos. Rubicela Morelos

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