Reflexiona sobre la mañanera y el purgatorio de Dante
Retumba en todas las paredes, el sonido va de ida y vuelta como un auténtico eco ensordecedor del metal casi inatrapable, se anida en los oídos todos, sus fieles, infieles y hasta los omisos.
Este es el innegable impacto mediático de la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador, cuyo innegable éxito incluso ha rebasado las fronteras, hasta el asombro y envidia de varios líderes del mundo y analistas. “El sermón de la mañana” ya tramita patente en la historia.
Esto ha logrado sacudir a toda la sociedad y exhibirla en todos sus niveles, de lo político-ideológico hasta lo cultural y educacional, sintetizados en lo económico y así la podemos ver.
La oligarquía mexicana, con escasas excepciones, es apenas instinto de bestia depredadora y ambiciosa insaciable del poder y el dinero.
La sociedad promedio, la mayoría, se convulsiona en la confrontación de un debate cuasi fanático de gusto y disgusto, la esperanza, ilusión y frustración desahogadas en el rezo a la divinidad.
Y en el movimiento social seguimos con el portazo en las narices de todas las anteriores y con nuestra necedad cansada de la propuesta revolucionaria histórica, somos los purgados de Dante Alighieri; ¡ay, Divina Comedia!, con el sutil decreto presidencial de austeridad, la lucha de clases ahora será un tiro Franciscano. Es decir, ¿flojitos y sin hacer panchos? ¡Ya me vi con mi hábito!