La Jornada

En Zapotitlán no sirven las obras de ampliación del drenaje, por eso se inunda: vecinos

- ÁNGEL BOLAÑOS SÁNCHEZ

Hace unos cinco años se realizaron trabajos para ampliar la capacidad del drenaje en avenida Tláhuac y Aquiles Serdán, de la colonia Santiago Zapotitlán, en la alcaldía Tláhuac. Tardaron casi un año en concluirse, pero “no funcionó porque el agua baja con mucha tierra y basura, las rejillas se tapan y todo esto se inunda”, explicó Argelis Acevedo, quien no deja de moverse por su local de servicios turísticos para reacomodar el mobiliario e iniciar una limpieza profunda tras desalojar el agua que alcanzó anteayer una altura de 40 centímetro­s por la intensa lluvia.

Un murete construido al frente del local para prevenir inundacion­es, que se eleva 60 centímetro­s sobre el nivel de la banqueta y abarca seis locales contiguos, resultó también insuficien­te para evitar que el agua de lluvia entrara. Padecen hasta cuatro inundacion­es al año en temporada de lluvia.

Su vecino, encargado de un negocio de servicios de Internet e impresión, enfrentó también la inundación de la accesoria, aunque la altura del agua fue de sólo 10 centímetro­s, admite con resignació­n que “no hay forma de evitarlo. Llevo siete años de aquí y no hay año que no se inunde”. Comentó que personal de la alcaldía le dijo alguna vez que la obra que se hizo para introducir tubos de mayor capacidad no es suficiente porque más adelante el diámetro del tubo se reduce.

Se inundaron también un local de mensajería y una sucursal bancaria que ayer estaban fuera de servicio, una distribuid­ora de artículos de limpieza, una academia de baile, un negocio de pastes y empanadas y dos papelerías. En una de éstas, Mónica Elizarrará­s dijo que esa obra no evita inundacion­es, “el único beneficio es que tarda menos en estar estancada el agua”.

Acevedo y sus compañeros de trabajo tuvieron que sacar el agua del local a cubetadas y con una bomba que forma parte del inventario del establecim­iento, al igual que con una hidrolavad­ora. Incluso los ayudaron trabajador­es que participan en el reforzamie­nto de la línea 12 del Metro,

“Cada que llueve estamos con la incertidum­bre de si nos vamos a inundar” y el murete de protección “no nos ayuda en nada; al contrario, hasta nos estorba porque tenemos que sacar el agua a cubetadas”.

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