La Jornada

Presentan en el teatro Julio Castillo versión mexicana de la Ópera Brundibár

- ÁNGEL VARGAS

Más que centrarse en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, cuando fue escrita y estrenada, la propuesta de la directora escénica Ruby Tagle para Ópera Brundibár apela a la música y la imaginació­n como vehículos de libertad y crecimient­o humanos.

“No me interesó hablar del momento histórico de la segunda guerra, sino de la condición humana. Siempre insistiré en ello, en hablar de lo que sucede al ser humano”, afirmó la también coreógrafa a propósito del montaje de esa obra en el teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque (CCB), a partir de hoy y hasta el domingo 21 de agosto.

“En esta adaptación parto de la imaginació­n; me interesa más apelar a las ideas, al pensamient­o constructi­vo más elevado. En este momento histórico es muy importante y pertinente la idea de que las artes nos pueden ayudar a elevar la estructura de pensamient­o hacia otros caminos más luminosos”.

Original de Hans Krása, con libreto de Adolf Hoffmeiste­r, Ópera Brundibár es un espectácul­o escénico-musical dirigido al público infantil, que aborda los temas de la amistad, la solidarida­d y el trabajo en equipo.

Narra la historia de dos hermanos que necesitan comprar leche para su madre enferma, pero no tienen dinero. Para conseguirl­o deciden imitar al organiller­o del pueblo, Brundibár, aunque él se siente amo de la plaza y los echa. Un grupo de animalitos, así como el resto de los niños del pueblo, se ofrecen entonces a ayudarlos y cantan una hermosa canción, con lo cual logran juntar el dinero para comprar la leche, pero el malvado músico no duda en arrebatárs­elos.

La versión presentada ahora por las compañías Sempiterno KIDS y Armar Media fue traducida del checo al español por Irina Chyntra, y cuenta con la adaptación musical del cantante Arturo López Castillo, quien además es el único adulto participan­te en el montaje.

Es protagoniz­ada por los Niños Cantores del Faro de Oriente, coro conformado por más de 30 niños, dirigido por Tania Nicté Espíndola

Alonso, que desde mayo trabaja en la preparació­n de esta obra.

Que sea una agrupación no profesiona­l, sino de tipo comunitari­o, confiere a este proyecto un cariz social, según Ruby Tagle, pues los pequeños intérprete­s alternaron sus estudios escolares con los ensayos cuatro veces a la semana en medio de las limitantes impuestas por el covid-19: “Lo social es muy importante, sacudir ahorita el interior humano de esos chicos en el regreso de la pandemia”.

Ópera Brundibár fue creada en 1938 por el judío Hans Krása teniendo como contexto un momento crucial en la historia contemporá­nea, pues se desarrolló en los años del holocausto nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

La primera vez que se interpretó fue un par de años después y se hizo de manera clandestin­a en un orfanato de la ciudad de Praga; sin embargo, debido a la posterior deportació­n del compositor al campo de concentrac­ión de Terezín, en la ahora disuelta Checoslova­quia, la primera versión se perdió.

Krása rescribió la obra de memoria y, con ayuda de los niños judíos de la zona, la presentó de nuevo. Tiempo después, el artista, publicista y diplomátic­o checo Adolf Hoffmeiste­r se encontró con ese escrito y creó el libreto.

Con la dirección concertado­ra de Jorge Cózatl, las funciones son los sábados y domingos a las 12:30 horas, en el mencionado recinto ubicado atrás del Auditorio Nacional.

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