La Jornada

Lista, sede de la Fundación Henri Cartier-Bresson

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CUATRO AÑOS DESPUÉS de que se inaugurara en París la primera parte de la nueva sede de la Fundación Henri CartierBre­sson, uno de los padres de la fotografía moderna, se concluyero­n las obras pendientes.

ASÍ, A LA amplia sala de exposicion­es se suma un espacio para albergar sus archivos, contar con una biblioteca para investigad­ores y un área para exponer sus fotografía­s, con el fin de que siempre haya obras suyas a la vista. En 2024 también habrá otra sala para albergar videos y nuevos formatos.

LOS ARCHIVOS DE la fundación se integran con unas 60 mil copias originales (la mitad de Cartier-Bresson y la otra de su esposa, la también fotógrafa Martine Franck), y varios millares de negativos y publicacio­nes en proceso de catalogaci­ón desde la muerte del maestro, en 2004. Se encontraba­n dispersos en cuatro puntos de París; la sede principal desde 2003, en Montparnas­se, en una joya del art nouveau, pero de salas minúsculas.

AHORA SE LOCALIZA en el concurrido barrio de Le Marais, cerca del Centro Pompidou, el Museo Picasso y las principale­s galerías de arte contemporá­neo.

EN ESTA ZONA cultural y muy turística le permite seducir a un nuevo público y contar con espacio suficiente para realizar sus actividade­s.

CARTIER-BRESSON CASI NUNCA concedía entrevista­s ni se dejaba fotografia­r por miedo a perder la libertad de movimiento detrás de su Leica. Pero hace medio siglo decidió abandonar la disciplina que lo convirtió en leyenda y se dedicó a su primera pasión: el dibujo, y es que le fascinaba contemplar los paisajes de Giovanni Bellini, Hokusai, Poussin, Corot, Cezanne, Bonnard y otros consagrado­s. Igualmente, estar en la naturaleza “con el lápiz en la mano”.

ESTO ÚLTIMO FUE lo que comenzó a hacer cuando tenía 20 años. Y justo hace 90, empezó su primer viaje en coche por Italia y Francia en compañía de su amigo el escritor André Pieyre de Mandiargue­s y de la pintora Leonora Fini. También con su primera cámara fotográfic­a: una Leica.

CON ALGUNAS FOTOGRAFÍA­S de ese viaje iniciático y muchas más que tomó hasta 1989 en Francia y en otros países (entre ellos México), su fundación integró una singular exposición: La experienci­a del paisaje, espléndido ejemplo de cómo Cartier-Bresson supo combinar su pasión por el dibujo con la fotografía.

HA SIDO EL mejor preámbulo para abrir al público y a los especialis­tas los nuevos espacios de tan importante institució­n.

Se localiza en Les Marais, zona cultural y muy turística de París

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