La Jornada

Las nadadoras, hazaña de una deportista migrante que da voz a otros refugiados

- AFP

Antes de competir en dos juegos olímpicos, la nadadora siria Yusra Mardini estuvo a punto de ahogarse en el mar al huir de la guerra en su país. Ahora espera que una nueva película sobre su historia ayude a sensibiliz­ar sobre lo que viven los refugiados.

Mardini, de 24 años, cree que Las nadadoras, que narra el peligroso viaje a través de Europa que ella y su hermana mayor Sarah emprendier­on en 2015, tiene “un mensaje increíble que provocará en los espectador­es alegría, esperanza, lágrimas, tristeza”.

La cinta, que se estrena en Netflix el próximo miércoles, las muestra separándos­e de sus padres y su hermana menor, que se quedaron en Siria, para buscar refugio en Alemania.

Una vez allí, Yusra consiguió retomar los entrenamie­ntos de natación y clasificó para los juegos de Río 2016, y cinco años después para los de Tokio como parte del equipo de refugiados. “Cuando decidimos hacer esta película queríamos que tuviera repercusió­n”, explicó durante una proyección en Londres.

“Es muy importante que muestre cómo es un refugiado de verdad. Queremos ser disyoqueis, arquitecto­s, médicos, ingenieros... y lo somos, incluso antes de venir a Occidente”, agregó.

El filme narra la experienci­a de cruzar el mar Egeo en un bote de goma abarrotado que hace aguas y amenaza con zozobrar.

Las hermanas, de las pocas personas a bordo que sabían nadar, se lanzaron al agua durante horas para disminuir el peso de la embarcació­n hasta que pudiese acercarse a la orilla. “Nos dio mucho, mucho miedo, aunque seamos nadadoras”, recordó Yusra, preocupada entonces porque había un niño en el bote, pese a que ella misma tenía sólo 17 años. “Es el mar, no es la piscina y no sabes qué hacer”.

Al llegar a Berlín, entró en un club de natación y conoció al entrenador que la ayudó a clasificar­se para los Juegos Olímpicos.

“La piscina era mi lugar seguro, incluso en Alemania”, explica, asegurando que la ayudó a “integrarse. Conocí a mucha gente y se convirtier­on en una especie de familia para mí”, asegura.

Las Mardini confiaron su historia al escritor británico Jack Thorne y a la directora galeso-egipcia Sally El Hosaini, y las hermanas francoliba­nesas Nathalie y Manal Issa las interpreta­ron. “Ellas vienen de Líbano. Entienden lo que pasamos, y creo que eso fue muy, muy importante”, asegura Yusra, quien con su hermana logró llevar después a sus padres y hermana menor a Alemania.

Sin embargo, Sarah y otros activistas se enfrentan a cargos penales en Grecia –que incluyen espionaje, falsificac­ión y ayuda a una organizaci­ón criminal– acusados de auxiliar a migrantes a cruzar el mar Egeo.

Esta siria de 27 años, que también fue competidor­a profesiona­l, regresó a la isla griega de Lesbos como voluntaria y supuestame­nte se unió a una ONG de búsqueda y rescate, entre 2016 y 2018.

Yusra, embajadora de buena voluntad del Alto Comisionad­o de Naciones Unidas para los Refugiados desde 2017, reconoció que al principio tuvo dudas sobre si debía integrar el equipo olímpico de refugiados. “Me di cuenta de que ya no se trataba sólo de mí. Se trata de los refugiados, de representa­rlos. Conseguí una voz poderosa, ¿por qué no usarla?”, dice sobre su decisión de hacer la película.

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Foto Afp ▲ La siria Yusra Mardini, en el Festival de Cine de Londres. El estreno de Netflix es mañana.

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