La Jornada

La izquierda no debe confiarse; la derecha sigue muy fuerte: Boric

Necesita repensarse y actuar con responsabi­lidad, lo que no significa ser moderado, asegura el presidente andino

- BLANCHE PETRICH

HAY QUE CONVENCER AL PUEBLO DE QUE SOMOS MEJORES

El presidente de Chile, Gabriel Boric, en pleno ejercicio de su músculo diplomátic­o para romper la distancia con Latinoamér­ica que establecie­ron sus predecesor­es, propone a los mandatario­s de la llamada nueva ola progresist­a: “De partida no hay que confiarse. Uno ve las elecciones que tuvimos en Chile, las que hubo en Brasil o la situación de Perú y ve que, pese a que tenemos gobernante­s donde tuvimos una mayoría presidenci­al, la derecha o los sectores más conservado­res siguen estando muy fuertes. Por lo tanto, no podemos dejar de lado el ejercicio de convencer a nuestro pueblo de que la alternativ­a que estamos proponiend­o es mejor y que la vamos a proponer en conjunto”.

Lleva ocho meses en la Presidenci­a y ya sufrió un serio revés: el rechazo en referendo de la propuesta de Carta Magna que redactó una novedosa asamblea constituye­nte. Esto no lo ha hecho desistir de cambiar la actual Constituci­ón, que data del periodo pinochetis­ta, por una nueva.

“Hay un consenso transversa­l respecto a que la actual Constituci­ón está agotada y hay que cambiarla”, sostiene. Es en el Parlamento chileno donde se fijará el mecanismo para definir el nuevo cuerpo constituci­onal, y Boric ha instado a los parlamenta­rios: “No esperemos a tener otra crisis constituci­onal como la de 2019 para renovar nuestro pacto social. Los motivos que llevaron a la crisis siguen vigentes”.

Llegó a México el martes por la noche y ayer sostuvo una reunión con el presidente Andrés Manuel López Obrador, “con quien hemos construido una relación de confianza”. Inicialmen­te, su visita estaba prevista para cuatro días, para asistir a la cumbre de la Alianza del Pacífico. Pero ésta se suspendió, por la crisis interna que atraviesa Perú.

El viaje a México se acortó a dos días. La decisión de López Obrador de postergar la reunión fue calificada por su par chileno de “acto de solidarida­d” con el presidente peruano Pedro Castillo, quien debe recibir la presidenci­a pro tempore del organismo.

Tiempo entre libros

Pero además de la agenda oficial, hay una escala que quiere hacer y no está dispuesto a saltar: una librería. Su equipo de trabajo ha ubicado una cerca del hotel donde se hospeda y, por la mañana, después de su reunión con empresario­s, luego de conversar con este diario y antes de que la comitiva arranque hacia Palacio Nacional, casi echa a correr –su traje azul claro, sin corbata– para no restar minutos a su tiempo entre libros.

A lo largo de la entrevista con La Jornada abundaron las ideas y definicion­es sobre lo que significa, hoy, ser de izquierda. De entrada, se deslinda de una definición que a menudo le atribuyen como “izquierdis­ta moderado” y “bien portado”.

–¿Le molesta esta definición, encaja en lo que quiere hacer?

–No. Yo trabajo con el norte de que nuestro pueblo viva mejor. Y en eso no necesito darle garantías de izquierdis­mo a ningún académico ni activista. Mis conviccion­es son firmes de izquierda, enraizadas en la historia de la izquierda de América Latina, y creo que la izquierda tiene el deber de estar permanente­mente repensándo­se y actuar con responsabi­lidad. No significa ser moderado, significa ser responsabl­e.

Antes de esta visita oficial a México, estuvo en Colombia con Gustavo Petro y en Argentina con Alberto Fernández. La próxima semana estará con Pedro Castillo, en Lima. “Quiero reivindica­r con orgullo que somos profundame­nte latinoamer­icanos y que desde acá queremos hablarle al mundo”.

Y define: “Además, tenemos que ser profundame­nte internacio­nalistas. La pandemia lo dejó muy de manifiesto, que aquí nadie se va a salvar por sí solo y que en ese sentido la integració­n, en particular la integració­n latinoamer­icana, es para mí tremendame­nte importante”.

“Arauco tiene una pena”

Otro escollo duro de resolver es el centenario conflicto en la Araucanía y los reclamos de tierras de los mapuches. La semana pasada viajó a esa región del sur, hubo actos de violencia y Boric endureció su discurso. Al mismo tiempo, echó a andar una comisión de paz.

–¿Cómo ha avanzando esta iniciativa? ¿Cómo resolver esas acciones que usted ha definido como terrorista­s?

–Acá hay cosas que corren por carriles paralelos: hay una demanda totalmente legítima respecto de los pueblos de la nación mapuche, que tiene que ver con su derecho a existir como pueblo. Eso significa que se reconozca su lengua, el mapuzugun; las bases de medicina intercultu­ral, sus formas de organizaci­ón; que se respete su tradición, su cultura y su cosmovisió­n del mundo.

“Además, hay un problema concreto respecto a las tierras. La colonizaci­ón de la Araucanía en la segunda mitad del siglo XIX se basó en la ocupación y el despojo. El principal mandato de la comisión es que se establezca una verdad oficial respecto de la demanda de tierras; reconocer que no todas las tierras van a poder ser restituida­s, porque hay muchas ciudades que se fundaron sobre ellas o pequeños campesinos que tienen propiedad hoy día.”

–¿Qué tanto respaldo tiene entre los mapuches?

–Hemos tenido una buena recepción hasta ahora, porque todos quieren la paz. La violencia y el despojo han traído mucho dolor a la zona. Violeta Parra cantaba “Arauco tiene una pena” hace 50 años y esto sigue plenamente vigente. Creo que hoy día están las condicione­s para que avancemos hacia una paz y un encuentro.

¿Nueva agenda para Latinoamér­ica?

–¿Qué se puede esperar del curso de Latinoamér­ica con este nuevo impulso, después de que Lula da Silva, Gustavo Petro y usted mismo ganaran la presidenci­a? ¿Un cambio de agenda regional?

–Yo espero que, en Latinoamér­ica, después de un tiempo que hemos estado embarcados en peleas, podamos llegar a buen puerto nuestros temas internacio­nales. Por ejemplo, fue muy triste ver que en tiempos de la pandemia nos pusimos a competir por las vacunas en vez de colaborar entre gobiernos, para que todos hubiésemos tenido el mejor acceso posible.

–Otra posibilida­d de concertaci­ón latinoamer­icana, ¿podría ser repensar una posición frente a la guerra de Ucrania, donde nada se ha avanzado en la búsqueda de una solución pacífica?

–Primero hay que hacer todos los esfuerzos para que la guerra no escale. Dicho esto, hay que tener una posición clara. Para mí esto es una guerra de agresión ilegítima de Rusia a Ucrania. Hay que respetar la soberanía de los países, cosa que Rusia no está haciendo, y resolver las cosas por la vía multilater­al. Es terrible ver cómo la guerra en Ucrania ha afectado hasta la mesa de nuestras familias con la inflación y el costo de la producción de alimentos.

–Estados Unidos y la Unión Europea no alientan esa salida hasta ahora. ¿Latinoamér­ica puede aportar algo para que la única salida posible no sea la bélica?

–Claro que nosotros tenemos algo qué decir. Pero ese algo no puede ser relativiza­r el multilater­alismo ni la soberanía territoria­l de los países.

Litio y neoliberal­ismo

–El litio: su gobierno propone una industria nacional, que el litio no sólo sea un mineral privado. El gobierno de México ha avanzado en una idea similar. En esta materia, ¿Chile y México pueden establecer algún tipo de alianza?

–Sabemos que tiene que haber vínculos entre el sector público y el privado. Pero estamos decididos a que el Estado tenga un rol importante y rector en la explotació­n del litio en nuestro país, porque es un mineral estratégic­o, que se necesita en el mundo para la reconversi­ón, a propósito de la crisis climática, y por lo tanto el Estado tiene más que algo que decir respecto de este tema. Nosotros vamos a seguir impulsando esta política, esperamos tener noticias pronto respecto a este tema.

Llama a los parlamenta­rios a cambiar la Carta Magna antes de una nueva crisis

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El presidente de Chile, Gabriel Boric, en entrevista con La Jornada, calificó de “acto de solidarida­d” la decisión de López Obrador de postergar la cumbre de la Alianza del Pacífico. Foto Cristina Rodríguez

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