Acerca del INE y “la paradoja de la democracia”
Jacques Rancière, al definir lo que él llama “la paradoja de la democracia”, menciona que en un sentido es un conjunto de instituciones y procedimientos, una forma de gobierno en la que políticos y tecnócratas, en parte electos a través del voto popular, trabajan por el bien común.
En otro sentido, democracia es una forma de vida social, un antagonismo permanente en el que nadie goza por derecho innato o heredado para gobernar sobre los otros.
Pareciera que el INE y sus consejeros entienden la democracia en términos de tecnócratas y burócratas que defienden su propio bien común, como usar 78 mil millones de pesos en servicios personales que hasta incluyen servicio de tintorería; su vida de privilegios y despilfarro genera una suerte de eccema en el erario, y para disimularlo, qué mejor que un popelín bien planchado.