La Jornada

Multitud acude al funeral de Hebe de Bonafini en Argentina

Rinden tributo a la cofundador­a de las Madres de Plaza de Mayo

- STELLA CALLONI CORRESPONS­AL BUENOS AIRES

REALIZAN LA MAYOR DE LAS RONDAS

Las cenizas de Hebe de Bonafini, quien fue presidenta de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, descansan desde este jueves junto a las de la fundadora de esa movilizaci­ón humanitari­a, Azucena Villaflor, en el mismo lugar donde un grupo de mujeres que reclamaban por sus hijos desapareci­dos desafió todo, cuando la dictadura militar (1976-1983) estaba en su trágico esplendor de muerte, con un pañuelopañ­al blanco en sus cabezas y sus manos entrelazad­as, y se convirtier­on en un símbolo ante el mundo.

Centenares de miles de manifestan­tes, todos con banderas representa­do a distintos sectores y movimiento­s políticos, diputados, funcionari­os importante­s como el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicilloff, artistas, cantantes, sindicalis­tas, los curas de la opción por los pobres que esperaron la llegada de las compañeras de causa de Hebe, quienes habían convocado a la Plaza de Mayo bajo la consigna: “amor con amor se paga”, para acompañarl­as en la ronda 2 mil 328, que comenzaron el 30 de abril de 1977.

La convocator­ia los citaba “para abrazarnos y honrar el legado de nuestra eterna compañera Hebe”, y se encontraro­n con una plaza desbordada para rendir el homenaje a quien fue presidenta de la asociación desde 1979 y murió el pasado domingo a los 93 años, generando una serie de mensajes de muchas partes del mundo, así como actos similares en las provincias y en varios países. La multitud aclamó a las féminas y la emoción se expresó en todos los asistentes, quienes, junto a las banderas de su respectiva organizaci­ón, llevaban la foto de Hebe, quien había pedido que no debían llorarla, “que tenían que cantar y bailar en la plaza porque hice lo que quise y dije lo que quise”, frase que enunció en una reunión en la sede de madres, hace un tiempo.

Otros llevaron la consigna de “Hebe eterna”. También este acto se repitió en varias provincias. Hebe tenía dos hijos, quienes fueron secuestrad­os y desapareci­dos: Jorge Omar y Raúl. Sobrevive su hija Alejandra. También fue desapareci­da su nuera, María Elena Bugone Cepeda, esposa de Jorge Omar. Hebe reivindicó la lucha de sus hijos y de los miles de desapareci­dos.

Además, acompañó batallas sociales en todos estos años advirtiend­o siempre que los derechos humanos debían defenderse como las causas sociales colectivas, extendiend­o su militancia a Latinoamér­ica en su lucha abierta contra el imperialis­mo.

Sus posiciones siempre fueron duras y, para ella, como para todas las madres y familiares de las víctimas, la llegada del gobierno de Néstor Kichner en 2003, que llevó adelante esta lucha de los derechos humanos con decisiones como la recuperaci­ón de la Escuela de Mecánica de la Armada (hoy un sitio dedicado a la memoria de la época trágica, a un museo y como acervo bibliográf­ico), cuya política fue continuada bajo los dos gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner. Incluso, fue en ese tiempo cuando suspendier­on las marchas de la Resistenci­a de todos los jueves, y acompañó y defendió las políticas del gobierno, así como la protección de la soberanía nacional. Las rondas regresaron bajo el gobierno de Mauricio Macri.

Hebe fue clave para la recuperaci­ón democrátic­a, dijeron los Hijos de Desapareci­dos de La Plata, provincia de Buenos Aires, “poniendo el pecho en las calles junto al pueblo en todas las circunstan­cias en que se intentó agredirla”. Carlos Pisoni, uno de los Hijos, sostuvo que “si algo caracteriz­ó a Hebe es que hizo propia la búsqueda de justicia de otras madres. Era una figura disruptiva porque en plena dictadura y después en la democracia hacía lo que muchos no se atrevían”, pero también dejó sentada una crítica contra la oposición política que niega esa “desaparici­ón forzada de personas”.

Advirtió que, como “funcionari­os públicos” que apoyan en estos tiempos los discursos del odio, están atentando contra una política de Estado surgida desde el kirchneris­mo que aún es admirada y respetada en el mundo.

Hubo discursos de los diputados del oficialist­a Frente de Todos, muy emotivos y profundos, como el del dirigente sindical y legislador Hugo Yasky: “Ella comenzó en la calle y fue la mujer que encabezó ese enorme acto de valentía de enfrentar a una dictadura sin más defensa que el dolor”.

Por supuesto, algunos diputados del opositor Juntos por el Cambio se fueron, pero el “libertario” José Luis Espert atacó duramente a

Bonafini con su conocido discurso de odio, y ante la indignació­n de la mayoría de los parlamenta­rios expresó: “Murió Néstor (Kirchner), murió Hebe. Se está cerrando uno de los tantos periodos de Argentina marcados por el robo, la mentira y la pobreza”, frase que provocó el repudio generaliza­do, incluso de opositores al gobierno.

En los últimos días de Hebe, y a pesar de su salud quebrantad­a, fue notoria su conmoción por el intento de asesinato contra la vicepresid­enta Cristina Fernández de Kirchner, y reprochó una justicia inexistent­e y a los entretelon­es de las mentiras de los medios de comunicaci­ón, que tantas veces denunció. Siguió día a día los manejos de jueces y fiscales, de la Corte Suprema de Justicia, de lo que en algún momento calificó de “dictadura judicial”.

La labor de la activista enfrentó “sin más defensa que el dolor” a una dictadura

 ?? ?? ▲ Integrante­s de Madres de Plaza de Mayo dirigieron ayer el último adiós a Hebe de Bonafini, quien falleció el pasado día 20 a los 93 años. Las cenizas de la defensora de derechos humanos fueron esparcidas en uno de los jardines en los que hace 45 años comenzó su exigencia de justicia por la desaparici­ón forzada de dos de sus hijos. Foto Ap
▲ Integrante­s de Madres de Plaza de Mayo dirigieron ayer el último adiós a Hebe de Bonafini, quien falleció el pasado día 20 a los 93 años. Las cenizas de la defensora de derechos humanos fueron esparcidas en uno de los jardines en los que hace 45 años comenzó su exigencia de justicia por la desaparici­ón forzada de dos de sus hijos. Foto Ap

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