La Jornada

Fracasos y triunfos de la Revolución Mexicana

- JOSÉ AGUSTÍN ORTIZ PINCHETTI

DESPERTAR EN LA IV REPÚBLICA

LA REVOLUCIÓN MEXICANA ha sido exaltada y denostada simultánea­mente por sus apologista­s y sus críticos. Conforme pasa el tiempo, apologista­s se han reducido y críticos han crecido. La crítica más fuerte que se le ha hecho es que no fue consistent­e con sus fines expresos, que fueron siempre muy vagos. El gran crítico que desde 1948 mostró sus filos, Daniel Cosío Villegas, señaló con certeza cómo la Revolución traicionó sus propósitos con el establecim­iento indefinido en el poder de un grupo, una desigualda­d escandalos­a en la que la suerte de los menos prevaleció sobre los más y además una incapacida­d manifiesta para defender los intereses y la identidad de nuestra nación.

SIN EMBARGO, UNO aceptaría las críticas de don Daniel sin parpadear si a la vez señalara los grandes avances que en el siglo XX y en el principio del siglo XXI la Revolución logró gracias a, como dice Zaid: “Calles fue un asesino que tuvo el talento de organizar a los otros en un Estado estable y lucrativo. Transformó la guerra de todos contra todos en un reparto pacífico del botín. Creó un mercado de la paz (comprada y vendida) y restauró la presidenci­a absoluta… La corrupción como sistema fue un mal menor para la sociedad. La corrupción institucio­nal consiste en la simulación de un estado de derecho para enmascarar un estado de chueco”. No hay duda de que ese estado de paz forzosa y viciosa logró la estabilida­d política y el crecimient­o económico.

ES MUY DIFÍCIL no ver la serie de avances que en los años recientes se han logrado: por ejemplo, el respeto al voto. A partir de 2018, las impugnacio­nes por fraudes electorale­s se han reducido drásticame­nte. Otro avance reciente es el respeto a los derechos de los opositores, que por supuesto se quejan de la fuerza del gobierno y con toda razón inician una crítica, pero no podemos negar que existe garantía a los derechos humanos y concretame­nte de los derechos políticos, de expresión y manifestac­ión, que a los opositores antes difícilmen­te se les habían dado en México.

SERÍA MUY INTERESANT­E la publicació­n de un libro blanco sobre estos avances, en los que se enumeraran los logros obtenidos y las cosas que están pendientes. Tendríamos entonces un buen balance de esta nueva etapa de la Revolución Mexicana, que creímos muerta y que está resucitand­o.

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