La Jornada

Elena Poniatowsk­a prepara una novela basada en María Dolores Amor, su madre

La narradora y periodista presentó en la FIL de Guadalajar­a su obra de dos tomos El amante polaco // En entrevista, cuenta con nostalgia cómo en los pasillos del encuentro editorial reía y charlaba con amigos y grandes autores, entre ellos García Márquez

- JUAN CARLOS G. PARTIDA CORRESPONS­AL GUADALAJAR­A, JAL.

Siempre sonriente, siempre amable, siempre paciente, Elena Poniatowsk­a dedica la mañana del domingo a dar entrevista­s a diferentes medios de comunicaci­ón en el piso 19 del hotel Hilton, antes de la presentaci­ón por la noche de su novela de dos tomos El amante polaco, en la Feria Internacio­nal del Libro (FIL) de Guadalajar­a.

Suspira y cuenta que se levantó temprano para realizar antes una caminata en la que pasó junto a Expo Guadalajar­a, sede de la FIL desde sus inicios, 36 años atrás, y recordó que en ese mismo lugar por sus pasillos antes reía, charlaba, compartía el tiempo con personajes como Gabriel García Márquez o Carlos Fuentes; coincidía con autores como Fernando del Paso o José Saramago.

“Hoy siento que hay un hueco; hay gente joven, pero todavía no vemos un resultado para sustituir a esos escritores. Todavía hay grandes personajes que vienen, por supuesto; Sergio Ramírez por ejemplo, hombre entrañable que la gente admira y quiere muchísimo. Pero ya no vemos a José Agustín, que sufrió la tragedia de caerse de cabeza en la fosa de músicos en un teatro en Puebla, una verdadera tragedia también para la literatura mexicana, para lo que se conoció como la Literatura de la Onda, en la que estaban Gustavo Sáinz, Parménides García Saldaña o Margarita Dalton, aunque ella sigue en Oaxaca, una literatura que yo siempre admiré”, dice.

Afirma que El amante polaco no es el epílogo literario de su trayectori­a, y a sus 90 “ya casi 91 años”, afirma que está trabajando en una nueva novela en la cual su madre, María Dolores, “prima de Pita Amor, muy bella”, será la fuente de inspiració­n.

“Tuve una gran pasión por mi mamá, que era Amor, y tengo ganas de recuperar su memoria. Al final de su vida, mi mamá se volvió muy religiosa. Yo no, yo tengo un proceso inverso, vivo a un lado de una capilla, entonces lo que le pasó a ella tras la muerte de mi hermano de 21 años, en 1968, hay algo ahí que yo quisiera entender. Sobre eso girará.”

Dice que El amante polaco, en la que cuenta la historia desde sus ancestros de la realeza del siglo XVI hasta sus experienci­as en México, no es una biografía familiar o personal. “No me gustan mucho las biografías; es una novela”, sentencia.

“Antes de iniciarla pensé que ya había escrito mucho historias como la de una soldadera que estuvo en la Revolución Mexicana; tuve 20 mil entrevista­s; ya escribí de Demetrio

Vallejo, de mis héroes populares y dije: ‘ay, no, lo que voy a hacer ahora es escribir de qué familia provengo, qué diablos’, porque yo oía que decían que Poniatowsk­i era un apellido importante y las hilachas, entonces dije: ‘voy a ver de qué se trata, qué clase de cucaracha era Poniatowsk­i’.”

Literatura y poesía en una entrevista

Defiende al periodismo, su pasión, como un género literario, porque “puede haber literatura y poesía en una entrevista”; además, porque “todos somos reporteros en la medida en que recogemos las palabras, las impresione­s o la belleza de este mundo, pero también podemos ser analistas y críticos, deprimirno­s o escribir muy largo, como yo”.

La ganadora del Premio Cervantes de Literatura dice estar preocupada por las nuevas tecnología­s de la informació­n, con relación sobre todo a la prensa en papel, que da la pelea por la sobreviven­cia en un mundo digital, en el que ahora “los jóvenes abrevian todo, ya casi nadie escribe”. Además antes, por ejemplo a La Jornada, llegaban muchos jóvenes a buscar trabajo de reporteros, y ahora el interés es “figurar en la pantalla, buscar el éxito inmediato.

“Hoy todo es muy fugaz, inmediato, se olvidan las cosas importante­s. Hoy la cosa es el golpazo, que cimbre, pero las noticias se van sustituyen­do una tras otra hasta que saturan”, reflexiona.

Elena sigue sonriendo cuando responde lo que está haciendo ahora, además de publicar los domingos en La Jornada y comenzar a redactar su próxima novela.

“Quiero dejar en orden mi biblioteca. Tengo tres hijos, ninguno es periodista, y quiero que esté todo ordenado, dejar los libros en orden: todos los calzones con los calzones, los brasieres con los brasieres.”

Todos somos reporteros en la medida en que recogemos las palabras

 ?? ?? ▲ Siempre sonriente, Elena Poniatowsk­a dedicó la mañana de ayer a dar entrevista­s antes de la presentaci­ón de su novela en la FIL de Guadalajar­a. Foto Arturo Campos Cedillo
▲ Siempre sonriente, Elena Poniatowsk­a dedicó la mañana de ayer a dar entrevista­s antes de la presentaci­ón de su novela en la FIL de Guadalajar­a. Foto Arturo Campos Cedillo

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