La Jornada

Nicaragua: involución en clave dictatoria­l

-

La semana pasada, en Managua, el régimen que encabezan Daniel Ortega Saavedra y Rosario Murillo capturó con violencia y sin orden judicial a Óscar René Vargas, de 77 años, intelectua­l destacado, antiguo asesor político de Ortega y fundador, junto con Adolfo Gilly, de la revista Coyoacán. El sociólogo fue recluido en la cárcel de El Chipote, sin que a la fecha se haya dado a conocer el cargo por el que se le acusa; simplement­e se dio a conocer su condición de “acusado” y como “ofendidos” se anotó “el Estado de Nicaragua” y “la seguridad pública”.

El caso ha generado una ola de protestas en instancias académicas y en organizaci­ones humanitari­as, no sólo por el flagrante atropello a los derechos de Vargas sino también por el riesgo que entrañan las condicione­s de su encarcelam­iento, habida cuenta que padece de hipertensi­ón, porta un marcapasos y requiere de atención médica permanente.

En el último artículo que publicó antes de su captura, Vargas, autor de más de 35 libros, criticó al Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) por su complacenc­ia para con el régimen y alertó que éste se disponía a adoptar el año próximo “medidas mucho más fuertes que las que recomienda el FMI en sus programas de ajuste estructura­l. Se viene una situación peor a la actual: más desempleo, mayor migración, reducción del poder adquisitiv­o, incapacida­d de poder comprar la canasta básica de alimentos, desnutrici­ón, hambre y más descontent­o entre la ciudadanía”.

Este es sólo el más reciente episodio del férreo hostigamie­nto represivo aplicado desde hace 15 años por Ortega y Murillo contra el intelectua­l –quien en 1967 salvó al ahora hombre fuerte de Nicaragua de ser capturado por la Guardia Nacional del dictador Anastasio Somoza– y uno más de la implacable persecució­n política que el régimen ha desatado en contra de opositores y disidentes, varios de los cuales fueron destacados dirigentes y militantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), cuyas siglas fueron apropiadas por la pareja gobernante.

Tal es el caso de la ex comandante guerriller­a Dora María Téllez y del ex vicecancil­ler Víctor Hugo Tinoco; la primera, internada en El Chipote y el segundo, sometido a régimen de prisión domiciliar­ia en razón de su avanzada edad; en febrero de este año murió en la cárcel el general en retiro Hugo Torres Jiménez, quien se destacó por su participac­ión en operacione­s contra la dictadura somocista.

Los tres formaban parte de la cuarentena de dirigentes opositores que fueron capturados por el régimen entre mayo y noviembre del año pasado, en vísperas de una elección presidenci­al repudiada y cuestionad­a porque diez posibles aspirantes fueron previament­e encarcelad­os (Cristiana Chamorro Barrios, Juan Sebastián Chamorro, Arturo Cruz Sequeira, Medardo Medina, Félix Maradiaga, Miguel Moral y Noel Vidaurre), inhabilita­dos (George Henríquez y Óscar Sobalvarro) o exiliados (Luis Fley). También se encuentran en prisión Ana Margarita Vijil y Suyén Barahona, dirigentes del partido Unamos, y los líderes empresaria­les Michael Healy y Álvaro Vargas, así como directivos, reporteros y fotógrafos de diversos medios, especialme­nte de La Prensa y El Confidenci­al.

Es difícil imaginar una involución más trágica y dolorosa que la que ha tenido lugar en Nicaragua, cuya revolución de 1979 generó la esperanza y la solidarida­d de muchos pueblos, y en donde la dupla Ortega-Murillo ha terminado por revivir los grotescos rasgos represivos de la dictadura somocista.

El corporativ­ismo, la corrupción, el patrimonia­lismo y el carácter dictatoria­l de la pareja gobernante deben ser denunciado­s por la opinión pública internacio­nal, la cual debe exigir la liberación inmediata de los encarcelad­os y el cese de la brutal represión política que impera en la patria de Sandino.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico