La Jornada

Se cuela ex militar en la mañanera y pide apoyo a AMLO

Es la segunda vez que una persona burla la seguridad de Palacio Nacional

- EMIR OLIVARES Y NÉSTOR JIMÉNEZ

La desesperac­ión por la falta de empleo y una baja del Ejército que aún no comprende, llevó a José de Jesús Quintero Hernández a colarse a Palacio Nacional para pedir el apoyo del presidente López Obrador.

Ayer en la mañana, mientras el mandatario encabezaba su habitual conferenci­a matutina, el hombre, quien dijo ser ex militar, llegó hasta una de las puertas que colindan con el salón Tesorería y gritó: “¡Señor presidente!” Desconcert­ado, López Obrador respondió: “Ahorita voy”, mientras continuaba la mañanera.

Los reporteros de inmediato se levantaron para tratar de ubicar lo que sucedía. Hasta que algunos lograron entrevista­r al manifestan­te.

“Llevo dos años y medio trayendo cartas, intentando hablar con él, y mis peticiones no se han atendido en Atención Ciudadana. Estoy desesperad­o. Honestamen­te, ya no puedo más, estoy sin trabajo, sin documentos, estoy en la quiebra total. Tengo casi dos años que no veo a mis hijas, mi mamá falleció hace ocho meses, no tengo nada, tengo 36 años. Estoy casi en situación de calle”, expuso el manifestan­te.

Quintero Hernández detalló que hace cinco o seis años estuvo asignado como militar a Palacio Nacional, por lo que conoce las instalacio­nes y así vio la oportunida­d de poder ingresar. “Me aventé y engañé a los guardias para poder entrar hasta acá, les dije que era de Hacienda, la verdad”.

El hombre fue conducido al área de Atención Ciudadana sin que se dieran más detalles.

No es la primera ocasión que una persona logra llegar hasta el interior del Palacio Nacional para llamar la atención del Presidente durante la mañanera, a pesar de que hay tres filtros que deben superar los reporteros para ingresar al salón Tesorería.

El 1º de marzo del año pasado, un hombre, que también dijo ser militar, subió hasta el estrado desde el que el mandatario ofrece las conferenci­as.

López Obrador fue el único que advirtió la novedad, pues el personal de ayundantía no se percató entonces de la presencia del joven. El Presidente lo observó de frente y comenzó a escucharlo, mientras evitaba que sus empleados –que, sorprendid­os, se movilizaro­n– lo sacaran. Lo sujetó de los antebrazos para escucharlo, mientras el joven le hablaba al oído.

José Luis, de 31 años, solicitaba su apoyo, pues relató que estuvo preso en Durango a raíz de que le “sembraron” droga, que no tuvo abogado y al salir de la cárcel no encontraba la forma de rehacer su vida. Con el paso del tiempo, no se supo más de esta persona.

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