Marcha de inagotable creatividad popular
El hombre moviliza multitudes, al pueblo. Bastaron algunos exhortos y alrededor de dos semanas para poner en movimiento a Morena y aliados, sindicatos, organizaciones y ciudadanos. Es una perogrullada, pero inevitable repetirla, es el centro de gravedad en torno al cual gira la variopinta militancia Morena, la funcionalidad gubernamental y me atrevería a afirmar que el país: las mañaneras dictan la agenda diaria a la nación.
Los convocados arribaron en autobuses rentados, en avión, autos, el metro, peseras y autobuses de línea; recorren cientos o miles de kilómetros para ver a su Presidente, se decepcionan cuando llegaron tarde y ya pasó o la multitud que se arremolina en torno al hombre les impide verlo.
Regresan a sus ciudades, pueblos, comunidades y rancherías felices y satisfechos porque vieron a su Presidente, marcharon con él o no lo vieron, pero ahí estuvieron, apoyándolo, festejando con él, porque es cierto, no está solo.
De la inagotable creatividad popular, destaco dos frases: “No vine por mi torta, vine por mis huevos”, y una de los pueblos originarios: “Somos indios pata rajada. Somos también Amlove”.
Esta marcha no tiene nada en común con las de los zombis de las organizaciones corporativas, en las que se dotaba a los participantes de pancartas, mantas y volantes con frases laudatorias impresas, redactadas por los organizadores.
El hombre regresa al lugar de donde por la mañana partió, le invade una felicidad nunca experimentada, algo extraño flota en el ambiente; con sonrisa doblemente radiante entra al lugar donde vive y despacha, porque esta marcha