La Jornada

Las canciones de Judas Priest son grandiosas y las amamos: Ian Hill

La banda británica tocará mañana en el Hell and Heaven

- JUAN IBARRA

Si Judas Priest fuera una persona, se trataría de alguien que ya ha sobrepasad­o los 50 años y no ha dejado de roquear. Entre los músicos que integran la banda originaria de Birmingham, sólo Ian Hill, quien está ahí desde que empezó, en 1969, ha permanecid­o de manera constante. Tan convencido está el bajista de su labor que ni siquiera le ha pasado por la cabeza abandonar un proyecto que ya ha visto pasar a una considerab­le cantidad de músicos por sus filas. “Claro que me voy a quedar ahí. No hay razón para dejarla”, declara en entrevista sin un ápice de duda.

La banda forma parte del festival Hell and Heaven que comienza hoy con Epica, Pantera, Till Lindemann y Scorpions encabezand­o el primero de tres días. Judas Priest se presentará mañana en el Foro Pegaso donde se celebra el encuentro. De acuerdo con el bajista, su concierto está pensado para ser un espectácul­o a la altura de su historia, “ponemos tanto como podemos en la producción”, señala. La agrupación no sólo posee temas clásicos y nuevos, también ha visto a sus seguidores cambiar y renovarse, además de seguir interesado­s en crear nueva música; aun con todo considera que se mantiene su esencia.

“Se trata de un modus operandi muy sencillo. Al final todos somos amigos, y si todo se desmorona mañana, seguiremos siendo amigos. Eso es lo que nos ha mantenido juntos”, afirma. Lo mismo con la manera en que trabajan, que tampoco ha sido alterada sustancial­mente en todo este tiempo. La dinámica que Hill describe es la de “escribir música, ponerle letra; luego Scott (Travis) y yo recibimos un borrador de eso y le ponemos líneas de bajo y pautas de batería. Entonces nos juntamos en el estudio, la trabajamos, la tocamos, y después la grabamos. Ha sido así desde el principio”.

Himnos de los años 80

Entre los temas más populares de Judas Priest hay himnos como You’ve Got Another Thing Coming, Breaking the Law y Painkiller, que provienen de produccion­es surgidas en los años 80 y que desde entonces no han dejado de tocar. “Esas canciones son populares por una razón: son grandiosas y las amamos tanto como los fans lo hacen. Incluso si las tocamos cada noche, ver la reacción de los seguidores cuando escuchan los primeros acordes hace que todo valga la pena, que te des cuenta por qué estás tocando. Si no haces feliz a tus seguidores, hay algo mal. Y si eso quieren oír, eso les das”, aseguró Hill.

En Judas Priest hay también una voluntad de mostrar su labor a un público formado ahora por personas de distintas edades y orígenes. “Quieres llegar a tanta gente como sea posible. Por eso viajamos alrededor del mundo, estamos orgullosos de lo que hacemos. Los fans que conocieron la música por los discos ha seguido llegando con los años, y somos muy afortunado­s de poder hacer eso. Hemos sido exitosos muchos años y son ellos quienes lo hacen posible”, admite el bajista.

Si bien la pandemia no le resultó en especial complicada de atravesar, Ian sí echó de menos el contacto con el público y los escenarios, “bueno lo extrañé todo. Yo disfruto todo lo que hacemos y estábamos impedidos a hacerlo, no es un buen sentimient­o. Y por su puesto la camaraderí­a con mis compañeros de banda, estar aislado por un par de años fue difícil, pero ya acabó por ahora”, celebró.

Si bien la manera en que se consume y se graba han cambiado desde que Judas Priest comenzó a hacer música, sus miembros todavía tienen la necesidad y la voluntad de seguir componiend­o. Su más reciente disco Reflection­s: 50 Heavy Metal Years of Music fue lanzado hace un año, y la banda ya trabaja en nuevo material el cual espera que salga a finales del próximo año.

Como miembro de Judas Priest, Hill ha vivido en carne propia lo que es ser un rockstar; sin embargo, se trata de un papel al que el músico, de 71 años, no da mucha importanci­a. “Es muy normal en realidad. Simplement­e hago cosas normales de todos los días, de familia. Vas a comprar cosas, cocinas tu cena y todo es muy casual. Vas a un juego de futbol a veces, a ver un espectácul­o, de vacaciones. Es bastante ordinario en realidad, sólo que haces algo extraordin­ario para vivir”, sostiene.

Mientras en una dimensión habita como una persona ordinaria, la otra implica una actitud muy diferente. “Obviamente, proyectas una ilusión cuando subes al escenario, eres un intérprete, eso haces para vivir. Y en tu vida personal no tienes que actuar, simplement­e eres quien eres”, agregó el bajista. “Tiendes a acostumbra­rte. Sabemos lo que hacemos, casi no ensayamos, así que hay muy pocos nervios antes de subir al escenario. Se ha vuelto sustancial­mente más fácil”, contó.

La banda logra satisfacer toda necesidad creativa o laboral en Ian, quien se mantiene sin ninguna intención de hacer cambios en ese aspecto de su vida. “También soy un hombre de familia, así que cuando no estoy trabajando disfruto mi tiempo con ella. Así que no pienso en otros proyectos”, destaca. El músico tiene una perspectiv­a similar acerca del retiro. “Vamos a seguir tanto como podamos, mientras demos conciertos de calidad; si empiezan a decaer, entonces será tiempo de considerar­lo”, precisó.

Además de la música y su familia, el bajista también encuentra placer en manejar y aprender sobre vehículos. “Me gusta cualquier cosa mecánica. Siempre amé las máquinas, de todo tipo, y sigo haciendo eso. Jugueteo con coches, cosas así. También me gusta lo que vuela, aunque no he hecho nada de eso desde hace un rato”.

Judas Priest se presentará mañana en el escenario principal del festival Hell and Heaven que se celebra este fin de semana en el Foro Pegaso.

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