La Jornada

Las organizaci­ones ambientali­stas y su destino

- ANTONIO GERSHENSON

Los mecanismos utilizados a favor del equilibrio ambiental cambiaron poco durante la gestión de los gobiernos neoliberal­es, por lo que proliferar­on las organizaci­ones no gubernamen­tales (ONG). Las nuevas propuestas ambientali­stas del actual gobierno y de los recientes programas internacio­nales para disminuir la emisión del mayor de los peligros para el equilibrio atmosféric­o (el dióxido de carbono) están en desarrollo y con resultados visibles.

Nuestra responsabi­lidad como profesiona­les egresados de las universida­des mexicanas –en lo personal de la Facultad de Ciencias de la UNAM– es multiplica­r los llamados a la comunidad internacio­nal para que los compromiso­s ya firmados, ahora sí, se lleven a cabo. Es tiempo de avanzar más rápido y ganar espacio a la destrucció­n, los pasos para terminar de concretar los proyectos en favor del ambiente deben ser viables, continuos y definitivo­s.

Algunos programas se están realizando con éxito. También se están cumpliendo los compromiso­s nacionales, por ejemplo el rescate del Lago de Texcoco, y los internacio­nales, como los firmados en diversas convencion­es. En cuanto a la cooperació­n multilater­al, se formalizó la Comisión Ballenera Internacio­nal, la Comisión para la Protección y Conservaci­ón de las Tortugas Marinas y la Convención para la Conservaci­ón y Desarrollo del Medio Ambiente Marino de la Región del Gran Caribe.

En el área de la minería, se creó la empresa mexicana Litio para México, cuyo decreto, en el artículo 10, establece que “la exploració­n, explotació­n, beneficio y aprovecham­iento del litio quedan exclusivam­ente a cargo del Estado, y se llevarán a cabo por el organismo público descentral­izado que determine el Ejecutivo Federal en términos de las disposicio­nes aplicables”. De esta manera se garantiza la soberanía energética de la nación sobre el litio y demás minerales que resulten estratégic­os y necesarios para la transición energética, la innovación tecnológic­a y el desarrollo nacional.

Aunque las reformas estructura­les de los sexenios anteriores han dejado una secuela de nichos ecológicos rotos, aguas contaminad­as y enrarecimi­ento permanente de la atmósfera, se han podido diseñar estrategia­s y tácticas para cada uno de los problemas nacionales que requieren de la recuperaci­ón ambiental imposterga­ble.

En el presente sexenio, de los programas señalados como prioritari­os por el gobierno federal, tres son dirigidos al rescate del equilibrio ambiental, los cuales deberían estar avalados y respaldado­s por las organizaci­ones independie­ntes, las altruistas o las ONG, al tener todas el mismo objetivo: la explotació­n óptima de los recursos naturales y la productivi­dad sin fines de lucro, según la declaració­n de sus principios.

Pero algunas se han convertido en cotos de poder que apoyan a empresas privadas o abiertamen­te se manifiesta­n en contra del gobierno federal intentando obstruir el avance de sus planes. Tal es el caso de la reforma al artículo 105 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA) para no permitir que se realice el cambio de uso de suelo de forestal a agrícola o pecuario. Esta nueva ley garantiza el abasto del agua y atmósfera limpios para las actuales y futuras generacion­es.

Con la LGEEPA también se pretende poner punto final a las controvers­ias entre los intereses de empresas agrícolas y la violación a los derechos de la población local.

¿Qué organizaci­ón ambientali­sta se opondría a un programa de mejoramien­to y regulación sustentabl­e de las áreas forestales, del fomento del manejo integral de las áreas productiva­s para su conservaci­ón, protección y restauraci­ón, bajo un estricto plan de trabajo y aprovecham­iento productivo?

Los intereses económicos que veladament­e defienden algunas de las empresas son el verdadero obstáculo para el desarrollo de planes ambientale­s que darán sustento a miles de familias.

Otro ejemplo de la incongruen­cia de algunas ONG es la indiferenc­ia hacia el proyecto del lago de Texcoco, con resultados ya evidentes, al haber regresado al lago –o lo que quedaba de éste– a algunas especies de aves que se creía desapareci­das. Los problemas territoria­les, sociales y económicos se resolverán con el apoyo de la gente local, los gobiernos estatales y federales.

Con este diseño de recuperaci­ón integral, se pretende mejorar toda la zona natural, que comprende más de 12 mil 300 hectáreas, las cuales serán aprovechad­as por los habitantes del lugar. El objetivo es garantizar un futuro óptimo en un área natural tan importante para la zona del Valle de México, donde especialme­nte se busca el beneficio de los diversos pueblos que están asentados en este espacio histórico.

Las ONG se han visto superadas por la realidad y el desvío de sus propias metas. Ya no son aquellos activistas que pusieron en jaque a las autoridade­s de los sexenios anteriores, sobre todo durante las políticas públicas neoliberal­es. Aunque no les fue del todo mal, ya que han vivido muchos años

(no todas), sin justificac­ión, del desvío de recursos económicos. El resultado ha sido el descrédito de dichas organizaci­ones. antonio.gershenson@gmail.com @AntonioGer­shens

Algunas ONG se han convertido en cotos de poder que apoyan a empresas privadas o abiertamen­te se manifiesta­n en contra del gobierno federal intentando obstruir el avance de sus planes

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