La Jornada

El lado “B” de Héctor Bonilla

- ERNESTO MÁRQUEZ

EN DICIEMBRE DE 1987, Héctor Bonilla reunió a un grupo de amigos en una de las salas de la Sociedad General de Escritores de México, (Sogem), para presentar un álbum musical que contenía un puñado de canciones de su autoría intitulado Pa’ los cuates. Dicho disco lo había grabado un año antes bajo la dirección musical de Nando Estevané con arreglos de Eugenio Toussaint y pensó en darlo a conocer en concierto íntimo antes que terminara el año.

INVITADO POR MI amigo Marcial Alejandro (compositor y “cuate” de Héctor) acudí al recital poetico-musical de Bonilla. En la sala habían muchos rostros conocidos y algunos seguidores del actor interesado­s en su otra faceta, en su lado “B”, como él mismo señaló.

ACOMPAÑADO DE LOS mismos músicos de estudio Héctor saludó a la pequeña concurrenc­ia entre silbidos de aprobación y antes de entonar sus canciones relató el cómo nacieron y se desarrolla­ron en su imaginació­n estos temas. “Son pinceladas de nostalgia”, dijo. “Nostalgia por un mundo romántico, escritas a manera de cartas, de cartas musicaliza­das”.

POCO SE SABÍA de su faceta como compositor y todos los allí presentes estábamos a la expectativ­a de lo que nos iba a entregar el histrión. Los temas fueron apareciend­o uno a uno y cada cual, al terminar, era aprobado con salva de aplausos. Héctor cantaba con una voz media, casi recitando las líneas, ajustando su voz a la atmósfera sonora. Era su debut como cantante “informal” y se veía que le encantaba transforma­rse en intérprete musical.

LOS TEMAS SE referían a personas tan queridas como su esposa, la actriz Sofía Álvarez o a su hija Paloma. Otros dedicados a personalid­ades como el general Lázaro Cárdenas o la mítica Dulcinea, así como a las ciudades de México y Panamá.

PA’ LOS CUATES, recital y disco, fue la manera de aflorar ese músico que latía en el alma del actor y que no se atrevía a mostrar a un público amplio. Las razones las destaca en el texto que escribe en la contratapa del álbum:

“ACTUALMENT­E UNA CANCIÓN se escribe atendiendo a las ‘necesidade­s’ de un determinad­o mercado, a los vaivenes de la moda y a la opinión de expertos en vender o en competir; por eso la ‘inspiració­n’ está supeditada a estos elementos. Como no aspiro a romper marcas de ventas, como sé que los gritos de la moda dejan de ser últimos con una rapidez ridícula, como a los expertos no les importa la autenticid­ad de lo que escribo sobre mis inquietude­s afectivas, sexuales o políticas y como considero que una canción mía sólo vale la pena si refleja lo que a mí me da la gana decir sin que nadie más opine, sé de antemano que este disco tiene asegurado el fracaso que merece desde que fue concebido; en vista de lo cual está dedicado y dirigido a aquellos que habiendo leído estas líneas tengan la paciencia de escucharlo.”

SIGUIENDO ESA LÍNEA autoral, Bonilla escribió en 2004 un poemacanci­ón intitulado Testamento. Una bella canción que, según me dijo en entrevista, la hizo “con mucho amor” para sus familiares.

“LA ESCRIBÍ TAMBIÉN a manera de carta, dirigida a mis hijos Leonor, Sergio y Fernando. En la pandemia de 2020, aproveché para ponerle música. Por cierto, únicamente menciono a mis dos primeros nietos porque los otros cinco no habían nacido.”

EN EL TEMA, se escucha al primer actor decir con una voz cálida:, “Pues bien mis hijos tres / hago un recuento de todo lo vivido y lo pasado / de lo sufrido y de lo disfrutado / rico que he sido / el más acaudalado / por el caudal de amor que he recibido / a cambio del amor que les he dado / y bien mis hijos tres / es el momento”.

EN LA CARTA-POEMA también destacó que pese a no tener una fortuna, era el más afortunado.“Y bien mis hijos tres / mi testamento / yo nunca he sido práctico / ni serio / y sin fortuna, el más afortunado / dueño de nada / voy al cementerio / encuerado / tranquilo / enamorado”.

Y CONTINÚA, “YO no soy pasado / ni seré futuro / yo estoy siendo / no quise ser el hombre de una esquina / o escusado de pájaros / estatua / o la inmortalid­ad de marquesina”.

EL ACTOR ASIMISMO dejó claro lo que quería que sucediera con él en su último adiós, “Y alguna petición cuando me entierren / si van a hacer mis órganos donar / no se avergüence­n cuando los entreguen porque voy a dejarlos muy gastados / una caja de pino muy barata / y algo será de mí la hierba fresca / que nutrirá mi pudrición sensata”.

TESTAMENTO FINALIZA CON las palabras que se usaron en el comunicado de la familia sobre su muerte “Y el epitafio que estarán pensando / por favor / no una frase almibarada / se acabó la función / no estén chingando, /el que me vio, me vio / no queda nada”.

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