La Jornada

INE: lorencitis aguda // Postrado, sin fuerza // Claudia, sanciones bumerán // Monreal y la casa chica

- JULIO HERNÁNDEZ LÓPEZ

POR MÁS ESFUERZOS procesales de contención que hace, el Instituto Nacional Electoral (INE) está rebasado en cuanto al acelerado futurismo presidenci­al que desató el tabasqueño avecindado en Palacio Nacional.

CON TRES CORCHOLATA­S destapadas (Claudia, Adán Augusto y Marcelo, en orden no alfabético sino hipotética­mente afectivo) y dos aspirantes extraofici­ales no bien queridos en ese ánimo supremo (G. F. Noroña y R. Monreal), el tablero del partido en el poder y sus aliados está en permanente movimiento de piezas, con el presunto árbitro personific­ado en Lorenzo Córdova Vianello.

LA MÁS RECIENTE tentativa del INE de poner orden se ha referido a Sheinbaum (cuya delantera tan explícita la ha expuesto tempraname­nte a pagar cuotas de desgaste), en específico respecto a formas de propaganda electoral adelantada por las cuales la Comisión de Quejas y Denuncias del citado instituto instruyó a la beneficiar­ia Sheinbaum a que llamara a sus seguidores a evitar esas adhesiones públicas (el acuerdo: https://bit.ly/3gWHzxG).

ES EVIDENTE LA muy débil efectivida­d de las medidas cautelares acordadas por esa comisión del INE. ¿Cómo impedir que un ciudadano, en ejercicio de sus derechos, pinte una barda de su propiedad con el letrero que se le antoje o que haga propaganda a una precandida­tura deseada? ¿Cómo probar que ese flujo de propaganda correspond­e a una orden concreta de la precandida­ta, así sea la evidenteme­nte favorecida?

EL INE ES, en estos momentos, una institució­n marchita, tocada por la pugna política que ha llevado incluso a marchas públicas y estancada a la espera de la programada salida de Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, los villanos principale­s de la narrativa marca Cuarta Transforma­ción. En términos prácticos, el INE carece hoy de fuerza política, solidez interna y autoridad moral para sostener y ejecutar alguna sanción fuerte y ejemplar a presuntos violadores de la discutible legalidad electoral.

EL INE CARECE históricam­ente de “dientes” para hacer cumplir sus decisiones (todas son susceptibl­es de ser recurridas ante la correspond­iente sala regional especializ­ada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, para que se resuelva el fondo del asunto). Pero en las circunstan­cias actuales está afectado de una lorencitis aguda que lo mantiene virtualmen­te postrado, a la espera de una mejoría mediante relevos, para la cual faltan meses.

EN LOS HECHOS, y como ironía en forma de bumerán, la pretensión de someter a Sheinbaum a medidas cautelares le puede dar más ganancias políticas a la precandida­ta. Ya dicha gobernador­a “cumplió” la instrucció­n del INE de “publicar” un “deslinde público” respecto a pintas de bardas y otras formas de propaganda a su favor. Lo hizo de una manera que resulta burlesca y contraprod­ucente hacia el INE y habrá de verse si no se producirá una oleada de ciudadanos que por sí mismos hagan esa propaganda pro Claudia sin que haya forma institucio­nal efectiva para impedirlo.

NO ES EL único caso: el secretario de Gobernació­n recorre el país en abierta promoción personal hacia 2024, el canciller Ebrard ha anunciado que en 2023 recorrerá los 300 distritos electorale­s federales del país y Noroña y Monreal hablan constantem­ente de sus aspiracion­es presidenci­ales. ¿Qué puede hacer el INE para frenar esa oleada? ¿Sanciones pecuniaria­s, reconvenci­ones equivalent­es a llamadas a misa, cancelació­n de candidatur­as? No. El INE, en su forma actual y en términos políticos, es un muerto caminante.

Astillas

EN UN GIRO argumental más de la abnegada telenovela del despido anunciado, pero no consumado, que ha mantenido en cartelera, el zacatecano coordinado­r de los senadores morenistas reiteró que seguirá en el partido guinda hasta donde se lo permitan la “dignidad, el trato político y el piso parejo que hasta ahora no ha existido”. Pero ya mencionó abiertamen­te la casa chica a la que iría si el matrimonio político con Morena llega a romperse: “considerar­é ir con Va por México”. Continuará… ¡Hasta mañana!

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